EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Para dejar la crisis, América Latina necesita bancos regionales de fuerte desarrollo

Gaspard Estrada

Abril 21, 2021

 

Por una vez, los analistas especialistas de América Latina coinciden en algo: la región vive la peor crisis de su historia. También piensan, en su gran mayoría, que la solución pasa por una reactivación de la inversión pública, tanto en grandes programas sociales, así como en infraestructura y en desarrollo sustentable. Sin embargo, a pesar de este consenso, los dos principales bancos regionales de desarrollo, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Corporación Andina de Fomento (CAF) –que históricamente han jugado un papel fundamental en el financiamiento de los proyectos estructurantes del subcontinente– viven una crisis de gobernanza que les impide estar a la altura del desafío.
La política latinoamericana vive inmersa en la polarización. Sin embargo, hasta hace poco tiempo, tanto la BID como la CAF habían logrado mantenerse al margen de estas disputas. Las cosas empezaron a cambiar tras la elección de Luis Carranza a la cabeza de la CAF, en 2017. A su llegada, este último cambió buena parte de las políticas impulsadas por su antecesor, en particular en lo relativo a las políticas crediticias del banco.
Pero la nueva política también se extendió al personal que labora dentro de la institución. Las amenazas, el hostigamiento contra empleados de tiempo atrás, y una serie de despidos injustificados –según una estimación publicada en el periódico colombiano El Espectador, fueron casi 100 empleados del banco y por motivos dudosos–, provocaron un clima de cacería de brujas dentro de la institución, en particular hacia funcionarios ligados al gobierno de Evo Morales.
Frente a ello, el gobierno del presidente argentino Alberto Fernández, junto con otros gobiernos, decidió demandar explicaciones al directorio de la CAF, que representa los intereses de los países accionistas de esa institución. Finalmente, después de meses de tensión entre Luis Carranza y el directorio de la CAF, el presidente ejecutivo tuvo que renunciar: su dimisión fue hecha pública a finales del mes pasado. Dentro de algunos días, los países miembros tendrán que ponerse de acuerdo para elegir al nuevo jefe del segundo banco de desarrollo de América Latina (del cual México se volvió miembro con derechos plenos hace algunos meses). Los nombres mencionados en los medios dan cuenta de dos candidaturas con posibilidades de ganar: el ministro de Economía y Finanzas de Colombia, Alberto Carrasquilla, y el secretario de Asuntos Estratégicos de la presidencia de la República de Argentina, Gustavo Beliz. El pronóstico es indefinido por el momento.
En el caso del BID, es situación es aún más compleja. El año pasado, el entonces presidente Donald Trump decidió emprender una iniciativa política osada, en aras de complacer a su base política latina más radicalizada de los estados de Florida y Texas: romper la regla no escrita que da la presidencia del BID a un latinoamericano, y la vicepresidencia a un ciudadano estadunidense. Y para colmo, decidió imponer a su asesor de cabecera para América Latina, el cubano americano Mauricio Claver-Carone, respaldado por el senador de Florida, Marco Rubio. Este último determinó buena parte de la política de la administración Trump para la región, que fue marcada por las agresiones y el desprecio hasta Latinoamérica. Sin embargo, gracias al apoyo de numerosos países de la región –y a la indiferencia de los países europeos y asiáticos accionistas del banco– , la maniobra de Trump funcionó, y Claver-Carone se impuso a la cabeza del BID.
El problema para América Latina ahora es que Biden es el nuevo presidente de Estados Unidos y el equipo de este último no quiere hablar con Claver-Carone. De hecho, varios congresistas norteamericanos han afirmado que no respaldarán el aumento de capital del banco, tan esperado por los países latinoamericanos, mientras el ex asesor de Trump esté a su cabeza. Y la propia administración demócrata ha dejado claro que el BID no constituye la clave de su política hacia América Latina, al no incluir al banco dentro de su ambicioso programa de desarrollo social de Centroamérica anunciado hace unas semanas. Para que América Latina pueda retomar la senda del crecimiento económico y social, es necesario tener liderazgos reconocidos y legítimos a la cabeza de los principales bancos de desarrollo de América Latina.

* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada