EL-SUR

Jueves 18 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Philip Kerr, el futbol y la literatura

Adán Ramírez Serret

Junio 22, 2018

 

Hubo un tiempo, que ahora me parece lejano y extraño, en que el futbol no interesaba a los intelectuales, y el Mundial, las finales de la UEFA o cualquier otro evento con estas características, no era visto más que como pan y circo, el opio del pueblo, y este deporte era exclusivo de fanáticos que se acercaban rabiosamente, en el imaginario pienso de los maravillosos escritores Carlos Monsiváis u Octavio Paz, a salvajes trogloditas.
No es este el momento ni el lugar para discutir si aquello que juzgaban los intelectuales de antaño es cierto sobre los aficionados del futbol. Lo que sí es un hecho es que este deporte es aceptado de manera unánime por gran parte del mundo, y un Mundial, aunque ahora sea en Rusia e ilusione poco a los habitantes de ese país, paralice el mundo. Y no sólo son los programas deportivos lo que se llena de balones y patadas, sino la vida misma.
Incluso, y perdone aquí el lector de esta columna que no le guste el futbol, este deporte ha terminado por invadir la literatura y sobra decir que los suplementos literarios y los espacios dedicados a la literatura. Se ha hecho tan extremo el caso, al grado incluso que algunas de las plumas de la prosa más brillante de la literatura hispánica, como Juan Villoro o Javier Marías, no sólo aman este juego sino han escrito, y muy bien, sobre él. En el caso del mexicano cuentos y ensayos espléndidos en donde personajes e ideas giran en torno al mundo de los fracasos y éxitos, de las luces y oscuridades, que constituyen este agridulce y agreste deporte.
A estos nombres ya mencionados puedo agregar a bote pronto y con la esperanza de bajar bien el balón en Eduardo Sacheri, Rafael Pérez Gay y Eduardo Galiano. Todos los escritores citados hlatinoamericanos y pensaba que era exclusivo de nuestra lengua el mezclar de forma profunda futbol y literatura hasta que di, con sorpresa y alegría, con la serie que escribió Philip Kerr (Edimburgo, Escocia, 1956-2018), con su detective, futbolista y director técnico Scott Manson. Se trata de una saga que el fantástico autor de novela negra y policiaca escribió con un pie en la tumba, de manera literal pues el cáncer lo devoraba a pasos de gigante, sobre un ficticio equipo London City, que juega en la Premier League en donde todo lo demás, nombres de jugadores, técnicos y propietarios de equipos, son hilarantemente reales.
La historia comienza con el director deportivo del equipo mencionado, London City, Scott Manson, poniéndonos al corriente de su vida, ha estado en la cárcel acusado de manera injusta de violación, con lo cual su vida como jugador profesional se acabó, pero ahora se encuentra felizmente casado con una siquiatra y es asistente del director técnico Joao Zarco (quien es una copia casi exacta del polémico portugués José Mourinho).
Philip Kerr nos introduce con maestría, entre carcajadas, en el suntuoso, multimillonario y estúpido medio del futbol. Sí, lo increíble de estos autores que ya he mencionado y de Kerr cuando escriben de futbol, es que no lo hacen para hacer una apología de su pasión, sino muchas veces todo lo contrario; lo hacen para contar lo mucho que se sufre y lo estúpido que unos adolescentes sean multimillonarios. Así, en esta saga con Scott Manson, Kerr lanza frases como estas: “A veces tengo la sensación de que los únicos en el futbol que tienen los pies en el suelo son los desgraciados que lo siguen. Desafortunadamente, creo que esos desgraciados empiezan a actuar de la misma manera”. O esta otra gloriosa: “El Mundial es una competición que nunca me ha gustado mucho y no sólo por los sobornos, la corrupción, los chanchullos políticos y el puto Sepp Blater…, por no mencionar la mano de Dios en 1986”. Y finalmente: “Yo diría que la única razón por la que me gusta el mundial es porque Estados Unidos es tan malo que es el único deporte en el que Ghana o Portugal le pegan palizas”. Cito estas frases como ejemplo de que esta novela no sólo es para los amantes del futbol sino quizá, me atrevo a decir, para sus más profundos detractores que se pueden relamer los bigotes al descubrir que todo aquello por lo que odian el futbol, es cierto. Así como lo que dice Savater, que no le gusta el futbol pero le encanta los cuentos sobre este deporte de Villoro o Marías.
Y esta novela es también, qué duda cabe, para quienes adoren el futbol, pues se podrán sumergir en sus más privados entresijos y disfrutar de los estadios, vestidores y canchas, y claro, de un jugoso asesinato.
(Philip Kerr, La mano de Dios, Barcelona, RBA, 2016. 414 páginas).