EL-SUR

Lunes 06 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión

Playa Manzanillo: cuatro meses después

Efren Garcia Villalvazo

Agosto 17, 2019

La playa luce espléndida, con la frente limpia, resplandeciendo con tranquilidad serena como una estrella en un cielo sin nubes. Tres lanchas quedan pendientes por expulsar de la arena, que como una costra rebelde nos recuerdan el pasado obscuro que tuvo el lugar como astillero altamente contaminante, aunque en honor a la verdad esto no se ha eliminado al 100 por ciento.
¿Cuánto costó lograr esto? Independientemente de las cuestiones económicas, todavía es un asunto que está por verse. De la misma manera que el agua busca camino cuando se le cierra el paso y la corriente busca otro, las fuerzas sociales promotoras del desorden buscan llenar los espacios nuevos con una propuesta rancia, con una propuesta que es la de siempre y sirviendo a intereses muy particulares. Intereses muy ajenos al bienestar del barrio.
Mientras esto se resuelve con lo que esperamos sea una intervención sensata del gobierno del estado, me siento al final de la tarde con un vaso de café en la mano a evocar a una de las personas que muy al principio se interesó genuinamente en recuperar la playa: mi amigo Benito Soto. Era un líder pesquero joven que se ponía al final de la playa, que había mostrado interés en cambiar las cosas para que marcharan mejor pues había sido criado en el barrio y era conocedor de sus habitantes y sus historias. Con él nos atrevíamos a soñar en una playa de Manzanillo limpia, sin contaminación y sin contaminar a su alrededor. Recuerdo bien que me dijo: Alguna vez tu y yo Efrén, nos vamos a sentar aquí en la orilla para disfrutar la vista de la playa recuperada. Ese será nuestro premio.
Él, desgraciadamente, cayó bajo las balas de una delincuencia que no le perdonó que le sacaran de una Playa Manzanillo que se había convertido en un lugar peligroso. Por la tarde y por la espalda se cobraron la afrenta y una torre de potencial de trabajo social y pesquero se derrumbó en un instante bajo las balas de una 9 mm. ¿Un mártir de la playa? Quizá. No podría afirmarse que no.
Pero la parte del sueño, por suerte, no desapareció por completo. La playa se está limpiando, amigo Benito. El sueño se cumple, solo que ahora no estás tú para atestiguarlo; es una lástima. Familias enteras de acapulqueños vienen los fines de semana porque la playa tiene un oleaje calmo, la arena es fina y con el tiempo –y mucha agua– terminará por limpiarse. Así lo habíamos pensado. Así se está cumpliendo.
Pero esto no es todo lo que pasa en el antiguo barrio, amigo, ahora que este escrito se convierte rápidamente en una carta para informarte de lo que ha pasado.
Las aguas negras se han canalizado a una gran tubería perimetral, se arregló –una vez más– la calle de acceso al barrio, se sigue tolerando a los restaurantes que invadieron y siguen invadiendo el estacionamiento, se ha remodelado en grande el parque de la entrada, se arregló finalmente el Paseo del Pescador y el fondeadero y hasta el jardín de niños le va a tocar una pintadita y un lote de juegos infantiles nuevo. En verdad que el barrio quedó hermoso. Me hubiera gustado que lo hubieras visto.
Sin embargo me preocupan cuestiones que son fundamentales. Comienzan a aparecer los vicios ocultos de la construcción, y, como ciudadanos responsables debemos denunciarlos.
Uno de los más importantes son las aguas negras. Tiene días que de las rejillas de agua pluvial se desprende un fuerte olor a aguas residuales. Por si fuera poco, en la antigua descarga pluvial en la playa que creíamos ya resuelta con las millonarias obras construidas en el lugar sigue llevando al mar desechos que evidentemente son aguas servidas. Si se tiene duda y se quieren hacer exámenes bacteriológicos, adelante, pero el olor lo dice todo. El asunto es grave y debe atenderse pues la playa recibe visitantes y turistas los fines de semana. No queremos quedar mal con ellos.
De los restaurantes podemos decir que han estado contenidos en las banquetas de estacionamiento en sus lugares invadidos-tolerados y el ruido ha disminuido en forma importante, aunque hay que decir que en un par de fechas especiales han vuelto a tener grupos de música viva y grabada con sonidos molestos. Al día siguiente ha vuelto a la normalidad. El problema es que no solo invaden flagrantemente el lugar donde tienen su restaurante (hasta de dos pisos los hay) sino que ocupan todo el espacio de estacionamiento del barrio y ya comenzaron una avanzada con toldos en la playa. Su espíritu, lo han demostrado, es el de invadir espacios corrompiendo a la autoridad. Tan solo les cuesta un par de ceviches por inspector a la semana. Quizá hasta menos.
El asunto del ex astillero no queda claro todavía, pues se ven lanchas ahí y con muy pocas ganas de quitarse, en un reto abierto de que los dueños las pueden y como un recordatorio de lo que puede volver a pasar si se afloja el paso. No vaya a ser que comiencen a aparecer lanchas en la playa que lleguen con amparos pegados en los costados y que como en un juego de serpientes y escaleras nos lleve al inicio de nuevo. El nuevo negocio de renta de mesas y sillas –que se suponía no se iba a hacer para prevenir la formación de mafias– va viento en popa y rápidamente se crean intereses que también se suponía que no se iban a formar. El gobernador había dicho que no se iban a permitir que se rentara mobiliario y tenemos noticias de que en esta semana él mismo entregará mesas y sillas para que “se ayuden”. El cacique de la playa al que va a beneficiar y su socio de Puerto Marqués deben estar riéndose de la facilidad con que una propuesta gubernamental planificada se convierte en la misma propuesta de sol y playa sin personalidad que ahora abarata al destino. Son los mismos que decían que Playa Manzanillo nunca iba a ser de vocación turística y que ahora cobran piso a la gente que llega a poner sus sillitas a la playa, como nos lo han hecho saber varios turistas que han visitado el lugar. No son pocos tampoco los que nos han informado de que también cobran a los restaurantes por platillo que ingresan a “su” playa.
Atrás quedo el letrero de Pofepa, que ahora se antoja ridículo, en donde dice que la playa está “clausurada” debido a la contaminación que provocó del astillero, la cual, no nos equivoquemos, todavía está ahí. Las autoridades federales y municipales de Salud y Ecología convertidas en defensoras de la “imagen” turística evitan negligentemente hacer su trabajo en la práctica y cumplen, como decía mi papá, a 8 columnas y a todo color. La autoridad federal queda en ridículo bajo la mínima presión de un grupo mínimo de gente que ni siquiera es el del barrio y al que han llegado tan solo para saquearlo. Si con este problemita la autoridad claudica con tanta facilidad, imaginémonos qué pasa con los asuntos realmente mayores.
Finalmente es de hacer notar que si las áreas jardinadas no se mantienen se comienzan a cubrir de hierba mala que da al traste a toda la propuesta positiva proveniente del gobierno. La solución es presencia constante y actividades en horarios extensos, para que esas hierbas no lleguen o se vayan.
Quisiéramos, aparte de lo anterior, lograr que este espacio del Paseo del Pescador, Playa Manzanillo, Playa Honda, Barrio de Manzanillo y Parque Los Lavaderos se consolide – ahora si de verdad– como el espacio familiar que aspira a ser, libre de plásticos, alcohol, cigarro y de malos ejemplos, promotor de toda manifestación social y cultural constructiva, con respeto estricto a las leyes y al derecho ajeno. ¿Es mucho pedir señor gobernador, señora alcaldesa? Les recuerdo que fueron ustedes mismos los que trajeron al barrio esta increíble y deseable propuesta, que ahora dinamitan desde la raíz para dar gusto a solo unos cuantos que siempre se han distinguido por hacer las cosas mal y que tienen como único objetivo el lucro personal.
Contamos con usted señor gobernador. Contamos con usted señora presidenta. Contamos con el presidente López Obrador. Esta propuesta es de ustedes como autoridades que buscan restablecer el tejido social en una época en donde la sociedad está rota y se cae a pedazos. Y nosotros los ciudadanos de a pie queremos ayudar a ello.

Twitter: @OceanEfren

* El autor es oceanólogo (UABC), ambientalista y asesor pesquero y acuícola. Promotor de la ANP Isla La Roqueta y cofundador de su museo de sitio, además de impulsor de la playa ecológica Manzanillo.