EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Por el rescate de Acapulco

Héctor Manuel Popoca Boone

Noviembre 07, 2020

 

Derivado de la pandemia, Acapulco vive una situación cada vez más crítica. En su medio urbano y rural se ubica el epicentro estatal de contagio del Covid-19. Alrededor de mil 100 personas fallecidas y 10 mil contagios acumulados a la fecha, más los no registrados, dan cuenta de la elevada infestación y mortandad que padece. Acapulco debió estar, desde tiempo atrás, con las actividades económicas y sociales limitadas al 30 por ciento; tal y como lo señala el semáforo naranja federal. El gobierno estatal declinó hacerlo así y protegió a los negocios, a sus dueños y a los empleos formales, más que a las vidas humanas en general.
Mediante “el gran engaño” al pueblo, han permanecido abiertas las actividades económicas y sociales en 50 por ciento, en términos generales, como si estuviéramos en semáforo amarillo. Hacerlo así, ha traído como consecuencia un fuerte repunte de contagios y decesos; potencializados por el turismo nacional que, desde el Valle de México, llegó masivamente y sin mayores precauciones. Por lo tanto, el crecimiento del Covid-19 ha tomado visos de estar descontrolado; y de seguir así, para diciembre, Acapulco será un pandemónium letal para habitantes y turistas.
La decisión de permitir o no, mayor o menor actividad económica y social; en nuestro principal centro turístico cuya dinámica gira en torno a esa actividad, fue de suyo grave y difícil. Ya que nunca se pensó en una estrategia real que, por una parte, contuviera los contagios y por la otra, permitiera la defensa de la subsistencia popular. Habría que escoger, por la estrategia que provocara las menos muertes y contagios posibles; pero lamentablemente no resultó como lo deseado por las autoridades del nivel estatal y municipal.
Algunas acciones o inacciones gubernamentales han dejado mucho que desear; y a veces, han sido de una insensatez enorme. Por ejemplo: es toda una estulticia no dedicar a la protección de la salud y la economía popular de miles de acapulqueños, los 50.4 millones de pesos que el ayuntamiento insanamente autorizó destinar, de inmediato, a la construcción de un ostentoso paso elevado vehicular, que no es obra esencial en estos tiempos de pandemia en crecimiento. Por otro lado, los prometidos centros estratégicos cuarentenarios hospitalarios, para tratar a la gente contagiada en forma temprana (y evitar mayores contagios familiares), no han entrado todavía en operación.
Esas cosas, no se deben a la falta de consciencia ciudadana; más bien a la falta de responsabilidad y honestidad gubernamental. Otras acciones inmediatas han sido sugeridas a las máximas autoridades sanitarias del estado, pero lamentablemente las han ignorado; como las contenidas en mis artículos de opinión, publicados en estas páginas del 10 y 17 de octubre próximo pasado.
De tal suerte que, en una entrevista sostenida por internet con Sonidos del Pensamiento y Revista “a”, mencionaba que para Guerrero en general y para Acapulco en lo particular, es necesario pugnar por tener nuevos gobiernos y estilos de gobernar, libres de farsas, engaños, hipocresías y moches, que gangrenan seriamente la credibilidad ciudadana en los gobernantes. Y éstos ven disminuidas así, sus capacidades de convocatoria a la activa participación ciudadana.
También expuse que semejantes desafíos económicos, como los de salud, educación, desigualdad y seguridad, que se han agudizado por la pandemia, requerirán de un gobierno eficiente, eficaz, honrado, diestro y con profundo compromiso social; considerando que no habrá suficiente dinero en las arcas públicas. Ni propio, ni de la federación. Por lo que la austeridad y la prioridad social, obligaran a “hacer más con menos”, junto con una mayor participación ciudadana. Claro está que los gobernantes y sus respectivos gobiernos deben ser ínclitos ejemplos en materia de convicciones, laboriosidad, honestidad, integridad, congruencia y transparencia.
La salud y la economía en Acapulco ya están seriamente lesionadas; y aún no contamos con la vacuna para poder iniciar, integralmente, la recuperación de todo lo perdido. De acuerdo a la opinión de economistas y sociólogos especializados, no será posible hacerlo en menos de cuatro años. Mucho trabajo, carencias y lágrimas, nos depara el mañana. Esa es la cruda realidad, pero los guerrerenses siempre han salido airosos de las adversidades que enfrentan.
PD. Una o varias candidaturas independientes para gobernador (sin recursos y organización propia electoral), simbolizarán el hartazgo de buena parte de la ciudadanía a la partidocracia y democracia mercantilizada, carente de ideales y divorciada de los genuinos intereses del pueblo.