EL-SUR

Jueves 14 de Noviembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Nuevo agrarismo en Guerrero

Arturo García Jiménez

Septiembre 26, 2023

“Para salvar a Guerrero, el campo es primero”, fue el slogan que los comisariados de Guerrero lanzaron cuando iniciaron su proceso organizativo. Y es que en Guerrero, la propiedad social de la tierra representa casi el 80% del territorio estatal, donde habita el 42% de la población que produce la comida para el resto; aquí está la biodiversidad, las minas, los bosques y ahí están las fuentes de agua. Pero además, ha sido el campo el espacio donde por décadas se han generado los problemas; en razón de la pobreza se inició la siembra de estupefacientes, luego arribaron los grupos delincuenciales y controlaron la producción, la venta de armas, la economía, el control de territorios y ahora hasta las administraciones de los gobiernos estatal y municipales. Las noticias diarias constatan lo anterior y han convertido a todos los diarios en notas rojas.
Así, en su segunda convención agrarista realizada en diciembre de 2021 más del 80% de los comisariados signaron el “Acuerdo político para impulsar el agrarismo, el desarrollo rural integral y la gobernanza en el campo guerrerense”, nunca se imaginaron el efecto que tendría, una chispa comenzó a incendiar al país de un Nuevo Agrarismo cuyo concepto aún estaba en construcción.
Se trata de un modelo autogestivo e innovador, con dirección colegiada y que tiene como base inicial a los comisariados electos democráticamente en los núcleos agrarios, sus principios son el apoyo mutuo, la gestión conjunta y la unidad en la acción. El objetivo final es empoderar a las asambleas comunitarias para convertirlas en verdaderos sujetos sociales que garanticen la transformación estructural del campo.
La emergencia de este movimiento ha venido a sacudir al paquidermo reumático agrario que desde las reformas del salinato de 1992 sólo ha visto acumular el rezago agrario, dar el visto bueno a la privatización de más de 6 millones de hectáreas en los territorios de mayor rentabilidad y arreglar nuevos esquemas de usufructo que hoy mantienen arrendadas 12 millones de las mejores hectáreas. Con ello, la propiedad social de la tierra ha descendido al 50.7 % a nivel nacional.
El pasado 10 de abril, después de un arduo trabajo, se realizó la Convención Nacional Agrarista con alrededor de 5 mil participantes de 24 estados de la República. En cantidad y calidad, se logró crear una nueva era en materia de construcción organizativa en el campo, las experiencias de varias décadas de lucha se han concretado en una nueva estructura que tiene como base a los representantes legítimos de los núcleos agrarios, con lo cual quedó configurada la Coordinadora Nacional de Ejidos y Comunidades, cuya bandera, al igual como lo fue el Plan de Ayala zapatista se expresa hoy en el Manifiesto Agrarista.
El Manifiesto hace un llamado a sumar esfuerzos para que sus postulados se conviertan en políticas públicas para reactivar el campo. Bajo la bandera del Nuevo Agrarismo se reivindica al campesinado como un actor indispensable para el desarrollo del país; y a los núcleos agrarios y sus órganos de representación como guardianes de la propiedad social de la tierra. Por ello, con acciones organizadas a ras de tierra, se busca la revaloración del ejido y la comunidad, el rediseño de las instituciones agrarias, una nueva Ley Agraria y un Plan para el desarrollo productivo; el empoderamiento de las mujeres campesinas y el relevo generacional son elementos que cruzan todas las acciones.
El nuevo agrarismo, rescata los principios justicialistas de Zapata y Villa, que pusieron en el centro el derecho de los campesinos a la tierra y el reconocimiento los pueblos indígenas. Es un movimiento acorde a las exigencias sociales y económicas del siglo XXI; que fomenta la preservación y mejoramiento de nuestras semillas nativas; que combate el uso de agrotóxicos; que contribuye a la conservación de la biodiversidad, la producción agroecológica y al fortalecimiento de la agricultura campesina familiar y que fomenta la economía social y los mercados locales.
En diez puntos, se expresan las líneas que guiarán el accionar de este nuevo movimiento, mismas que se resumen en lo siguiente: Impulsar una nueva legislación agraria, rediseñar las instituciones del sector agrario, promover los planes integrales de justicia para los pueblos indígenas, instaurar el gobierno comunitario y participativo, integración de contralorías campesinas, fortalecer la economía social y el comercio justo, impulsar proyectos estratégicos que incidan en la reactivación del campo, impulsar la democracia participativa en los tres ámbitos de gobierno, promover el manejo sustentable de los recursos naturales y el cuidado del medio ambiente y conformar territorios de paz en aquellas regiones azotadas por la delincuencia.
En la ruta de trabajo, ya se tienen compromisos firmados con el procurador agrario, el director del Registro Agrario Nacional y el Tribunal Superior Agrario. El reto inmediato es abatir el rezago en cuatro rubros: depuración de padrones, actualización de órganos de representación, designación de sucesores y elaboración de reglamentos internos. Y si el elefante no despierta, tendremos que sacudirlo. Y como Guerrero ha sido punta de lanza en este proceso, desde todo el año pasado se han venido realizando jornadas itinerantes cada fin de semana en un municipio, tan sólo en lo que va del año se han realizado 36 jornadas en las cuales se han entregado 2 mil 720 documentos y alrededor de 4 mil 500 listas de sucesores levantadas y de manera gratuita. En estas jornadas, los titulares designan a sus sucesores, reciben documentos que estaban en gestión y son asesorados. Se está realizando un diagnóstico en todos los ejidos, en seguida se realizarán reuniones regionales y a partir de aquí se programarán las jornadas por municipio.
En todo este proceso la Coordinadoras de Comisariados de Guerrero, las coordinadoras regionales y municipales jugarán un papel preponderante. Con ello se fortalecerá su estructura para abanderar de manera permanente la transformación del campo; el slogan de “El nuevo agrarismo viene y nadie lo detiene” es la consigna que hoy mueve a los comisariados y campesinos del país.