EL-SUR

Viernes 26 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Pioneros

Anituy Rebolledo Ayerdi

Febrero 24, 2022

 

(Última parte)

 

Los cantineros

El primer gran cantinero de Acapulco no llegó de Nueva York y mucho menos de París, vino de Ometepec, Guerrero, y se llamó Salvador Añorve Evaristo. Lo fue de los búngalos Hornos, frente a la playa del mismo nombre, mucho más tarde hotel Papagayo. Su propietario, el general Juan Andrew Almazán, lo construyó sobre una superficie de 22 hectáreas que se agandalló siendo secretario de Comunicaciones y Obras Públicas del presidente Pascual Ortiz Rubio (1930-1932), a quien apodaban El Nopalito, dizque por lo baboso. Superficie, como se sabe, rescatada mucho más tarde por el gobernador Rubén Figueroa Figueroa, para convertirla en el parque Papagayo.
Quien se sentaba en la barra de Chava tenía que escuchar tres narraciones personales y hacerse acreedor con ello a chorritos extras de licor. 1) Cuando consigue, quien sabe dónde, la botella de agua de Seltz exigida por María Félix, aquí, a punto de conocer una sorpresa anunciada por su esposo. “Gracias Chavita, le dice ella, es usted el único hombre decente en esta caballeriza”. La diva llora al escuchar la ofrenda amorosa titulada María Bonita, pero no dará marcha atrás en su decisión de dar por terminada aquella relación tóxica. El Flaco de oro a volar y ella también, pero rumbo a España, tras el torero Luis Miguel Dominguín, según dijeron las Patischapoy de la época.
2) Un beso carmesí de la actriz jolibudense Mirna Loy, estampado en una servilleta. Era ella una de las pocas actrices que había logrado la transición exitosa del cine mudo al parlante; dueña de una filmografía impresionante de más de 100 películas. Descubierta por Rodolfo Valentino en 1925, Mirna debuta en ese mismo año en la cinta Ben Hur para convertirse en la feme fatale del cine silente. Vendrá luego El enemigo Público No.1 con la que tendrá un peligroso diferendo con el mafioso John Dillinger, al desmentirlo de ser su admiradora como aquél presumía. Recibió el título de Reina de Hollywood al tiempo que Clark Gable era declarado El Rey. Murió a los 88 años.
3) Una amenaza mortal con artillería cromada –“¡Aquí te mueres, cabrón!”–, cuando le niegue servicio al general Aldegundo Godínez, tan solo por principios éticoetílicos, al exigir aquél coñac francés con agua de coco. Se ha de decir que la amenaza fue retirada y compensada con un grueso fajo de billetes, además de una disculpa: “es que tengo que mantener mi fama de cabrón o no salgo en la historia”. ¡Uff!

Coctel Papagayo

Chavañorve quien rechazaba ser llamado barman (“es como si me dijeran puto”), creó el coctel Papagayo en calidad de especialidad de la casa (dos chorros de ginebras Gordon y Vols, lo mismo de vermut francés, bitter angostura y granadina. Se adorna con un removedor rematado con la figura del ave de su nombre).

La larga lista

Lo dicho, la lista de servidores pioneros de la hotelería de Acapulco que nos dejó Félix Martel resultó más larga que la de aspirantes a puestos de elección popular: Anacleto Galán, Francisco Ojeda Bravo, Manuel Cortina, Iván Trejo Salazar, José Alcaraz Silva, Carlos Rubio Silva, Guillermo Estrada Mesino, Lino Pacheco, Félix Reséndiz Mendoza, Ignacio Segovia, Raymundo Patiño, Ángel y Leonardo Quiñones Hernández, Agustín Popoca, Antonio Mena Mellín, Daniel Cadena ,Vicente Rodríguez Hernández, Jesús Juárez Guzmán, Arturo Campos, Ceferino Andrew, Pablo González, Liborio Cuevas, Benito Peralta, Manuel Rincón, Manuel Herrera y Félix Ayala.
Cidronio Quintana, Hermilo Flores, Gustavo Nolasco, José Campos, Flavio Vera, Nicolás León, Gustavo Fuentes, Manuel Rodríguez, Conrado Macías, Jesús Rivero, Benjamín Ochoa Maturana, Ángel Duque, Alejandro López, Manuel Fierro, Guillermo Ramírez, Martín Valadez, Pedro Arciniega, Luis Escobar, Leonel Guevara, Daniel Zavaleta, José Revilla, Miguel Rebollar, José Cortés, Genaro Miranda, Ezequiel Alazáñes, Manuel Orduña.

Leonora Amar

El Beachcomber era un lujoso cabaret del hotel Casablanca y cuya estrella más refulgente era la actriz brasileña Leonora Amar, ligada sentimentalmente con el presidente Miguel Alemán. Descubierta la relación por la primera dama de la Nación, la hermosa garota se verá precisada a contraer matrimonio con el actor argentino Luis Aldás. A partir de entonces los amantes serán más discretos.
El cantinero Luis Román Montes de Oca (tío del Notario Esteban Román Miranda. Saludos) fue el creador el cóctel Tropical Casablanca: Ron blanco, (una y media onzas), jugo de piña, jugo de limón, granadina y hielo en cubos. Se sirve en vaso collins y se adorna con piña y cereza. (Si con tres no se le quita el calor, por lo menos se le olvida).

Más pioneros

Gregorio Hernández, Juan Quintana, Fernando Zurita, Manuel Huerta, Espiridión y Maximiliano Robles, Sergio Bello, José Gutiérrez, Ramón Maravilla, Francisco Urías, Alberto Zarza, Agustín Dannel, Agustín Guerrero, Adolfo Moreno, José Cruz, Guillermo Armenta, Salvador Ocampo, Ramón Aguilar, Julián Zamacona, Javier Castillo, Tomás Jacobo, Saúl Andrade, Saúl Catalán, Jesús Chávez, J. Isabel Magaña, Ramón Alcaraz, Manuel Orduña, Mario de la O Figueroa.

Reynold Méndez Salas

Cantinero y deportista fue la extraordinaria dualidad de Reynold Méndez Salas, declarado triunfador en ambas. Atendía la barra del cabaret La Perla, del hotel El Mirador, la que abandonaba sólo cuando competía en eventos nacionales de halterofilia. Sus triunfos lo llevarán a los VII Juegos Centroamericanos y del Caribe, celebrados en Caracas, Venezuela, donde obtendrá el tercer lugar en su especialidad de levantamiento de pesas. Otro acapulqueño, Clemente Mejía Ávila, logrará allá mismo cuatro medallas en natación.
La figura corpulenta de Reynold era familiar en la ruta de su casa en el barrio de El Chorrillo a La Quebrada, cubierta varias veces al día con andar pausado, vestido de blanco, blazer y pantalones holgados y sonriendo cuando la chiquillería lo llame “mastodonte”.
Una noche veraniega, ante la barra de Reynold, los achispados actores Johnny Weismuller y Charlton Heston discuten en torno a los forzudos invencibles del cine de Hollywood, ellos mismos. De pronto, Heston lanza un reto:
–¡Te apuesto, Johnny, a que mi amigo Reynold te gana a las vencidas.
–Weismuller acepta sonriente el reto como diciendo “que me dura este mole”.
El bartender se resiste en un principio porque considera que sería una falta de respeto para su clientela, pero particularmente porque se trata del Tarzán admirado por sus hijos Reynold, Lilia, Hugo, Rebeca, Adauto, Ana Laura y por él mismo. Finalmente, el Moisés de los Diez Mandamientos lo convence de aceptar el reto ofreciéndole el monto de la apuesta.
Cuando doblegue en el primer embate el brazo de Tárzan, hasta golpear con fuerza la superficie de la barra, un Reynold genuinamente preocupado ofrece disculpas al gigantón selvático y el mismo adjudica a las copas el resultado del aquel lance.
¡Cómo disfrutó aquel momento el Ben Hur Heston! ¡Tarde se le hacía para volar a Hollywood y chismear la humillación sufrida por el imbatible Hombre de los Monos!

Hay más:

Humberto Rodríguez Luviano, Erasto Terán, Ángel Ramos, Abel Sánchez, Juventino Nava, Rubén, Francisco y Joaquín Moreno, Fernando Alonso, Sergio Bello, Ángel Ramos, Ángel y Leonardo Quiñones, Víctor Manuel Ceballos, Antonio Torres, Mario Silva, Eduardo Flores, José Martínez, Francisco Morales, Enrique Ayala, Rubén Giles, Fernando Sánchez, Refugio Fuentes, Ambrosio Castillo, Martín Barragán, Miguel Nava, Ignacio Segovia.

Acapulco especial

Desde su trinchera del bar La Pérgola, del hotel Paraíso Raddison, Reynaldo Silva Gatica, creó esta bebida con el nombre del puerto: ron claro (½ media onza), bourbon (¾ de onza), brandy (¾ de onza) jugos de piña y naranja (una onza), granadina (una onza), jugo de medio limón y hielo en cubos. Agítese y adórnese con piña y cereza.

Coctel Acapulco

Onza y media de ron blanco, un cuarto de onza de Tripec sec, medias onzas de jugo de limón y azúcar blanca, media clara de huevo y una ramita de yerbabuena. Se mezclan todo con hielo en una coctelera para servirse en una copa coctelera, Se adorna con una ramita de yerbabuena.

Acapulco de noche

Tequila reposado (1 onza), ron oscuro (una onza), jugo de naranja (dos onzas), jugo de piña (tres onzas) y hielo picado. Se vierte todo en una coctelera y se agita vigorosamente durante 10 segundo. Se sirve en vasos previamente escarchados. ¡Salud!

Caleta special

El cantinero Gustavo Alfonso Sánchez, del bar Fiesta del hotel Caleta, atrajo a muchos sedientos con este su brebaje: ron blanco (una onza), vodka (una onza), jugo de piña, jugo de naranja y jugo de limón. Se sirve en copa Tongolele con hielo en cubos y cherry brandi flotando.

Tropicano special

Durante los buenos tiempos de Rafa Sareñana, el hotel Tropicano ofreció este coctel del barman Vicente Rodríguez Hernández: ginebra (una onza), vodka (una onza), ron oscuro (una onza), jugo de naranja (tres onzas), jugo de piña (tres onzas), granadina (media onza) y el jugo de medio limón. Lo servía en copa Tongolele adornada con flores.

La Cabaña

Román Lobato Ávila atendía la barra de La Cabaña de Caleta cuando concibió esta mezcla: dos onzas de vodka, una de granadina y dos de jugo de naranja, además de un plátano tabasco. Se bate con hielo frappé.

Ritz special

Onza y media de ron blanco, un durazno, jarabe natural y gotas de limón. Se licúa con hielo frappé y se adorna con una cereza y una rodaja de limón. Su autor, Rosendo Heredia Bárcenas, cantinero de La Estancia del hotel Ritz.

Maris special

Vodka, pernod, granadina, jugos de piña y de toronja. Guillermo Estrada Mesino aconsejaba agitar la mezcla con cubos de hielo y adornarla con frutas.

Romano Day’s special

El barman Andrés Sánchez creó este brebaje cuando atendía el bar del hotel Romano: Una onza de ron blanco, una más de brandy y otra de bourbon. Granadina, jugos de naranja y piña y un plátano. Se licuan con hielo frappe y se sirve a punto de nieve adornado con flores y frutas.

30-30

Brebaje acapulqueño no concebido durante la Revolución, como pudiera creerse, sino en Xóchitl, el callejón de los teporochos: 30 centavos de alcohol de 96 grados y una limonada Yoli con costo entonces de 30 centavos. ¡Salú!

Faltaron muchos:

Humberto Rodríguez, José Flores, Ángel Duque, Adán Ponce Fajardo, Gonzalo Morelos, Jorge Hernández, José Borbolla, Jesús Elio Maldonado, Miguel Iglesias, Manuel Pineda, Heladio Rodríguez, Miguel Delgado, César Álvarez, Humberto Lagunas, Felipe Lara, Ubaldo Cuevas, Noé Rojas, Nicolás Gómez, Apolinar García, Edgar Tovar, Enrique Barranco, Antonio Mena, Luis Mucio, Guillermo Ramírez, Manuel Navarrete, Manuel Rodríguez y Merced Delgado.
Gracias, Félix Martell.

Anituy Rebolledo Ayerdi