Marcial Rodríguez Saldaña
Abril 23, 2020
En tiempos de crisis, de adversidades, es cuando se prueba la sensibilidad, la responsabilidad y prudencia de un gobernante. En tiempos normales es más fácil gobernar, muchos lo pueden hacer. En tiempos de complejidades muy pocos.
1.- Ayer 22 de abril, el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, presentó a la nación un plan para enfrentar la crisis económica que ha provocado la pandemia y que tiene variables internacionales que no pueden ser controladas directamente por el gobierno federal, como la caída estrepitosa de los precios del barril de petróleo que llegó a menos cero al inicio de esta semana a causa de la disminución de demanda y de espacios para almacenamiento, así como el contagio del virus proveniente del exterior y su expansión en el territorio nacional.
Se ha declarado por las autoridades de salud federal la fase tres de la pandemia, lo cual implica mayores medidas de confinamiento y como consecuencia también la disminución de la actividad productiva que produce en las personas que no tienen ingresos –o muy pocos ingresos– un estado de necesidad y a quienes el Estado –Gobierno Federal, gobiernos estatales y municipales y todos los poderes públicos– se encuentra obligados a apoyar.
2.- El Plan acentúa la austeridad republicana –que es uno de los principios que guían la Cuarta Transformación de la República y la acción del gobierno federal encabezado por AMLO. Como medidas emergentes se plantea la reducción de sueldos –hasta en un 25 por ciento de manera progresiva– y prestaciones –aguinaldo– de los altos funcionarios de la federación desde subdirectores generales hasta el propio jefe del Poder Ejecutivo Federal. Los juristas ortodoxos cuestionan incorrectamente esta medida arguyendo su ilegalidad, sin embargo no toman en cuenta que estamos en una situación excepcional y que se requieren tomar medidas en esa dimensión.
Por otra parte, se hará un ajuste del aparato burocrático del gobierno federal mediante la supresión de diez subsecretarías y no habrá nuevas contrataciones, se reducirá el gasto corriente en un 75 por ciento y se asegura que no se despida a ningún trabajador con lo cual se garantiza el empleo de todos los que laboran en el gobierno federal.
3.- Como una medida de apoyo a las personas más necesitadas y a la clase media se ha anunciado el otorgamiento de tres millones de créditos, con lo cual podrán reorganizar sus actividades para mantener ingresos en esta etapa.
Se plantea la creación de dos millones de empleos, de tal suerte que se vaya preparando la reactivación económica del país, así como mantener los proyectos prioritarios que detonen la economía como el Tren Maya, el Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles” que se construye en Santa Lucía en la capital de la República, la rehabilitación de seis refinerías y la construcción de la refinería Dos Bocas en Tabasco. Todo ello, sin necesidad de aumentar impuestos ni crear nuevos, ni incrementar el precio de los combustibles, con el propósito de no afectar la economía popular.
4.- En cuanto a los programas sociales –que son el eje del proyecto social de la 4T–, se mantienen intactos: el apoyo a adultos mayores, las becas a estudiantes de instituciones públicas en todos los niveles, las becas para Jóvenes Construyendo el Futuro –que antes no estudiaban ni trabajaban–, los apoyos a personas indígenas con discapacidad –de zonas indígenas y rurales–, las becas para hijas e hijos de madres trabajadas, el programa Sembrando Vida, las tiendas de bienestar, becas Benito Juárez, la construcción de cien universidades, la escuela es nuestra, los apoyos a productores, pescadores campesinos –con fertilizante y los precios de garantía, los caminos rurales, las carreteras y presas en construcción, el mejoramiento urbano, el programa de reconstrucción nacional. Con todo ello se protegerá al 70 por ciento de las familias del país que implica el apoyo a 25 millones de hogares, especialmente los más pobres y clase media.
5.- La crisis sanitaria y económica por la cual atraviesa el mundo y nuestro país, es la prueba más contundente del fracaso del modelo económico neoliberal, que tiene como efecto la existencia de más de mil 300 millones de pobres en el planeta y de sistemas de salud casi en ruinas. En otras crisis que se han vivido en México, la salida fácil que encontraban los gobiernos del antiguo régimen era endeudar al país –a costa del pueblo–, nunca hubo reajustes en gobierno –como la austeridad– y el impulso de programas sociales para apoyar a los más pobres. Hay grupos de poder económico y sus voceros en algunos medios de comunicación convencionales que añoran volver a las recetas del pasado, de que en momentos de crisis se protegía a los que más tenían, en cambio, con el Plan que ha propuesto AMLO se prioriza a los más necesitados del país y a la clase media y se resguarda el proyecto de la Cuarta Transformación de México.
marcialrodriguezsaldana.mx