EL-SUR

Lunes 12 de Mayo de 2025

Guerrero, México

Opinión

Nueva rebelión estudiantil

Humberto Musacchio

Mayo 02, 2024

Resulta estimulante que la juventud de Estados Unidos salga en defensa del pueblo palestino, sometido a un persistente bombardeo israelí que destruye escuelas, hospitales, mercados y otros sitios a los que asiste la población civil.
Por supuesto, no puede omitirse que el grupo terrorista Jamás (Hamas) suele ocultarse en esos lugares y tras de su propia gente, pero ni siquiera eso puede ser pretexto para herir, matar o dañar de cualquier forma a niños, mujeres y ancianos.
La jugada del nazi Netanyahu es clara. Retiró a las fuerzas que resguardaban la frontera sur, pese a que sus servicios de inteligencia le advirtieron que Jamás aprovecharía esa oportunidad para intentar un ataque contra uno o más lugares de Israel, como ocurrió.
De este modo, Netanyahu, cuya popularidad iba en picada, “legitimó” una respuesta militar desproporcionada, la que ha causado decenas de veces más muertes y daños que el ataque de la banda terrorista, la que gobierna en Gaza y ni siquiera reconoce a la autoridad palestina con sede en Cisjordania, con la cual México tiene relaciones diplomáticas.
Hoy la franja de Gaza es un escenario de destrucción absoluta, quienes han sobrevivido a los bombardeos israelíes han tenido que trasladarse al sur, son seres despojados de casa, de asistencia médica, de enseres domésticos, de servicios sanitarios elementales, de ropa y de alimentos.
La actual movilización de los universitarios estadunidenses exige a Joseph Biden que deje de apoyar a Netanyahu. Demanda también un inmediato cese al fuego, alimentos para los gazatíes y una paz definitiva en aquel rincón del mundo.
Dentro de Israel también crece la oposición a la guerra y la exigencia de liberación de los rehenes judíos capturados durante el atentado que perpetró Jamás. Pero la conciencia israelí sabe que la violencia hará más difícil cualquier arreglo y casi imposible el regreso de los prisioneros judíos en poder de Jamás.
La exigencia de la juventud estadunidense es que se detenga esa guerra absolutamente asimétrica preparada y dirigida por Netanyahu y sus halcones y ejecutada, lo que está en el centro de las protestas, con armas y apoyo económico, jurídico y político de Washington.
El actual despliegue de la juventud estadunidense es muy similar al que se opuso firmemente a la intervención gringa en Vietnam, la primera guerra en la que Estados Unidos salió derrotado y tuvo que huir con el rabo entre las patas. Las grandes movilizaciones de los años sesenta y setenta no eran del agrado de las autoridades del país vecino, pero nunca llegaron a los extremos de hoy.
Estados Unidos se presenta ante el mundo como el paraíso de las libertades civiles, que incluyen el derecho a la protesta. Sin embargo, la represión contra los jóvenes ha sido generalizada e intensa, con saldo de casi mil estudiantes arrestados y un número indeterminado, pero no pequeño, de golpeados y vejados por los cuerpos policiacos.
El movimiento estudiantil creció en cuestión de unos cuantos días, pero se vienen los exámenes de fin de cursos y se pronostica una caída de la protesta. Es posible, pero el hecho es que otros sectores de la sociedad de ese país se han puesto en pie de lucha contra los que apoyan el genocidio.
Desde luego, no han faltado fanáticos que pretenden confundir al gobierno de Netanyahu con todo el pueblo israelí y extienden su odio a cualquier judío de todo lugar. Por fortuna, esos brotes de antisemitismo hasta ahora son aislados y combatidos por el grueso del movimiento.
De mantenerse la efervescencia estudiantil, no es remoto que veamos movilizaciones muy semejantes a las que hubo en los años sesenta, y no sólo en Estados Unidos, sino en muchos países. En varias naciones europeas están brotando las protestas y en México también.
Por supuesto, Donald Trump ya salió a condenar a los jóvenes, lo que era esperable. Por su parte, Biden pone oídos sordos a los reclamos de la juventud de su país, pero así es esto. Son los grandes capitales, muy destacadamente los de la industria armamentista, los que sostienen las campañas electorales, y los políticos no va a renunciar a ese apoyo. Lo peor es que el votante de EU no tiene para donde hacerse, pues para votar sólo tiene dos opciones: la pésima y la indeseable.