EL-SUR

Miércoles 31 de Mayo de 2023

Guerrero, México

Opinión

Nuño, triunfalista en la derrota

Humberto Musacchio

Diciembre 08, 2016

Para Aurelio Nuño, quien despacha como secretario de Educación Pública, los fracasos son “avances”, pues al conocerse ahora los resultados de la Prueba PISA (Programme for International Student Assessment de la OCDE) “que se hizo en marzo de 2015”, éstos muestran “que en México no ha habido un cambio en materia educativa en los últimos 15 años”, o dicho de otra manera, “no hemos mejorado, tampoco hemos empeorado y esa es la mejor muestra de por qué se hizo esta reforma”.
En buen castellano, lo dicho por Aurelio Niño significa que en los primeros 27 meses del presente sexenio nada se hizo en favor de la educación, pero eso sí, para el señor Nuño, lo que ahora dice la prueba de la OCDE muestra “la necesidad de la reforma educativa”. Por eso mismo, cabe preguntar si había que esperar los resultados de marras para empezar a plantearse la malhadada reforma, pues según se nos informó estaba incluida en ese paquete de complicidades y cochupos que fue el llamado Pacto por México.
Para Nuño Mayer, “si estuviéramos bien en materia educativa y estos índices de la prueba PISA estuvieran mejorando, posiblemente la reforma educativa no hubiera sido necesaria”. Sí, pero eso se sabía mucho antes de que se aplicara la dichosa prueba, pues de la reforma educativa se viene hablando desde la campaña electoral de 2012 y luego en la “etapa de transición”, en la que Nuño fue coordinador del área de educación del equipo de Enrique Peña Nieto, quien lo hizo titular de la SEP en agosto de 2015.
Pero al señor secretario de Educación se le llena la boca con la palabra reforma e insiste en que la suya, que no del magisterio, “es una reforma global que abarca una transformación de todos los puntos centrales de la educación empezando por transformar un sistema clientelar y corporativo por (en) uno sustentado y basado (sic) en el mérito”.
Lo anterior movería a risa si no fuera una trágica realidad del magisterio, al que desde hace más de medio siglo le fue impuesto desde el gobierno ese sistema clientelar y corporativo, con líderes charros que han sometido a sus representados a formas vergonzosas de actuación política al convertirlos en carne de acarreo en favor de los candidatos priistas. Ese sistema clientelar y corporativo ha condicionado el otorgamiento de dobles y triples turnos, permisos, ascensos y otras medidas a la docilidad de sus agremiados, siempre en perjuicio de la educación.
Pero si todo es un fracaso, queda el pretexto de que “los cambios en materia educativa toman tiempo” y como ejemplo, el secretario cita el caso de Corea del Sur, que hace 40 años era un país más pobre que México y ahora goza de un PIB per cápita que es el doble del nuestro, porque Corea es de esos países que “decidieron apostar por la educación” e hicieron “una reforma como la que estamos haciendo hoy en día”. ¿De veras?
Lo que Nuño no dice es que en el último medio siglo aquí se han anunciado varias reformas sin que ninguna de ellas haya cuajado. Pero ni siquiera está ahí la explicación de que Corea nos haya rebasado en forma tan contundente, pues las causas habría que buscarlas en el desastre económico de José López Portillo y en la política neoliberal, de pleno sometimiento a los organismos internacionales, que se ha seguido desde entonces. En esos organismos mandan los intereses de Estados Unidos, aunque no faltan fieles sirvientes mexicanos de tales intereses, como Ángel Gurría Treviño, quien como funcionario de Hacienda se ganó a pulso el título de “el Ángel de la dependencia”, lo que ahora ratifica al frente de la OCDE.
La reforma educativa de este sexenio ha sido un fracaso. Sin embargo, Nuño ya encontró un pretexto para su derrota y hasta le tiró línea a quien gobierne en el próximo sexenio, porque según él, los procesos “tardan una década, a veces un poco más en madurar, pero por lo mismo la urgencia de continuar con este proceso”, pues “ya se tiene aprobado (sic) una reforma educativa, se tienen políticas públicas nuevas que ya están en práctica y que hay una agenda clara para superarlo” (¿superar qué?).
La cereza del pastel es la conclusión del señor secretario: “La gran diferencia de los resultados de PISA que se presentaron hoy, a (sic) los que se presentaron en los años pasados, es que si bien los resultados son los mismos, la desilusión por esos resultados sigue siendo la misma”. Mario Moreno al frente de la educación de “las niñas y los niños de México”.