Silvestre Pacheco León
Enero 13, 2020
Es la playa que más frecuentamos para nadar en Zihuatanejo porque pese a encontrarse hasta el extremo poniente de la zona hotelera, muy cerca del embarcadero a la isla de Ixtapa, nos da confianza debido a que está resguardada por el macizo rocoso que emerge del océano, paralelo a la costa, a menos de un kilómetro de distancia, lo que ayuda a controlar la poderosa fuerza del mar abierto, derivando en olas mansas que llegan con quietud hasta la arena. De ahí el nombre que ostenta.
La playa tiene cierta exclusividad para quienes pueden llegar en auto propio debido a lo distante que se encuentra de la ciudad y al precio prohibitivo del transporte, sin embargo se encuentra en el área que más dinamismo observa desde hace varios años por el flujo de visitantes que recibe.
Cuenta con un amplio estacionamiento público gratuito muy cerca de la playa, y un andador amplio y limpio, muy fácil de caminar, incluso para los niños pequeños. Nosotros la preferimos también porque no hay en ella las consabidas enramadas de otros sitios donde sus dueños acaparan el espacio común y suelen comportarse mal educados con los paseantes a quienes presionan para que consuman, todo a precios de escándalo.
Aquí los pocos negocios establecidos no salen del área del andador y todos respetan el límite que les han impuesto para no molestar a los paseantes. Uno puede llevar su propia comida y los accesorios que requiera para su estancia en comodidad sin que alguien lo limite.
Playa Quieta tiene dos acceso públicos al mar que la población local ha defendido de la política privatizadora del gobierno, uno en cada extremo de la ensenada, pero el más próximo que es también el más antiguo, construido para llegar al anterior embarcadero municipal que conectaba con la isla, fue reducido a su mínima expresión para impedir el acceso vehicular hasta la playa y ahora es menester caminar un largo tramo cargando los accesorios de playa requeridos para una estancia feliz.
Como en este acceso público se carece de un estacionamiento vehicular, los paseantes están obligados a compartir una parte del camino al fraccionamiento residencial que se apropió del área que ocupaba el embarcadero, de manera que cuando aumenta el número de visitantes, la entrada se convierte en un caos.
En los primeros años de operaciones de la internacional cadena hotelera francesa conocida como Club Med que se construyó para tener exclusividad en la playa, se intentó cerrar el acceso para privatizarla, pero al final se impuso la resistencia de los pobladores locales quienes aceptaron la mudanza del embarcadero que conectaba a la isla de Ixtapa, a cambio de que se respetara la vía pública.
En el otro extremo de la playa se abrió el acceso como consecuencia del reconocimiento que el gobierno otorgó al llamado rey Neptuno, un pescador de nombre Oliverio, que perteneció a la familia Maciel, oriunda de este puerto, quien fue pionero del buceo y descubridor de las zonas atractivas para la práctica de ese deporte, quien recibió en concesión una parte del terreno en el lindero de la ensenada, donde tenía instalada irregularmente su escuela de buceo y el camino que daba acceso al mar, entremedio de dos hoteles privados.
Con el paso del tiempo este andador se urbanizó y recientemente se le adicionaron los servicios de baños y regaderas con lo que consiguió la certificación de playa Limpia.
Hubo un tiempo que la política de los administradores de la cadena hotelera francesa dueña del Club Med, cuidaban con exceso de celo su zona concesionada, acosando y mal tratando a los paseantes locales, pero al paso de los años, entre las medidas innovadoras para salir de una crisis de bajo turismo que la afectó, sus dueños cambiaron de actitud, y ahora esa playa es ejemplo del turismo incluyente porque el hotel permite que la población local conviva con sus clientes como una manera moderna de relacionarse en la que ya no domina la actitud colonialista, y ofrece paquetes al público local para el disfrute de sus instalaciones y servicios. Ya permite, por una cuota módica, que los lugareños ocupen sus regaderas de playa antes exclusivas de sus huéspedes, les renta su mobiliario (camastros y colchonetas) y hasta sus veleros y kajacs.
El turismo incluyente y sus
bondades
Sin que haya habido una política oficial dirigida al objetivo anterior, la convivencia de los paseantes locales con los huéspedes extranjeros del hotel es una muestra del turismo incluyente que se da entre pares y que se refleja en el mutuo respeto que se tienen entre ellos y su relación con la naturaleza, porque esta modalidad se refleja también en el cuidado del ambiente y en las bellezas naturales del lugar. El estado que guardan los árboles de mangle, apreciados por la fresca sombra que dispensan en la playa para mayor solaz de los visitantes, así como la limpieza que se observa, son la muestra más visible de las ventajas que tiene el turismo incluyente.
El hecho social que se vive en esta playa de Zihuatanejo me parece relevante para ser tomado en cuenta como parte de la política pública del turismo moderno en el estado que reconoce y facilita la interacción de los turistas extranjeros con la población local, pues resulta sintomático que sea en esta zona del territorio municipal donde se observa el mayor dinamismo del flujo turístico, razón por la cual el gobierno debe prestar mayor atención y cuidado de la infraestructura y la conservación de los activos naturales que aportan valor a la zona.
Los atractivos turísticos que ofrece Zihuatanejo para la capa social que más gasta es la que está llegando más al poniente del club de Golf y de la Marina de Ixtapa, atraída por sus abundantes bellezas naturales de la isla Grande, el cocodrilario en el estero de la laguna del Negro, así como el paseo que rodea al cerro de la Hedionda con su variada flora y fauna, ahora con sus dos miradores en la punta del cerro del parque ecológico Aztlán, sin dejar de lado su moderna ciclopista.
Por eso sería hasta natural que el gobierno invirtiera en la mejora del primer acceso público a Playa Quieta construyendo un estacionamiento amplio y operando algún servicio de transporte que facilite el acceso hasta el mar como ya lo ha hecho en el lado poniente.
Para mí esa es la clase de inclusión que requiere ahora el turismo en el país cuyo impacto puede ser mayor del que tendrá en nuestra región la raya amarilla y el andador para personas con capacidades diferentes que el gobernador inauguró el miércoles pasado en Zihuatanejo como reconocimiento por el porcentaje más alto en la afluencia turística que alcanzó nacionalmente con un promedio de ocupación diaria del 86 por ciento.