EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Plumas acapulqueñas (XXXII)

Anituy Rebolledo Ayerdi

Julio 13, 2017

Diccionario inglés-acapulqueño
Absolutely: “A güefo”

Acapulco y Carlos Slim

Bajo la presidencia del ingeniero Carlos Slim Helú, el 22 de febrero de 2012 fue instalado aquí el Consejo Consultivo para el Rescate del Acapulco Tradicional. Un organismo que se encargaría de coordinar al sector privado y a la sociedad civil en tareas encaminadas a estimular la actividad económica del puerto, promover su desarrollo y mejorar su imagen. El ambicioso programa contemplaba, entre otros, los proyectos siguientes:
*Sistema de transporte urbano Acabús. *Túnel “Diamante”. *Fuentes danzarinas, *Ciclovía. *Malecón de 4.1 kilómetros (desde Manzanillo hasta Papagayo). *Renovación del mobiliario urbano. *Taxis náuticos. *Centro de la Biodiversidad en el parque Papagayo (museo del niño, planetario, teleférico, etcétera). *Centro de Espectáculos. *Cineteca estatal. *Museo marino interactivo. *Mercado gastronómico. *Plaza artesanal. *Centro recreativo en Caleta y Caletilla. *Zonas peatonales y más.
El comité ejecutivo de dicho consejo, responsable de la elaboración y ejecución de tales proyectos, quedó integrado por los empresarios Miguel Alemán Velasco, Olegario Vázquez Raña, Antonio Cosío Ariño, Miguel Rincón Arrondo y Alejandro Burillo, además de 80 personalidades de ambos sectores Con la coordinación, por supuesto, del gobernador del estado, el alcalde porteño y la Secretaría de Turismo federal.

“Atrás, el que no invierta”

“El que no invierta en Acapulco y se retrase por abrigar dudas o temores se quedará atrás, advirtió Slim Helú al rendir protesta en su nuevo encargo, pidiendo, además, confianza para los integrantes del organismo. Anunció que en la zona tradicional se establecerán los programas de la Fundación Telmex, tales como cirugías gratuitas, exposiciones temporales y actividades deportivas.
El ambicioso proyecto quedó trunco, necesariamente, al retirarse Aguirre Rivero de la gubernatura de Guerrero, obligado por la desaparición de normalistas de Ayotzinapa, el 26 y 27 de septiembre de 2014 y licenciado un mes más tarde por el Congreso del Estado. Para entonces sólo estará en proceso el túnel Diamante, con inversión inicial de 3 mil 500 millones de pesos y el Acabús con costo también inicial de mil 800 millones de pesos.

Acapulco a la carta

Así tituló Gustavo Gómez Peltier un artículo en la revista Nexos en el que rechaza que Acapulco sea rescatado sino más bien configurado, primero como ciudad y enseguida como destino. Él es diseñador industrial, maestro de urbanismo, consultor en desarrollo urbano turístico e inmobiliario y esta su argumentación:

Nuestro servicio

“Acapulco es como una mesa en la que constantemente se sirve un gran festín, con la salvedad de que nadie se toma la molestia de recogerla, limpiar el tiradero y mucho menos pagar la cuenta. Sin embargo, la gran mesa Acapulco sigue ahí para que nuevos y viejos invitados tomen asiento y vuelvan a servir cuantas veces lo deseen, pero siempre con el mismo desmán y con el objetivo de satisfacerse hasta el hartazgo”.
“El otrora paraíso tropical sobrevive de su recuerdo, al tiempo que se beneficia de su presente y se obstina en desdeñar su futuro. Del mítico Acapulco solo quedan añoranzas y aspiraciones incumplidas de sus residentes y turistas.

Entradas

“De puerto mercante y pequeño asentamiento de pescadores pasó, vía la expropiación ejidal, a uno de los destinos turísticos de mayor relevancia internacional. La creación de Acapulco como enclave turístico y su subsecuente urbanización comenzó en la zona comprendida entre la playa de Caleta y la zona de La Quebrada, junto a las zonas altas de la Península, conformaron durante los años cuarenta y cincuenta el célebre paisaje de Acapulco. Factor de su espectacular crecimiento fueron las obras que ampliaron la accesibilidad al destino : la carretera al DF vía Taxco en 1927 y la llamada ‘supercarretera 95’, así como el primer aeropuerto en Pie de la Cuesta en 1928 y el actual aeropuerto internacional de 1965”.
“El éxito de Acapulco a nivel nacional e internacional fue casi inmediato. Al final de la Segunda Guerra Mundial la actividad turística se encontraba en pleno desarrollo ; el puerto debía contar con las condiciones necesarias para atraer a esta nueva demanda y con ello captar los excedentes del capital que buscaban nuevos destinos en el pujante sector turístico. Con el fin de ponerle la mesa a las inversiones, la federación crea la Compañía Impulsora de Acapulco (CIA) , responsable de planear y ejecutar el desarrollo urbano del puerto. Se requería ofertar suelo y la forma de acceder a éste fue mediante la expropiación de tierras ejidales.
“El suelo ejidal incorporado al desarrollo urbano de la ciudad se destinó para la inversión turística. El desarrollo social no fue incluido al plan y las reservas de suelo para vivienda y equipamiento no se contemplaron. Desde entonces el despojo y la exclusión social se han convertido en una constante y prácticamente en una condición de desarrollo turístico y urbano del puerto”.

Sopas y ensaladas

“En los años sesenta aquel Acapulco originario se encontraba agotado en términos económicos y medio ambientales, pero el festín debía continuar y la segunda expansión urbana se dio en el “Acapulco Dorado”, para no perder la oportunidad que representaba la creciente demanda turística. En 1954 los visitantes anuales eran 92 mil 694, para 1960 eran 540 mil 100 y en 1971 eran 1.5 millones, de estos el 55 por ciento eran extranjeros”.
“Bajo el argumento de atender a los nuevos comensales como era debido, se permitió la edificación de rascacielos enanos que comenzaron a dibujar la nueva modernidad acapulqueña, misma que solo podía ser alimentada por importantes capitales extranjeros que nadie desdeñó. Se acoplaron, en particular, los arquitectos de la época que no tuvieron miramiento alguno en integrarse cómodamente a un festín exacerbado ante la gran escala de proyectos inmobiliario y la absoluta falta de proyectos urbanos y sociales que si bien fueron propuestos en su momento por Mario Pani, fueron totalmente ignorados.
“Aquél desarrollo turístico que privilegió lo nuevo, que desdeñó el pasado y que excluyó todo aquello que no pudo erigirse como símbolo del ‘milagro’ mexicano”, finalmente no pudo escapar al contexto del subdesarrollo en el que fuera gestado. A espaldas de estos fabulosos hoteles y relucientes condominios de autor se fue configurando el comercio y los servicios turísticos de categoría media y baja; atrás de estos el desarrollo habitacional para las clases medias, más atrás la vivienda popular y aún más atrás, la inversión irregular y los precarios servicios para quienes sirven a aquellos que si pueden ocupar en forma temporal el Acapulco de las postales; es decir, el erigido entre la avenida Costera y el mar”.

Platos fuertes

“A la mitad de la década de los ochenta la competencia turística impactó en Acapulco, el desarrollo de otros destinos “se robó” la demanda internacional y a buena parte de la nacional. El otrora dominante destino pierde competitividad al tiempo en que se toma como ejemplo de lo que ‘no debe hacerse’ en los nuevos destinos turísticos, impulsados por el gobierno federal de Ixtapa y Cancún. Pero esta situación y las escandalosas pruebas de la contaminación de la bahía no detienen el crecimiento poblacional, la migración, la expansión urbana y las recurrentes crisis financieras del país que empobrecieron aún más a la población”.
“El llamado ‘Acapulco Dorado’ perdió su brillo y los empresarios veían como sus intereses se tambaleaban porque los excedentes de capital buscaban otros destinos y países. Se puso en marcha la vieja fórmula de poner un nuevo anfitrión (el entonces flamante gobernador José Francisco Ruiz Massieu), ampliar la mesa, renovar el menú, limpiar un poco el tiradero y concebir ‘un nuevo Acapulco’, suficientemente lejos del desastre urbano y social, pero muy cercano a una demanda para la que el viejo Acapulco solo era un recuerdo infantil y juvenil.
“El nuevo Acapulco fue bautizado como ‘Diamante’ y se presentaba como la oportunidad de cosechar plusvalías anteriormente sembradas. Sin embargo, el fulgor dependía de la materialización de un viejo sueño: la construcción de la autopista México-Acapulco en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Con la Autopista del Sol se logró la accesibilidad de la demanda nacional y con ello los flujos de capital necesarios para realizar inversiones inmobiliarias. La nueva sucursal del destino terminaría desarrollándose cada vez más lejos de Acapulco, demostrando que para la demanda es más importantes saberse en Acapulco que realmente estar en él”.

Postres

“Tras el ensueño turístico quedó una ciudad que es un gran desastre urbano, económico y social, una ciudad que nadie quiso renovar, cuidad en la que los absurdos urbanos se conjugan y se enciman sobre un contexto natural devastado al tiempo que exigen su derecho a la plusvalía eterna”.
“Acapulco es, sobre su percepción turística, la zona metropolitana más poblada del sur del país, ocupando el lugar 16 a nivel nacional con 863 mil 431 habitantes, al tiempo que recibe anualmente –o recibía–, casi el mismo número de turistas que de habitantes (un millón 88 mil en 2008, 839 mil 048 en 2009 y 770 mil en 2010)
“Es la ciudad en la que sus habitantes tienen uno de los peores estándares de habitabilidad en términos de calidad y espacio de la vivienda; a nivel nacional ocupa el último lugar junto con la ciudad de Poza Rica, Veracruz.
“La población de Acapulco presenta una de las tasas de asistencia escolar más bajas del país con apenas el 65 por ciento de su población en edad escolar. Es también la ciudad que presenta el mayor índice de pobreza urbana a nivel nacional. También se disputa el primer lugar, junto con Ciudad Juárez, como la ciudad más violenta del mundo.
“No por nada Acapulco ocupa el lugar 76 de 77 ciudades en el índice de competitividad urbana y municipal 2012, solamente por arriba de Chilpancingo y por abajo de la zona metropolitana de La Piedad-Pénjamo, en Guanajua-to”.

Digestivos

“Como la esperanza muere al último, en febrero de este año (2012) se anunció públicamente que la mesa del festín sería renovada, que los nuevos anfitriones ahora forman el Consejo Consultivo para el rescate del Acapulco Tradicional”.
“Acapulco no debe ser rescatado, más bien debe ser reconfigurado primero como ciudad y después como destino, debe hacerse una reconversión económica desde la perspectiva regional y así poder participar en el ámbito global. Es necesario configurar una estructura urbana enfocada a atender las necesidades de sus residentes y las de sus visitantes. El primer paso para ello debería ser derribar el muro que, en forma de Costera Miguel Alemán, siempre ha separado a unos de otros. Buen provecho.

Gustavo Gómez Peltier. Revista Nexos, 2012