EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Para evitar el Alzheimer

Abelardo Martín M.

Abril 09, 2019

Está sobradamente comprobado que quien no conoce (y reconoce) su historia, está condenado a repetir lo peor de lo peor. El desconocimiento del pasado, su ignorancia, conduce a aplicar recetas que ya en múltiples ocasiones han fallado y demostrado su ineficacia.
La ignorancia también con frecuencia va acompañada de la soberbia de no reconocer el desconocimiento de la historia y de las tareas que muchos funcionarios de nuevo ingreso tienen bajo su responsabilidad. La ignorancia es la madre de todas las ocurrencias que el pueblo termina por padecer, agravadas, y por pagar mucho más caras.
Es mucho más frecuente de lo deseable el hecho de que los funcionarios gubernamentales sufran lo que se conoce comúnmente como “síndrome del ladrillo”, esto es que se otorgue a una persona alguna responsabilidad y pierda el sentido de la realidad, sea invadido por la soberbia, la estupidez y la pérdida del sentido de la realidad. Ello ocurre en todas las áreas de la administración pública, no es patrimonio individual exclusivo y sí un mal que cunde.
Esto es lo que ha ocurrido a muchos de los nuevos funcionarios de la 4T, que no han escuchado, de comprender ni hablamos, la sencillez, espontaneidad, experiencia y sentido común que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha intentado imprimir a su gobierno. Hay muchos que no lo entienden, no lo saben, están condenados a repetir las conductas de sus antecesores que fueron no sólo condenados sino rechazados por el pueblo en las urnas. La historia podría repetirse, si se omite la advertencia.
Por eso, resalta el hecho de que, a cincuenta y nueve años de su fundación, ligada desde sus orígenes a movimientos estudiantiles y sociales, no es extraño que el Consejo Universitario de la Universidad Autónoma de Guerrero haya aprobado entregar sendos títulos de doctorado Honoris Causa a tres figuras icónicas de la izquierda mexicana: Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Ifigenia Martínez Hernández y Porfirio Muñoz Ledo.
Acudieron Cuauhtémoc, Ifigenia y Porfirio a la ceremonia que tuvo lugar en Acapulco el viernes pasado, en la cual el rector de la UAGro, Javier Saldaña Almazán, explicó que los reconocimientos se les otorgaron por su calidad de “precursores del cambio democrático en el país”, y “por su contribución histórica en la lucha contra las desigualdades sociales y su aporte científico a las ciencias políticas y humanidades”.
Pese a una problemática de criminalidad, inseguridad y violencia que está muy lejos de resolverse, en Guerrero se viven tiempos de esperanza, los mismos que se han instaurado en todo el país, aunque tal vez aquí de manera más intensa, precisamente porque la situación es más desesperada.
Nuestra entidad es una de las más necesitadas de abatir la pobreza extrema y la desigualdad económica y social, de generar condiciones para el desarrollo y el bienestar de la población, y es en el ámbito universitario donde pueden encontrarse y florecer opciones de transformación y progreso colectivos.
Pero en realidad el esfuerzo tiene que venir de toda la gente y de todos los sectores. Por ello no está desligada la nueva visita del presidente Andrés Manuel López Obrador al puerto, esta vez para inaugurar el Tianguis Turístico 2019.
Guerrero se ha convertido en entidad favorita para el presidente. Sus giras son recurrentes. Las ha hecho desde principios del año. Recientemente vino para asistir a la convención de los banqueros, y ahora para acompañar a los turisteros.
El turismo es el contrapeso a los males que arrastra Guerrero, de inseguridad, pobreza y desempleo, le dijo el gobernador Héctor Astudillo a López Obrador. Y los empresarios del ramo reclamaron al presidente que se hayan cancelado recursos e instituciones dedicadas a la promoción turística: “el que no enseña no vende”, dijeron. Seguro los quejosos se refieren a la decisión de cancelar el multimillonario gasto del Fondo Nacional de Fomento al Turismo, que se pervirtió y se convirtió en una muy costosa agencia de publicidad y relaciones públicas, con lo peor de ambas prácticas, de México. La mayoría de sus funcionarios perdieron la brújula y se sentían satisfechos de publicitar un país que sólo existía en sus spots difundidos en muchos países del mundo. El presidente López Obrador sabe y lo ha repetido, que el turismo es prioritario para su gobierno y está dispuesto a apoyar todas las tareas que se requieran para hacer crecer esta actividad que emplea a millones de mexicanos y es una de las vetas más importantes para explotar en el futuro del país.
En respuesta, López Obrador expuso una tesis que ya ha planteado sobre el rubro: “El compromiso de apoyar el turismo es sincero, vamos a hacer todo lo que esté de nuestra parte. Ponemos énfasis en el desarrollo urbano de colonias populares de las zonas turísticas para aminorar contrastes de zonas hoteleras de gran desarrollo y colonias marginadas en las mismas ciudades”.
Por lo pronto el puerto tiene niveles de ocupación superiores al noventa por ciento, y esta plenitud se mantendrá por el resto del mes. El próximo fin de semana es la víspera de la Semana Santa, y luego viene la de Pascua, todavía de vacaciones para un sector de la población, particularmente en las escuelas. Después llega mayo, mes que concentra días de descanso y celebración diversos. Así que a Acapulco y al resto de los lugares de vacación y recreación les irá bien en las próximas semanas y meses. Ojalá y haya consciencia de esta oportunidad.
Pero los focos rojos siguen encendidos. Sólo por citar el más aparatoso de los hechos recientes, el estallido de un coche bomba en Xaltianguis, zona rural del municipio de Acapulco, muestra que la violencia no sólo no retrocede, sino que adquiere formas cada vez más agresivas. Y aunque Astudillo dice que el turismo es el rostro amable de México y de Guerrero, hay una cara no tan atractiva, la convulsionada que no podemos ignorar o dar por olvidada.
Por eso resulta importante evitar el alzheimer, tratar de no repetir los errores cometidos en el pasado, experimentar nuevas fórmulas en las que la componenda, el tráfico de influencias, la corrupción en cualquiera de sus expresiones dé paso a un trabajo profesional serio, productivo y justo.