EL-SUR

Miércoles 23 de Abril de 2025

Guerrero, México

Opinión

Por qué nada se entiende

Ana Cecilia Terrazas

Abril 08, 2023

Es muy posible que el lenguaje primitivo del ser humano haya aparecido durante la transición evolutiva del Homo erectus al Homo sapiens hace más de 120 mil años. Quién sabe si esto coincidió con la capacidad para hacer fuego, si los bonobos nos heredaron los primeros sonidos idiomáticos o si el uso del cerebro, para hablar, es algo mucho más reciente. El hecho es que entre las cosas más difíciles de la supervivencia humana está el entendernos, el comunicarnos asertivamente, y esto debido a que no podemos salir de nuestro propio ser, de nuestra subjetividad.
En general, para la emisión de mensajes relativos a la supervivencia entre las especies, se envían –con meridianos resultados– señales químicas que pueden ser vistas, escuchadas, tocadas, degustadas u olidas de acuerdo con el tipo de ser vivo del que se trate. Esos mensajes suelen ser lo suficientemente universales como para que todo aquel alrededor entienda, tome sus precauciones y actúe en consecuencia. Así vemos en documentales y películas que ciertos códigos olfativos permiten al resto de los animales de la selva saber que un león está en las cercanías y que se deben alejar o bien el radar en las antenas de las abejas logra identificar sitios en donde hay agua o ciertas frecuencias vinculadas a su quehacer cotidiano y necesidades vitales. En cambio, la mayoría de las personas intentamos casi siempre comunicarnos mediante el lenguaje, el habla, la lengua, el idioma.
Las expresiones idiomáticas cambian tanto como la época en la que se manifiestan, las personas y contextos en los cuáles se colocan, el mundo en el que se vive y la historia del pensamiento humano. No obstante, resulta muy poco lo que en verdad nos podemos tocar, hacer entender y comprender mediante la comunicación hablada.
Casi todo estudioso de la comunicación se sorprendió con los textos setenteros de Flora Davis, La comunicación no verbal y de Desmond Morris, El mono desnudo, ya que se deducía que más del 80 por ciento de la comunicación interpersonal estaba más bien puesta en los gestos, las formas, los modos, el lenguaje no palabra.
A esto habría que sumarle el gran hallazgo decimonónico de uno de los maestros de la sospecha, Freud, quien heredó para siempre a la humanidad la premisa de que no todo lo que hacemos ni decimos proviene de nuestra conciencia racional, sino que gran parte de lo que externamos es directamente producido desde los archivos del inconsciente.
Si aún no parece suficientemente complejo el proceso de comunicación, hay que sumarle las investigaciones y reflexiones de toda la academia crítica que asegura está imposibilitado el entendimiento interpersonal, intersubjetivo, porque no hay manera de salir fuera de nuestra biografía, piel, subjetividad, historia, manera de concebir las cosas o pensamiento.
Decía el inventor de la deconstrucción, Jacques Derrida, que “no hay nada fuera del texto” en referencia a que comunicarnos, filosofar, leer, es una experiencia de lo imposible; esto no es otra cosa que el deshabilitar todo aquello de significado único para desacoplarlo y deslizarlo a lo que cada quien interpreta de lo que la otra persona quiere decir (si es que lo sabe a ciencia cierta).
Por eso no es otra cosa que una sangronada el procurar un habla adecuada o correcta, única. Pretender que se puede hablar bien para comprender mejor es ignorar también que nadie entiende nada a cabalidad o porque realmente pueda extraer un significado único de alguna frase, palabra, fonema. Aun así, la totalidad de las personas hacemos este esfuerzo de experienciar lo imposible, hablándonos, cruzando palabras, pensando en voz alta, procurando desentendernos y entendernos, comunicarnos, desbordar lo dicho. Eso hace también la poesía con mayor lucidez y eso se intenta con la deconstrucción textual. Y sí, también se puede hablar siempre, hasta la saciedad, de los alcances, límites, donosuras, implicaciones y complicaciones del lenguaje, como por ejemplo cuando se habla de lenguas españolas unidas en la diversidad: https://revista.unaminternacional.unam.mx/