Abelardo Martín M.
Agosto 20, 2024
Aparte de la legitimidad y la legalidad, otro de los grandes valores de la democracia, en especial de cualquier proceso electoral, es la certeza que garantiza ese intangible que significa o representa la confianza. Estos factores, sin duda alguna, quedaron plasmados en el último proceso electoral del que resultó electa la primera presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, quien hoy es ya la auténtica, genuina y jurídicamente respaldada PresidentA electa de los Estados Unidos Mexicanos, y tomará posesión, de acuerdo con los plazos de la ley, el próximo 1 de Octubre.
La certeza generada por las elecciones es la mejor simiente sobre la que podrá edificarse la gobernabilidad que el país tanto necesita, como consecuencia de casi cuatro décadas de gobiernos que se debilitaron y dejaron de cumplir no sólo su papel, sino la grave responsabilidad de lograr condiciones de armonía, paz, tranquilidad y crecimiento económico con justicia social.
Ese debilitamiento de los gobiernos priistas y panistas tuvo graves consecuencias en el suministro de los servicios básicos como salud, educación y paz social, aparte por supuesto, de haber paralizado prácticamente el crecimiento y provocado mayor injusticia, tanto en los servicios públicos como en el reparto equitativo de la riqueza, incluso con el hecho, denunciado en innumerables ocasiones por el Presidente López Obrador, de haber entregado el patrimonio público a particulares, desde grandes empresas hasta pequeñas pero significativas concesiones de servicios públicos que contribuyeron a su ineficacia y desorden gubernamental y social.
Si algo ha caracterizado al gobierno de López Obrador, a unas semanas de que concluya su sexenio, es haber respetado un proceso de transformación pacífico, sin violencia, sin violentar la paz social, frente a presiones y opiniones que le exigían mayor contundencia en la aplicación de la ley, especialmente contra quienes, escandalosamente, se beneficiaron de los gobiernos priístas y panistas anteriores.
Ahora la certeza electoral y la unción de Claudia Sheimbaun como presidenta electa, ratifican la legitimidad y la legalidad, que se refuerza con el perfil de nombramientos en su equipo de gobierno, como también ha ocurrido en el caso de la nueva jefa de gobierno de la CDMX, Clara Brugada, cuyo gabinete fue asimismo un mensaje que da certeza en el proceso de transformación pacífica de la ciudad y del país.
Estos testimonios son ejemplo de renovación, cuando en otros países los cambios se ven caracterizados por la violencia o el rompimiento de la ley. La Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación entregó a Claudia Sheinbaum la constancia de mayoría y validez que la acredita como presidenta electa de México, con lo que concluye así el proceso legal de la elección, luego de que en la jornada del 2 de junio, una mayoría apabullante de ciudadanos, en una proporción dos a uno, votamos a la candidata de Morena como la próxima mandataria de nuestro país.
Como resultado tenemos a la primera mujer presidenta en la historia de nuestro país, presidenta, con A, como ella misma remarcó en su discurso al recibir la constancia legal. No se trata, como también enfatizó la futura mandataria en la ceremonia, de un triunfo individual, sino de una victoria de todas las mujeres, y de su lucha a lo largo de muchas generaciones, por alcanzar igualdad y libertad.
El triunfo de Claudia Sheinbaum y de la coalición encabezada por Morena, significa el mandato de que continúe la Cuarta Transformación, para construir un México de bienestar y de derechos, y el rechazo absoluto al retorno de los gobiernos basados en la corrupción y los privilegios.
Después de la validación formal de la Presidenta Electa, esta semana el Instituto Nacional Electoral tendrá la responsabilidad de asignar la proporción exacta de legisladores por representación proporcional, para definir la composición de ambas cámaras en el Congreso de la Unión.
Una encendida polémica se ha desarrollado en torno a esta distribución, y sobre la sobrerrepresentación que tendrá la coalición triunfante, lo cual está establecido desde el siglo pasado en la Constitución. Pero desde luego la decisión tendrá que venir de las autoridades en la materia, primero del INE, y luego del Tribunal Electoral federal, que intervendrá ante las impugnaciones que se presenten.
Más allá de estos escarceos, hemos vivido, como ya se ha reiterado en anteriores colaboraciones, una transición democrática, ordenada y pacífica, que es un ejemplo ante un mundo convulso, con muchas naciones que en otras épocas fueron paradigmas de un funcionamiento democrático, y hoy están en serios problemas para garantizar el tránsito de un régimen al siguiente.
Donde sí hay muchas turbulencias es en lo que queda del viejo PRI. La próxima bancada de esa agrupación en el Senado decidió desconocer y marginar a Manlio Fabio Beltrones, una de las figuras más relevantes del otrora partido invencible, quien parecía destinado a coordinar la fracción, y en cambio decidió designar al guerrerense Manuel Añorve como su líder, por cierto formado a la sombra política del defenestrado sonorense, y que en su trayectoria cuenta la alcaldía de Acapulco y la candidatura al gobierno del estado. La política es así, y la maniobra pudo haber causado sorpresa a algunos, pero no debiera ser novedad para nadie, y el hoy senador Añorve asume desde el liderazgo las versiones de traición hacia su antiguo jefe y coordinador. Cosas de la política y de la humanidad.
Y también hay turbulencias en el territorio guerrerense, que en este caso se centran el tema de la seguridad que no acaba de cuajar, y la violencia y criminalidad que siguen asolando la región. Indicio de ello es que en un año escaso han estado al mando de la Guardia Nacional en la entidad cuatro comisionados, el más reciente de los cuales tomó posesión el fin de semana pasado. En la ceremonia, la gobernadora Evelyn Salgado Pineda sostuvo que la Guardia es una institución clave para la paz de las familias en la entidad y que hay una perfecta coordinación entre el gobierno estatal, los municipales y las fuerzas federales.
Qué bueno que así sea.
Abelardo Martín M., artículo, El Sur, Presidenta con A, las mujeres primero, Claudia Sheinbaum, elecciones, certeza, gabinete, primera mujer