El mundo se enfrenta a un enemigo invisible y desconocido. Acaso la pandemia del coronavirus sea el mayor desafío para la humanidad desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. El pequeño enemigo no distingue fronteras, etnias, razas, credos ni condición socioeconómica. Lo mismo se ceba con los ayatollahs en el Irán totalitario que con los europeos que parecían tener los mejores sistemas de salubridad del mundo. Lo mismo contagia a un trabajador de la construcción que a un primer ministro. Provoca dolor y desolación y zozobra en Nueva York como en Bogotá.
La parálisis de la economía mundial será quizás más destructiva que la lucha contra la pandemia. Probablemente será más caro el remedio que la enfermedad.
En el caso de Guerrero, históricamente en los últimos lugares del desarrollo nacional, el golpe es tremendo al atacar al turismo, motor único de la economía local. Las remesas que envían los miles de guerrerenses desde Estados Unidos tampoco llegarán.
El panorama se ve desolador. Lo primero que debemos de hacer es mantenernos unidos como guerrerenses y como mexicanos.
No hay espacio para el cálculo político electorero. No hay lugar para el protagonismo ni para la simulación.
Los tres poderes y los tres órdenes de gobierno debemos de trabajar unidos, en armonía y en plena coordinación.
Todos debemos de hacer sacrificios solidarios en favor de los que menos tienen y que resentirán de manera más intensa la falta de turismo y de empleo durante varios meses.
Desde la LXII legislatura al Honorable Congreso de Guerrero estaremos a la altura de las circunstancias. Vamos a estar al lado del pueblo de Guerrero haciendo lo que nos corresponda como un solo cuerpo colegiado.
Es momento de hacer a un lado los intereses personales y las aspiraciones políticas. Aquel que se atreva a sacar provecho del dolor ajeno pagará caras las consecuencias.
En las próximas semanas habremos de revisar el presupuesto 2020 para hacer las modificaciones que se requieran para enfrentar a este enemigo con lo que podamos y hasta dónde podamos. Toda agenda política pasa a un segundo plano. Lo fundamental en este momento es apoyar la resistencia contra el virus. Cualquier obra de infraestructura pasa a un segundo plano. Estamos lidiando con la vida de las personas que es lo más importante.
Es necesario que el Congreso del estado presente un plan de austeridad que signifique la obtención de recursos adicionales que deben utilizarse en la compra de cosas tan elementales como equipo y ropa especial para los profesionales de la salud, la instalación de camas adicionales para atender a los enfermos. Necesitamos respiradores, material que garantice la esterilidad, cubrebocas profesionales, ropa quirúrgica, cofias, máscaras, guantes, camas, oxígeno, medicamentos, jabón, gel antibacterial, entre muchas otras cosas.
Al mismo tiempo necesitamos un programa de ayuda alimentaria y de impulso a la micro, pequeña y mediana empresa.
Todos los actores políticos debemos de pensar en el aquí y el ahora. Aquel que se equivoque pensando en el 2021 se estará equivocando terriblemente.
Unidad entre partidos, unidad alrededor de los Ayuntamientos, unidad en torno al Ejecutivo estatal y unidad con el gobierno de la República. Sobre todo, unidad como mexicanos, acatar las disposiciones oficiales, ser solidarios con el familiar pero también con el desconocido.
Unidad nacional para enfrentar juntos a un enemigo rapaz, silencioso, errático y letal.

@ArturoMN