EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Personas valiosas

Margarita Warnholtz

Agosto 04, 2017

Cada día es más difícil la situación de los migrantes mexicanos en Estados Unidos. Desde la llegada de Trump a la presidencia, además de sus políticas antiinmigrantes (y producto de éstas) se ha desatado en ese país una ola de racismo y discriminación que les afecta cotidianamente. Entre quienes más la padecen están los indígenas, y el Estado mexicano los tiene en total abandono. El presidente y el aprendiz de secretario de Relaciones Exteriores están muy ocupados con los chismes de Trump y con el asunto del muro.
Al igual que sucede aquí en México, son los mismos indígenas, a través de sus organizaciones, los que se apoyan y protegen entre ellos. Un ejemplo de esto es el Frente Indígena de Organizaciones Binacionales (FIOB). Esta organización lleva más de 25 años trabajando en la defensa de los derechos de los migrantes indígenas y sus familias en ambos lados de la frontera, con sedes en varias ciudades de California, en Baja California y en Oaxaca.
Fue fundada por un grupo de zapotecos y mixtecos con el nombre de Frente Mixteco-Zapoteco Binacional en 1991, poco después cambió su nombre al de Frente Indígena Oaxaqueño Binacional porque se le unieron personas de otros pueblos indígenas oaxaqueños y, más adelante, se convirtió en el Frente Indígena de Organizaciones Binacionales, al sumársele gente de otros estados.
Desde sus inicios, entre otras cosas, el FIOB asesora legalmente a los indígenas, realiza talleres de capacitación en derechos indígenas y en derechos de los migrantes, desarrolla proyectos productivos en comunidades de Oaxaca y acompaña en su lucha a los jornaleros agrícolas en Baja California.
Para poder recibir donaciones y realizar su trabajo legalmente en Estados Unidos, el FIOB fundó y registró como organización no lucrativa en dicho país el Centro Binacional para el Desarrollo Indígena Oaxaqueño (CBDIO), a través del cual operan diversos proyectos. Uno de ellos es el de intérpretes indígenas, que consiste en capacitar a personas que manejan alguna lengua indígena, el español y el inglés, para que apoyen como traductores a quienes solamente hablan su idioma originario, principalmente en cuestiones jurídicas y en el área de la salud, pues es en las que son más necesarios. También desarrolla diversos programas culturales en varias ciudades norteamericanas.
Los dirigentes del FIOB, hombres y mujeres, son personas que conocen los problemas de los migrantes y sus familias, pues ellos mismos son migrantes y han vivido en carne propia las injusticias y la discriminación. Entre ellos se encuentran personas muy valiosas que han dedicado toda su vida a defender y apoyar a los demás, como Rufino Domínguez Santos.
Domínguez es mixteco, fue uno de los fundadores del FIOB y creó el CBDIO. Comenzó a luchar por los derechos de sus semejantes desde los 16 años, primero en su comunidad y luego con los jornaleros agrícolas de Baja California (siendo él uno de ellos). Después, cuando cruzó la frontera y se estableció en California, al mismo tiempo que trabajaba en el campo se dedicaba a organizar a la gente, hasta que pasó a laborar directamente en el FIOB y el CBDIO. Fue coordinador general del FIOB varios años y más adelante fungió como director del Instituto Oaxaqueño de Atención al Migrante durante la gestión del gobernador Gabino Cué. Dudó en aceptar el puesto, pero lo tomó porque consideró que desde allí podría también apoyar a sus paisanos. Fiel a sus principios, renunció después de los hechos de represión en Nochixtlán (sucedidos el 19 de junio de 2016 en los que hubo ocho muertos y centenares de heridos en un operativo en el que participó el gobierno estatal) y volvió a Fresno, California a continuar con su trabajo en el CBDIO.
Rufino es una persona sencilla, amable y solidaria, siempre está pendiente de los demás y dispuesto a colaborar en todo lo que sirva para mejorar las condiciones de vida de los indígenas. Dirigentes como él, ya sea aquí o del otro lado de la frontera, son quienes han logrado que se reconozcan los derechos de los pueblos originarios, y no los inventos como el “Día Internacional de los Pueblos Indígenas”. Va desde aquí mi reconocimiento a todos ellos y ellas.