EL-SUR

Sábado 04 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión

Octavia E. Butler y las herederas de Lilith

Adán Ramírez Serret

Enero 12, 2024

Octavia Butler (Pasadena, 1947-2006) es uno de los secretos mejor guardados de tres literaturas: la afroamericana, la ciencia ficción y la feminista. Acercarse a su magna obra, en especial a La estirpe de Lilith, de más de novecientas páginas, es tener una compañía fascinante, excéntrica, provocadora y apasionante para nunca estar solo y, sobre todo, para jamás estacionarse en una ideología.
Creadora y partícipe del afrofuturismo, Butler se describía a sí misma de esta forma: “cómoda ermitaña asocial en medio del pesimismo de Seattle, y si no tengo cuidado, una feminista, negra, y por último, baptista, con una combinación imposible de ambición, pereza, inseguridad, certidumbre e impulso espontáneo”.
Butler hace posible lo inusual: tener un activismo político que se concrete en sentido del humor. Normalmente la denuncia es seria, a menos de que hablemos de grandes obras literarias. Es el caso de La estirpe de Lilith (la trilogía Xenogénesis) novela que comienza con una mujer que abre los ojos en plena nave espacial, sorprendida de estar viva. Siente asfixia y su pasado reciente tiene que ver más con los sueños que con cualquier otra cosa “real”. Despertar no está del todo fuera de lo onírico. Está recién reactivada después de –lo que descubrirá más adelante– doscientos cincuenta años en los cuales la humanidad se extinguió por una guerra nuclear.
Está aislada en una habitación con paredes acojinadas, desnuda y sin saber nada. Tiene una cicatriz que le atraviesa el estómago. Los primeros días vive en la incertidumbre, alimentada misteriosamente y sin saber ni remotamente cuál será su destino.
Poco tiempo después aparecen sus captores, los oankali, unos extraterrestres que son una mezcla entre pulpos, plantas y con una trompa de elefante. Uno en especial, se acerca a ella. Es su huésped y es quien la introducirá en su presente y con quien ella se afanará por descubrir su intrigante y no siempre cómodo futuro.
En los cientos de años que estuvo “dormida” dentro de una planta carnívora, Lilith tenía un cáncer al igual que sus padres. Cuando despierta descubre que la enfermedad ha sido eliminada por completo y como todo vestigio, tiene una muy leve cicatriz. Sin embargo, lejos de sentirse feliz, Lilith erra en la nave espacial en medio del universo sin saber qué harán con ella. Sus captores son pacíficos, pero la tratan con la condescendencia de los humanos a los animales. Está en observación, la alimentan, la cuidan, la curan… y ella intuye –como humana que es– que todo debe ser con un fin no muy conveniente para ella.
Los huéspedes son amables a secas. Le informan lo preciso y callan lo que les conviene. Ella se siente incómoda desnuda, y atienden su petición dándole ropas. Después, Lilith les dice que también se siente incómoda con la “desnudez” de ellos, con sus cuerpos viscosos y sus trompas fálicas. También la complace su huésped y se echa algo encima.
La novela es un descubrimiento de para qué pueden servir los seres humanos. La especie que la cura, cuida y secuestra es una estirpe que se caracteriza por su capacidad de adaptación. No solamente a otros climas, mundos y galaxias; también su propio cuerpo se transforma. Por lo que su primer gran interés en los humanos es en las enfermedades que contraen, el cáncer en específico. Les fascina su capacidad de mutar y lo extraen para observarlo.
La gran crítica a la humanidad de la otra especie es su naturaleza jerárquica; saben que esto es un perjuicio en su adaptación a otros universos.
La estirpe de Lilith es un enorme experimento, como todas las maravillosas obras de ciencia ficción como 1984 o El cuento de la criada; obras que, mediante la pregunta qué pasaría si… hacen cuestionamientos fundamentales a la humanidad.
Pero la obra de Octavia Butler no es pesimista, es el ejemplo de la rebeldía de la Lilith expulsada del Antiguo Testamento y asimilada en una novela en la cual su estirpe femenina, rebelde, sexualmente activa y apócrifa resignifica a la humanidad.
Octavia Butler, La estirpe de Lilith, Madrid, Nova, 2021. 928 páginas.