Marcial Rodríguez Saldaña
Enero 18, 2018
Como según su percepción, no hay problemas graves que resolver en el país, Peña Nieto se da tiempo suficiente para intervenir abiertamente en las precampañas para la elección del nuevo Presidente de la República.
1.- La obsesión de Enrique Peña Nieto y del grupo que lo sostiene para mantenerse en el poder político-económico de México a toda costa, lo lleva a cometer crasos errores en su gestión, como son la de desatender los complejos problemas por los que atraviesa el país como la inseguridad, la corrupción y la pobreza, para dedicarse a intervenir en las precampañas presidenciales que se desarrollan en estos días, semanas y meses. ¿cuál es la razón para querer darle continuidad y seguir imponiendo el modelo neoliberal que ha promovido Peña Nieto? ¿ha mejorado la seguridad? ¿se ha combatido la corrupción? ¿se ha disminuido la pobreza? La respuesta es clara, ninguno de estos problemas se ha resuelto, al contrario se han agravado, y es por ello que Peña Nieto goza de los más bajos índices de acreditación ciudadana y como consecuencia su candidato a sucederlo no puede –desde esta precampaña- superar un lejano tercer lugar en las preferencias electorales.
2.- El 28 de septiembre de 2015, en la asamblea general de la ONU, Peña Nieto queriendo quedar bien con los grandes poderes económicos y políticos trasnacionales fustigó el populismo como un calificativo denostativo. Para Peña, populismo significa promover un programa social de gobierno nacionalista y patriótico que favorezca los intereses, demandas y reclamos de la mayoría del pueblo, y su versión contraria, la del neoliberalismo, representa someterse a los poderes formales y fácticos internacionales, entregarles los recursos naturales como los hidrocarburos, aplicar sus políticas privatizadoras en educación, en servicios y en todos los ámbitos de la vida pública, disminuir al máximo los derechos de los trabajadores, aumentar los impuestos –como los gasolinazos, los tortillazos–, que causan un enorme daño a la economía de las familias más pobres de México.
3.- En una reunión de líderes de América del Norte realizada en Ottawa Canadá, el 29 de junio de 2016, Peña Nieto insistió en cuestionar el populismo, sin embargo el presidente en ese entonces de Estados Unidos –Barack Obama– le enmendó la plana al repicarle con sobrada razón, que el sentido que entendía por populismo era el de justicia social. En realidad Peña Nieto ha buscado en los foros internacionales congraciarse con los poderes facticos trasnacionales, esto se debe a su anti-patriotismo, a su falta de legitimidad, a su carencia de fuerza interna para ser independiente, para defender la soberanía de la nación, pero como está sometido a estos poderes su deber es con ellos, no con el pueblo de México, siente el deber de proteger y defender los intereses de los grupos que lo llevaron al poder.
4.- Los poderes financieros trasnacionales le impusieron a Peña Nieto al candidato presidencial Meade Kuribreña, y él a su vez se los impuso a los militantes priístas. En razón de que este candidato no tiene identidad con los militantes del PRI, que es corresponsable directo de los aumentos a los impuestos de la gasolina, el gas, la luz y la tortilla, su candidatura no prende. Ante estos hechos político-sociales que han lesionado la economía de la mayoría de los electores, lo que diga Meade no tiene ninguna credibilidad, esa es la complejidad a la que se enfrenta el PRI y Peña Nieto, es por ello que este se ve desesperado y con todos los recursos públicos del estado –en su función presidencial, de jefe de Estado, con el sustento de todos los medios de comunicación–, se mete a la precampaña presidencial. Peña Nieto sabe del gran descontento social, por ello en estos días implora que los votantes no se dejen llevar por el encono social pensando que el voto el primero de julio será emotivo, desconociendo que será un voto racional, ya no por más de lo mismo que representan Meade y Anaya, sino por el cambio que representa AMLO.
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