Anituy Rebolledo Ayerdi
Enero 19, 2017
Abarca, ¿asesino?
Al ser dadas a conocer las sentencias contra los procesados por el homicidio de Alfredo López Cisneros, en la antesala de la cárcel municipal, el primero en rechazarlas fue Simón Valdeolivar Abarca, alias El Tuba. Al escuchar al juez notificarle a Jesús Bernal Román 16 años de prisión, el hombre alza la voz para protestar y acusar:
–¡Con perdón, su señoría, pero no estamos de acuerdo con esta y las sentencias que vengan porque somos inocentes. Nosotros no matamos al Rey Lopitos. Yo voy a decirle ahora mismo, señor juez, quien lo mandó matar! (silencio expectante). ¡Fue, señor juez, el ex gobernador Raymundo Abarca Alarcón! Él contrató pistoleros profesionales para cometer el crimen y luego culparnos a nosotros.
Después de anotar los nombres de personas involucradas en el crimen, revelados por Valdeolívar, el juez continuó dictando sentencias: 20 años para el propio Tuba y los mismos para Diosdado, Berdeja y el resto.
De inmediato envié la nota a la segunda edición de Ultimas Noticias cuyo encabezado principal fue “Abarca mandó a matar a Lopitos”. Esa misma tarde en Chilpancingo, luego de ser entrevistado por la prensa, el ex gobernador Abarca Alarcón muere víctima de un infarto. Aquí, al conocer la noticia, Valdeolívar comentaría: “se suicidó con cianuro… ¡el cabrón debe estar cocinándose en el infierno!”.
Más tarde, al construirse una nueva cárcel municipal, los sentenciados por el homicidio de López Cisneros son trasladados a las nuevas instalaciones, localizadas en la colonia Hogar Moderno. Allá, El Tuba, imitando a Sofía Bassi, pinta un mural de puras calaveras titulado “Abarcari” (Abarca-Caritino).
Mediante un amparo de la justicia federal, los sentenciados quedaron en libertad. El Tuba Valdeolívar, convertido en presidente de los presos y por ello encargado de la tienda del reclusorio, se negará a abandonar su encierro.
Enrique Díaz Clavel. El Rey Lopitos. Editorial Municipal, 1997.
Salucita de la buena
Los cocteles, sus nombres, ingredientes y creadores.
Tropical Casablanca. Una y media onzas de ron blanco, jugos de piña y de limón, granadina. Se sirve en vaso collins y se adorna con piña y cereza. Creado por Luis Román Montes de Oca, barman del Beachcomber Casablanca.
Caleta special. Una onza de ron blanco y otra de vodka. Jugos de piña, naranja y limón. Se sirve en copa “Tongolele”, con hielo en cubos, cherry flotando y se adorna con frutas de la estación. Creado por Gustavo Alfonso Sánchez, barman del hotel Caleta, bar Fiesta.
La Cabaña. Un plátano tabasco, jugo de naranja, granadina y vodka. Se bate con hielo frappe y se sirve en copa “Tongolele”, adornado con frutas de la estación. Su autor, Román Lobato Ávila, barman de La Cabaña de Caleta.
Acapulco special. Media onza de ron claro, ¾ de onzas de bourbon y de brandy. Onzas de jugos de piña, naranja y granadina. Se sirve en copa Tongolele con hielo en cubos y jugos de medio limón. Se agita y se adorna con rodajas de piña y cereza. Autor, Reynaldo Silva Gatica, barman de La Pérgola del Hotel Paraíso Radisson.
Tropicano special. Onzas de ginebra, vodka y ron oscuro. Jugo de medio limón, tres onzas de jugos de naranja y piña y media de granadina. Se sirve en copa Tongolele y se adorna con frutas y flores. Vicente Rodríguez Hernández, a cargo del bar Olimpo del Hotel El Tropicano.
¡Ay, qué tiempos aquellos de la coctelería! Hoy todo va derecho.
Félix Martell Ramírez. Acapulco y sus cocteles. Edición rústica. 1994.
Canuto Nogueda Radilla
Ahora quiero dejar espacio para un documento que de suyo tiene mucho contenido político, filosófico y doctrinario. Documento que don Canuto Nogueda Radilla, ex alcalde de Acapulco al triunfo del movimiento popular que provocó la caída del gobernador Caballero Aburto (1961-1962), envió a Alfonso Martínez Domínguez, presidente nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), fechado 18 de julio de 1968:
Muy estimado compañero y fino amigo: Vengo a solicitarle se sirva inscribirme como aspirante a ser seleccionado por nuestro Partido Revolucionario Institucional, su candidato a gobernador del estado libre y soberano de Guerrero, para el ejercicio comprendido del 1 de abril de 1969 al 31 de marzo de 1975.
Le confieso que para tan descomunal empresa carezco de padrinos en las altas esferas gubernamentales y políticas del país. El único padrino a que me remito es el pueblo de Guerrero. Mi aval ante el pueblo y el PRI es de ultratumba. Lo otorgan mis ancestros que aportaron sus esfuerzos y su sangre para el triunfo de la revolución mexicana. Generales Julián Radilla Hernández y Santiago Nogueda Radilla; coroneles Arnulfo Radilla y Jesús Rosas Radilla; tenientes coroneles Carlos Radilla y Perfecto Nogueda; mayores Ismael Nogueda y Antonio Nogueda Guzmán; capitán Agustín Radilla, sargento Higinio Nogueda Radilla, señor Rosalío Radilla y más.
Volviendo al tema le hago notar que no escapa a mi entender la impresionante ventaja que han tomado en este maratón preelectoral mis dilectos amigos y compañeros priistas Donato Miranda Fonseca, ex “vicepresidente” de la República y el profesor Caritino Maldonado Pérez, oficial mayor de la SSA.
Los dos, ni qué dudarlo, son muy documentadas enciclopedias políticas desde los años veinte y veteranos de antología de estas lides puesto que, cada seis años a partir de 1950, vienen disputando con asiduidad el apoyo de nuestro partido para la gubernatura de Guerrero.
A estas alturas, señor, el PRI debería ya de jubilarlos y mandarlos a las reservas, porque la malicia popular ha dado en llamarlos candidato fósiles, comparándolos con Nicolás Zúñiga y Miranda. Aquél que contendió período tras periodo contra don Porfirio Díaz. Tenemos tema, pues, para una moderna parodia de Las vidas paralelas de Plutarco.
Ante Donato y Caritino debemos, usted y yo compañero Martínez Domínguez, quitarnos el sobrero y mandarles a guisar aparte.
Ellos:
Donato: Hábil para hacer cosas malas que parecen buenas. Su presencia acrecentaría la división que asoma por los cuatro puntos cardinales y afirmaría el dicho de que este es un “estado problema”. Sus oponentes estarían en riesgo de dormir el sueño de los justos pero tres metros bajo tierra. El exilio para el que mejor le fuera.
Caritino: Don “Catarino”, como alguna vez lo llamó el general Raúl Madero, es un caso patológico políticamente hablando. Ve muy pequeños a los demás aspirantes porque se jacta de haber estado en la “conspiración”. La que en realidad lo fue y en la que se proyectó a Gustavo Díaz Ordaz hacia la presidencia de la República.
La selección
Como se lo dije al tabasqueño Mario Trujillo García, delegado nacional del PRI, cuando me auscultó sobre la sucesión gubernamental. ‘Déjese, licenciado, de perder el tiempo en consultas inútiles e inoperantes que a nada positivo conducen. Utilicen la tecnología moderna para saber hasta dónde se acerca el aspirante a gobernador a la tipificación del individuo criminal nato o circunstancial que tanto inquietó a César Lombroso. O más drásticamente, usar la ampolleta de escopolamina que se aplican en investigaciones policíacas a los delincuentes cuando se obstinan en negar los delitos que han cometido’.
Sería un excelente medio para que cada aspirante a gobernador dijera los propósitos que alientan para apropiarse de los dineros del pueblo y sostener el nepotismo pegando a la ubre presupuestal a sus familiares. Cómo venderán la justicia y fomentarán el analfabetismo sosteniendo en el poder a feroces pistoleros con el membrete de ayudantes, etc. O cuando menos examinar a cada aspirante con el detector de mentiras e incluso el ultramoderno instrumento electrónico inventado para conocer científicamente los propósitos, aviesos o bien intencionados, del androide perverso o del ente ecuánime.
La verdad, compañero Martínez Domínguez, es que el pueblo decepcionado frente a la secuencia de esquizofrénicos a quienes les ha dado por ser gobernadores: ¡a nadie pide, a nadie llama!
Video meliora proboque; deteriora sequor (“veo lo mejor y lo apruebo pero sigo lo peor”) Este, compañero Martínez Domínguez ha sido el vicio en que han incurrido, sin excepción, todos los que lo antecedieron en el comando priista. Sinceramente deseo que en esta ocasión se aparte usted de ese error.
No, señor. No soy enemigo ni de Donato ni de Caritino, soy amigo de los guerrerenses. Lo abrazo con fraternal afecto, Canuto Nogueda Radilla.
Adalberto Ramírez Arredondo, periodista. Canuto Nogueda, rebelde luchador revolucionario. Editorial Sagitario. 1996
El Jefe Cari
El profesor normalista Caritino Maldonado Pérez, oriundo del poblado de Tlalixtlaquilla, en la región de la Montaña, se inició en la política como secretario particular del gobernador Baltazar R. Leyva Mancilla. Lideró la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), del PRI, y fue diputado local, diputado federal y senador.
El Jefe Cari, como fue conocido popularmente, gobernó Guerrero del 1 de abril de 1969 al 17 de abril de 1971, fecha en la que fallece al desplomarse el helicóptero en el que viajaba. También mueren sus acompañantes, Federi-co Encarnación Astudillo, presidente del Congreso Local y Carlos Urióstegui, presidente del Tribunal de Justicia.
Efraín Flores Maldonado y Carlos Klimek Salgado. Gobernadores del estado de Guerrero. Editorial Sanley. 1997.