EL-SUR

Lunes 02 de Diciembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Presentación de El Zarco de Ignacio Manuel Altamirano

Marcial Rodríguez Saldaña

Agosto 22, 2024

(Segunda y última parte)

Al amanecer, doña Antonia buscó infructuosamente a Manuela en su recámara y en todo el terreno de la casa, en el patio lleno de lodo encontró la tarecua con la cual escarbó la tierra para sacar las joyas, en la tierra mojada descubrió las huellas de sus pies descalzos y vinieron a su mente muchas conjeturas sobre su paradero.
Doña Antonia se dio cuenta de lo que había ocurrido con Manuela, porque está le escribió una carta, que le envío con un joven campesino, que había encontrado en su huida, en donde le confesó que se había escapado con un hombre a quien quería mucho. Acudió al prefecto de Yautepec, quien recibía a un comandante militar –de muy mal aspecto– a quienes les pidió auxilio, para que le recogieran a su hija Manuela a El Zarco. El comandante se negó a prestar ese servicio. Nicolás se ofreció para acompañarlo, pero se volvió a negar y ante su insistencia, el comandante ordenó encarcelarlo, amenazando con fusilarlo.
Pilar, al darse cuenta que el herrero Nicolás estaba preso y en riesgo su vida, acudió a verlo, ahí afloró su profundo amor oculto por él; luchó para que lo liberaran y no lo asesinaran, ya que el comandante lo trasladaría de Yautepec a Cuautla. Después de muchas gestiones del prefecto y el Cabildo ante el Ministerio de Guerra, este ordenó la libertad de Nicolás, quien de inmediato se trasladó a Yautepec, ahí se reencontró con Pilar, quienes se expresaron un amor esplendoroso, y le pidió que fuese su esposa. Luego muere doña Antonia.
En tanto, el Zarco había llevado a Manuela a su guarida –Xochimancas. Era un lugar sucio, deplorable. Al llegar, empezó a conocer la realidad, los compañeros de El Zarco, quienes le gritaban: “qué maldito, que buena garra se trae, adiós güerita es usted muy chula para un hombre solo, si El Zarco tiene otras para que quiere tantas”. El Zarco pidió a Manuela adecuarse a las costumbres y lenguaje de sus cómplices, lo cual causó repugnancia y arrepentimiento a Manuela. Llegaron a la capilla arruinada que era su habitación, en la puerta había hombres jugando baraja, tomando aguardiente.
El ambiente de vivir en medio de delincuentes, fue desilusionando a Manuela, supo que El Zarco era un cobarde, se dio cuenta que era un asesino de mujeres, de niños, de hombres que ya estaban rendidos. Ahí recibió la noticia de la muerte de su madre, doña Antonia.
Martín Sánchez Chagoyán era un campesino humilde, de cincuenta años, pacífico, hombre honesto, de bien, sin antecedentes militares, que había padecido la muerte de padre y de su hijo a manos de Los Plateados, quienes habían incendiado su casa. Vendió sus bienes, compró armas y caballos, junto con sus hijos organizó un grupo de civiles para castigar a los asesinos, para lo cual recibió el apoyo del prefecto de Morelos –quien lo habilitó como jefe de Seguridad Pública.
En un enfrentamiento de Martín Sánchez en contra de Los Plateados a pesar de que estos eran mayoría, logró vencerlos con el auxilio del herrero Nicolás, quien se encontró con El Zarco y le asestó una herida de muerte. Ahí Martín Sánchez tomó prisionero a El Zarco, quien pidió ser juzgado en Cuernavaca, debido que ahí había cometido delitos. En el trayecto El Zarco fue liberado por sus cómplices.
Martín Sánchez acudió al presidente Benito Juárez, para informarle de la situación de violencia que provocaban en la región Los Plateados, que tenían protección de algún funcionario corrupto, le pidió armas y facultades para perseguir a los delincuentes, lo cual le fue concedido por Juárez, con la clara indicación de actuar con justicia.
El herrero Nicolás se casó con Pilar, en medio de una fiesta de todo el pueblo, con música, cohetes, la iglesia bien adornada en sus arcos y altares, con miles de azahares de los naranjos y limones que inundaban la calle del camino de la casa de la novia a la iglesia. La noche anterior se había realizado la boda civil, en acatamiento a las leyes de reforma.
Al terminar la boda religiosa, Nicolas y Pilar se dirigieron con el cortejo nupcial a su casa ubicada en la hacienda de Atlihuayan, en el trayecto, en el amate donde se reunía por las noches Manuela con El Zarco la comitiva se detuvo sorprendida. Ahí estaba Martín Sánchez, quien había enfrentado y fusilado a un grupo de Los Plateados que pretendían asesinar a Nicolás. Ahí estaba Manuela, quien les pidió, perdón, les imploró misericordia para El Zarco que estaba preso para ser ejecutado. Pilar intentó salvar a Manuela. El Cortejo Nupcial siguió su camino, Martín Sánchez ordenó colgar a El Zarco en la rama del amate donde cantaba el tecolote y su ejecución inmediata. Manuela enloquecida también muere ahí.
Por encomienda de nuestra gobernadora del Estado de Guerrero, Evelyn Cecia Salgado Pineda, editamos a través de la Secretaría de Educación Guerrero, una obra más dentro de la Colección La Cuarta Transformación Educativa en Guerrero que es esta novela El Zarco del ilustre escritor guerrerense, Ignacio Manuel Altamirano, con el objetivo de promover la lectura.
Altamirano, en esta obra nos deja múltiples enseñanzas. Su clara postura a favor del movimiento de reforma en contra de los conservadores, quienes propiciaron la ingobernabilidad y la inseguridad; el contraste entre los principios de la honradez, la humildad, la sencillez, la nobleza y la justicia –que enarbola la Cuarta Transformación de México–, frente a la corrupción, la soberbia, la vanidad, los lujos y la injusticia. Disfruten la novela.

* La novela se puede consultar y leer en la página oficial de la Secretaría de Educación Guerrero www.seg.gro.mx en la biblioteca virtual.

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