Enrique Peña Nieto estuvo ayer 24 de febrero del 2016 en Iguala, con motivo del día de la bandera, ahí donde don José Magdaleno Ocampo la confeccionó en esta misma fecha del año 1821 como un legado de nuestros héroes, ahí donde el gran patriota Vicente Guerrero Saldaña, en forma generosa consumó la independencia, pero también ahí en donde se cometió una de las atrocidades más grandes en la historia de México, que consistió en el asesinato de seis personas –entre ellas tres estudiantes– y la desaparición forzada de 43 alumnos de la escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, el 26 y 27 de septiembre del 2014, de quienes aún se desconoce su paradero.
1.- Desde que ocurrieron los seis asesinatos y la desaparición de los normalistas, hace ya casi año y medio, Peña Nieto no se había dignado en venir a Iguala, sus múltiples, ocurrentes y recurrentes viajes al extranjero sin ningún resultado, derrochando los impuestos del pueblo, lo han tenido muy entretenido; pero ahora, aprovechando una fecha simbólica, vino a cumplir un ritual del poder, a rendir un falso homenaje a la bandera, a utilizar el aparato del gobierno para mandar un mensaje mediático que será repetido por todos los comunicadores a su servicio, de que él es venerador de nuestros símbolos nacionales, de que su gobierno fomenta los valores cívicos, nuestra nacionalidad y los sentimientos patrióticos, mientras que los padres de los estudiantes asesinados y desaparecidos, con dolor y desesperación recorren en caravana los estados del noreste del país para exigir justicia.
2.- La actitud de Peña Nieto respecto de las graves violaciones a los derechos humanos cometidas en contra de Daniel Solís Gallardo, Julio César Ramírez Nava y Julio César Mondragón Fontes (estudiantes normalistas), David Josué García Evangelista (joven futbolista del equipo Avispones de Chilpancingo), Víctor Manuel Lugo Ortíz (chofer) y Blanca Montiel Sánchez –todos asesinados–, y los 43 alumnos desaparecidos, desde un principio ha sido muy deplorable, ya que consideró que no era un asunto relevante para el gobierno federal al resolver que lo atendieran las autoridades locales, y hasta que la presión de la opinión pública nacional e internacional lo hizo reaccionar tardíamente ordenó que la Procuraduría General de la República (PGR) atrajera el caso, y como tenía asuntos más importantes que atender, tardó más de un mes –hasta el 29 de octubre del 2014– para recibir a los padres y compañeros de los normalistas asesinados y desaparecidos.
3.- Peña Nieto ha intentado dar carpetazo al asunto de los seis asesinatos y de los 43 alumnos desaparecidos, por ello es que aquí mismo, en Guerrero, en la inauguración del puente de Coyuca de Benítez el 4 de diciembre del 2014 conminó a superar el caso, a olvidar el hecho, a no detenerse en ese asunto, es así que validó la supuesta “verdad histórica” que por conducto de la PGR dio su gobierno respecto del paradero de los 43 normalistas desparecidos al afirmar que fueron incinerados en el basurero de Cocula, lo cual ha sido refutado con dictámenes científicos, tanto del especialista José Torero, como del Equipo Argentino de Antropología Forense, quienes han confirmado que no hubo tal incendio donde supuestamente fueron incinerados los 43 estudiantes desaparecidos.
4.- La visita de Peña Nieto ayer a Iguala, no tuvo ningún sentido ni resultado para las familias de las personas asesinadas y de los 43 normalistas desaparecidos, no hubo ningún compromiso ni anuncio nuevo con esta causa de ¡justicia! Vino y pasó sin pena ni gloria. La bandera seguirá siendo para el pueblo de México, como dice el juramento, un símbolo de unidad de nuestros padres y nuestros hermanos, y como escribió el gran poeta Juan de Dios Peza, Flota libre y feliz, ¡bandera santa!/Tu nos das los mayores regocijos/Y siempre que una mano te levanta/Los anhelos del pueblo en ti están fijos/Y antes que hollarte la extranjera planta/Morirán junto a ti todos tus hijos/¡Que mientras haya patria y haya gloria/Sin manchas flotarás sobre la historia!

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