EL-SUR

Martes 08 de Octubre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Polarización política en Colombia

Gaspard Estrada

Diciembre 06, 2017

El pasado lunes, los líderes del Ejército de Liberación Nacional (ELN), anunciaron que el cese al fuego decretado unilateralmente por la guerrilla el 1 de octubre de 2016 se encontraba en “grave peligro”. Si bien las negociaciones de paz continúan en Quito (sede de los diálogos desde febrero), el tiempo pasa y las elecciones presidenciales y legislativas de 2018 se acercan. Para los defensores de un acuerdo político con las guerrillas, es vital poder implementar satisfactoriamente todos los puntos del acuerdo firmado con las FARC hace algunos meses, y firmar lo antes posible un acuerdo similar con la dirigencia del ELN. En efecto, desde el referéndum sobre el acuerdo de paz con las FARC, el 2 de octubre del año pasado, que se tradujo por una apretada victoria del “no”, con apenas 50 mil votos de diferencia, los defensores del acuerdo de paz han perdido la iniciativa política. Si bien el gobierno del presidente Juan Manuel Santos logró que se aprueben las bases del acuerdo incluido en el texto del referéndum directamente a través del Congreso, las trabas políticas y los cuestionamientos públicos de miembros importantes de la coalición de gobierno en las cámaras han puesto sobre la mesa la viabilidad política futura de estos acuerdos.
En efecto, conforme se acercan las elecciones presidenciales y legislativas, las campañas electorales van tomando fuerza, y la cercanía o lejanía de los candidatos ante el gobierno se vuelven una variable fundamental para estos últimos. En este caso, Juan Manuel Santos es un presidente impopular. Su bandera política desde el principio de su gestión, en 2010, siempre fue buscar la paz en Colombia, en particular firmando acuerdos políticos con las FARC y el ELN. Sin embargo, según las encuestas de opinión publicadas recientemente, la mayoría de los colombianos no estima que la conclusión del acuerdo de paz sea lo más importante: para ellos, la corrupción, el desempleo, la inseguridad deberían ser los temas prioritarios para la clase política. De tal manera que buena parte de los miembros de la coalición gubernamental intente distanciarse del presidente y de la acción del gobierno. El caso más emblemático de este alejamiento es el de Germán Vargas Lleras, que acompañó a Santos en la fórmula como vicepresidente en 2010 y en 2014. Desde la campaña del referéndum el año pasado, Vargas Lleras poco hizo para defender el acuerdo político negociado en La Habana entre los representantes del gobierno, del ejército y de los empresarios con las FARC. Cambio Radical, el partido dirigido por Vargas Lleras, dio un tímido apoyo al proceso de paz. Hace algunas semanas, en una entrevista al canal de televisión Caracol, criticó el acuerdo de paz, y anunció su renuncia al cargo de vicepresidente de Colombia para buscar la candidatura a la Presidencia de la República.
Desde entonces, los principales actores políticos del país han comenzado a mover sus fichas, en la perspectiva de la primera vuelta que se llevará a cabo a finales de mayo próximo, y teniendo en cuenta que Santos no podrá ser candidato de nueva cuenta. Desde la derecha que apoyó el “no” en el referéndum, los ex presidentes Andrés Pastrana (1998-2002) y Álvaro Uribe (2002-2010) han declarado que buscarán forjar una alianza política, que podría pasar por el nombramiento de un candidato común desde la primera vuelta. Si esta alianza se materializara, sería un hecho inaudito, teniendo en cuenta que Pastrana y Uribe tuvieron en el pasado grandes diferencias al respecto del tema de las guerrillas. Andrés Pastrana intentó negociar un acuerdo de paz con las FARC (los diálogos del Caguán), que no tuvieron éxito y que constituyeron el cimiento de la candidatura presidencial de Álvaro Uribe en 2002. Este último, por el contrario, privilegió la vía militar para “acabar con las FARC”.
Desde la izquierda, Gustavo Petro, el ex alcalde de Bogotá y ex miembro de la guerrilla del M-19, encabeza las encuestas de opinión, con un promedio de 20 por ciento. Sin embargo, si no consigue ampliar sus alianzas a nivel regional, será difícil para él mantener este nivel en las encuestas. Por el momento, no ha obtenido que Clara López, precandidata del partido verde, ni que Sergio Fajardo, ex alcalde de Medellín, declinen a su favor o muestren una voluntad de armar una candidatura común, como la derecha. Sin embargo, sin unidad de las fuerzas que apoyan el proceso de paz, será difícil que este prospere en una nueva administración.
* Director Ejecutivo del Observatorio  Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada