Silvestre Pacheco León
Junio 07, 2021
Mi amigo Anastacio Bailón que a pesar de su nombre novelesco es un personaje real, se pregunta desde su formación académica la razón de que tantos mexicanos durante muchos años hayan permitido la permanencia del PRI en el poder apoyándolo con su voto a sabiendas de que es el responsable de tanta corrupción, pobreza y desigualdad que asolan al país.
El profesor mismo intenta explicarse esta conducta acudiendo a la respuesta que ha escuchado con reiteración de parte de los apoyadores del sistema quienes repiten que le han dado su voto al PRI como agradecimiento porque les ayuda y atiende cuando lo necesitan.
Por desgracia la cultura cívica de los ciudadanos era tan escasa que consideraban favores a las obligaciones de los servidores públicos y se acostumbraron al mal ejemplo de ellos para realizar sus trámites. En vez de ejercer como ciudadanos buscaban el apoyo de los falsos líderes para ahorrarse los trámites burocráticos, tardados y engorrosos a propósito para fortalecer el sistema del “cochupo” y la “mordida”.
Pero cuando se les rebate diciéndoles que esos políticos no son sinceros, porque hacen ver como favores lo que deben hacer por obligación, cobrándoselos siempre al doble porque son unos ladrones que por un lado reportan los favores como gastos y por el otro los usan como medio de manipulación y control político. Ante esa realidad ellos responden generalizando que todos los políticos roban, pero que a diferencia de los demás los priístas les reparten aunque sea migajas.
Yo agrego aquí a favor de la opinión de mi amigo que muchos mexicanos crecimos viviendo el ejemplo de esos priístas ladrones y corruptos, de tal manera que nos quedó la falsa idea de que todos los políticos eran como los priístas.
Han sido los mexicanos con una ideología de izquierda quienes han tratado de cambiar esa falsa idea de la política demostrando que se puede ser congruente entre lo que se dice, lo que se piensa y lo que se hace, tanto en la vida privada como en la pública, pues resulta hipócrita o de doble moral decir una cosa cuando se quiere el apoyo del voto haciendo lo contrario cuando se está en el poder.
Tacho Bailón –como le digo familiarmente a mi amigo– dice que el apoyo que ha tenido el PRI es resultado de la enajenación colectiva, una “pseudoconcreción” como le llamó el filósofo marxista checo Karel Kosik, porque lo anormal se vuelve normal, dando por hecho que esa realidad es así desde siempre y que no la podemos cambiar, pero esta falacia es a la que tenemos que combatir mediante el trabajo de la concientización, haciendo ver a todos que es posible cambiar nuestras creencias e ideas para el beneficio de la sociedad.
Para lograr esa concientización que se necesita para el cambio hay muchos métodos. Uno de ellos es el que utiliza el presidente Andrés Manuel López Obrador predicando con el ejemplo de que su gobierno miraría primero por los pobres desarrollando programas de apoyo para los diferentes sectores del campo y de la ciudad, a fin de construir un piso parejo en el que todos tengamos la oportunidad de desarrollarnos mediante el empleo de todas nuestras capacidades.
Mi amigo Anastacio Bailón dice que en el trabajo de concientización debemos demostrar cómo la política del PRI consiste en quitarle el hambre un día a los pobres para luego cobrárselos toda la vida.
Es como la compra de votos en las elecciones donde los pobres reciben algún regalo aunque sepan que les costará tres o seis años de privaciones y en ese tiempo ni siquiera podrán protestar porque se sienten responsables de tener el gobierno que eligieron.
Sería interesante ver si con la política de la 4T se estará logrando cambiar el imborrable retrato mental que un amigo tomó en Ometepec hace unos diez años durante la fiesta patronal de Santiago Apóstol, en realidad dos fiestas que presenció en el mismo día, la de los pobres y la de los ricos festejando al mismo santo.
Los ricos en un salón de fiestas con abundante comida y bebida para lo selecto de la sociedad y los pobres aparte, en la fiesta comunitaria.
A mi amigo le tocó en suerte entrar a la fiesta de los ricos y por alguna razón se asomó al lugar donde los meseros tiraban los platos con la sobra de comida dejada en las mesas sorprendiéndose al ver un grupo de niños pobres y mal vestidos hurgando entre la basura buscando qué comer. Pero más le sorprendió que a unos pasos de donde se encontraban los niños estaba un grupo de personas adultas esperando a que saliera del salón de los ricos el último comensal para entrar y llevarse lo que quedaba de comida y bebida.
Cuando mi amigo comentó lo que había visto, los lugareños con los que pudo platicar le dijeron que así era la costumbre. Lo normal en la tierra del artífice que lidereó esa alianza anti natural del PRI con el PRD es el racismo rampante donde los ladinos de la cabecera se han adjudicado la mano de obra de las mujeres amuzgas para el trabajo doméstico y los ganaderos a los peones convertidos en caporales.
Los indígenas amuzgos que son víctimas de la pobreza y la marginación son la reserva de mano de obra para los caciques ganaderos quienes han convertido en dominante la idea de que los indígenas que nacieron pobres así morirán y que su única oportunidad de sobrevivencia es empleándose con ellos por salarios de hambre.
Dos mundos distintos de una misma realidad que no tenía por qué ser así de injusta y desigual. Mi amigo no pudo tomar foto de lo que miró porque aún no había la invención de los teléfonos celulares, pero se la grabó en su memoria como la mejor muestra de lo que urge cambiar siguiendo el planteamiento del imperativo categórico de la ética kantiana.
El resultado que arrojen las elecciones de ayer nos dirá si hace falta trabajar en la concientización ciudadana para generar el cambio mediante el cual sea posible que accedan al gobierno los políticos que requiere Guerrero para salir del atraso que los caciques han provocado.
Espero que en estos pocos, escasos años de cambio democrático, podamos ser ejemplo de una auténtica ciudadanía y de que la vía electoral sea para todos la que nos conviene transitar, alejando los fraudes, votando cada quien en completa libertad entre las diez opciones que están registradas en la competencia y que quien gane tenga el apoyo de los que no se vean favorecidos, todos en el empeño de trabajar en el futuro para cambiar la realidad lacerante de pobreza que sigue poniendo a nuestro estado en los primeros lugares.