EL-SUR

Martes 23 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Pobres y recortados

Abelardo Martín M.

Septiembre 13, 2016

El presupuesto de un país no se hace de la noche a la mañana, por lo que el nuevo titular de las finanzas nacionales, José Antonio Meade Kuribreña, recibió un legado que es una pesada carga. Asumir, de entrada, un recorte que a nadie deja satisfecho.
Luego de la renuncia obligada de Luis Videgaray a la Secretaría de Hacienda, en medio del escándalo desatado por la visita del célebre candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, el nuevo responsable de las finanzas nacionales sólo debió firmar, al día siguiente, el oficio con el que envió al Congreso de la Unión el Presupuesto de Egresos de la Federación para 2017, habida cuenta de que, se supone, el documento llevaba semanas y meses de elaboración, de manera que era prácticamente imposible, ya no digamos reelaborarlo, sino simplemente revisarlo a fondo.
Las modificaciones tendrán que ocurrir sobre la marcha, pues también es sabido que son muchos los señores o señoras diputados que poco entienden de las cuentas nacionales, y sólo se les ocurre incrementar recursos para los municipios y regiones de donde provienen o los proyectos que les interesan, sea porque buscan un beneficio real para sus representados, o porque hay la promesa de un moche de sus patrocinadores.
Lo cierto es que los técnicos de Hacienda supervisan de cerca la revisión parlamentaria de la iniciativa, para que no se les descuadre y sobre todo, para evitar que los legisladores aprueben barbaridades que luego serán difíciles de recomponer.  Así que Meade y sus muchachos, que de cualquier manera regresan al lugar de sus orígenes, tendrán tiempo para empaparse de la propuesta y meter la mano –en el buen sentido de la palabra– donde lo consideren necesario.
Lo que ya hoy genera grandes inquietudes a lo largo y ancho de la geografía nacional, pese a su anuncio previo, es el recorte sin precedentes que se aplican a muchos rubros presupuestarios.
La disminución del gasto es de casi 240 mil millones de pesos, y a la par se plantea la cancelación de 25 mil plazas de trabajo federales, lo cual tendrá repercusiones en todo el ámbito nacional, pues dineros y personal federal a fin de cuentas llegan a estados y municipios en una diversidad de programas y apoyos que ahora se verán disminuidos o cancelados.
La cobija no alcanza, dicen algunos, y el endeudamiento público en los recientes años ya se ha disparado hasta niveles peligrosos. En ello se encuentra uno de los factores de presión a la paridad del peso, y el gobierno no puede darse el lujo de que la moneda se deprecie todavía mucho más.
Así que se ha optado por la reducción del gasto –“no tengo dinero ni nada que dar”, diría el finado Juan Gabriel–, con la que incluso se afectan sectores como educación, salud y seguridad pública, con las desastrosas consecuencias que todo ello implica.
La nota principal de nuestro diario El Sur de ayer da cuenta de algunos de esos recortes: los subsidios para el fortalecimiento de la seguridad municipal, los cuales se aplican en municipios y regiones con mayor vulnerabilidad en materia de violencia y delincuencia, como por desgracia tiene Guerrero, menguan en casi mil millones de pesos, en tanto que el programa nacional de prevención del delito, de plano no tiene recursos para 2017, por lo que simplemente podría extinguirse.
También se resentirá un impacto negativo en el sector educativo y en el sistema de salud, ya de por sí con graves carencias en los servicios y los equipos con los que atienden a la población.
El gobierno estatal tendrá un gran reto en ese escenario, y el gobernador Héctor Astudillo y su equipo deberán buscar fórmulas más imaginativas que recurrir al endeudamiento. Sería absurdo cuando a nivel federal se advierte el agotamiento de esa válvula, e incongruente cuando él mismo se ha enfrentado al alcalde acapulqueño que quiere abrir la llave del dinero prestado.
En México tenemos una traumática historia de lo que ocurre cuando los gobernantes, para resolver los problemas de gasto, recurren al financiamiento como medida fundamental. Sólo postergan la quiebra, que se hará más grave cuanto más se demore en corregirse la estrategia. En Guerrero se sabe bien la carga que representa el endeudamiento hecho en el pasado inmediato.
Eso, como el estribillo del son de la Santanera, los que están leyendo lo saben, lo saben…