EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Ponen a prueba en España al régimen político de la monarquía

Gaspard Estrada

Diciembre 23, 2015

Los resultados de las elecciones generales en España llevadas a cabo el pasado domingo, han marcado para algunos el fin de un ciclo político. En efecto, desde 1977 (fecha del famoso Pacto de la Moncloa, que dio pie a la transición política en aquel país), la monarquía constitucional española había tenido éxito en incorporar las demandas de la sociedad, a través de dos grandes partidos tradicionales: el Partido Popular (PP, derecha), y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE, izquierda). Sin embargo, la crisis económica que ha sacudido desde 2008 a Europa en general y a España en particular ha desembocado en una crisis del sistema político, que tuvo su inicio en 2011, cuando en la madrileña Puerta del Sol se constituyó el movimiento de Los Indignados (en referencia al libro Indígnense del intelectual francés Stéphane Hessel). Este movimiento, que reivindica un cambio de régimen político, el fin de las políticas de austeridad implantadas por los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero así como de Mariano Rajoy, y la erradicación de la corrupción política y empresarial, encontró una salida político-institucional con la creación del partido Podemos, fundado por un grupo de jóvenes académicos, liderados por el politólogo Pablo Iglesias. Es este último, junto con el partido de centro-derecha Ciudadanos, que ha modificado las reglas del juego político a partir de las elecciones del pasado domingo. ¿Cómo explicar estas transformaciones?
La transición política española se distingue de las transiciones llevadas a cabo en América Latina por el rol clave de la monarquía –y en particular, del rey Juan Carlos– en ese proceso político. A raíz de la muerte de Francisco Franco, el régimen Falangista (en referencia al partido político creado por el dictador) tenía con el rey su esperanza de mantenerse en el poder. Sin embargo, este último decidió poner en juego su poder político para permitir que una transición pacífica a la democracia sea posible, con el apoyo de Adolfo Suárez (en aquel entonces jefe de la Falange). Este hecho político le dio una gran legitimidad a la realeza española durante los primeros años de la democracia, legitimidad que se ha venido perdiendo por la multiplicación de escándalos de corrupción dentro de la familia real. La llegada al trono de Felipe VI, después de la abdicación del rey Juan Carlos, no ha modificado sustancialmente esta percepción. Por ende, esta parálisis política en la cual se encuentra España puede ser la oportunidad para el rey Felipe VI de mostrarse como el garante de la unidad española, que hoy en día se encuentra en entredicho.
En efecto, esta transición política, si bien fue exitosa durante 38 años en el plano electoral, omitió deliberadamente una serie de temas cruciales para el presente y futuro de España, como la organización territorial de esta monarquía y el rol de la Unión Europea en la definición de las políticas económicas. Sobre el primer punto, el PP y el PSOE, al estar ligados umbilicalmente a este acuerdo político proveniente de la transición política, nunca han defendido esta agenda. Por el contrario, Podemos, que inscribió la necesidad de llevar a cabo un referéndum sobre la independencia de Cataluña, ha venido defendiendo este debate. No debe entonces sorprender que esta fuerza política haya llegado en primer lugar en esa región. Con relación a la Unión Europea, los dos partidos “tradicionales” han venido defendiendo las políticas de austeridad impulsadas por la Comisión Europea. Sin embargo, como en la mayoría de los países donde estos programas se han llevado a cabo, la imagen de la UE se ha degradado, de la misma manera que la intención de voto del PP y del PSOE. Podemos ha aprovechado esta coyuntura para presentar una propuesta económica alternativa, captando de esta manera a una buena parte del electorado que hasta poco tiempo atrás había visto su nivel de vida mejorar gracias a los aportes financieros de la UE, pero que se ha vuelto muy crítico de las políticas de ajuste impulsadas por la misma. En resumen, Podemos –y en menor medida Ciudadanos– han hecho que esta campaña electoral ponga de relieve asuntos cruciales de la agenda política de este país, que no habían tenido una respuesta de parte del PP y del PSOE. Esperemos que esta parálisis política originada por la ausencia de un claro ganador obligue a los actores políticos a debatir esta agenda pendiente.

* Analista Político del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.
@Gaspard_Estrada