EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Primer año de gobierno

Héctor Manuel Popoca Boone

Octubre 22, 2016

El gobernador del estado, Héctor Astudillo Flores (HAF), ha tenido que cumplir con sus responsabilidades institucionales en condiciones de suma adversidad en su primer año de mandato. Este estuvo enmarcado por diez factores socialmente apocalípticos, entre otros: 1) Violencias, 2) delincuencias, 3) falta de empleos, 4) ineptitudes institucionales, 5) arcas públicas semi-vacías, 6) abismales desigualdades sociales, 7) pobreza generalizada de la población, 9) carencia de justicia integral, pronta y expedita y 10) Corrupción e impunidad.
Afortunadamente ha sabido mantener la ecuanimidad ante la mar de infortunios socioeconómicos que aun imposibilitan alcanzar los mínimos deseables de seguridad pública, por todos anhelada. Ha tenido claro-oscuros su desempeño, como todo lo humanamente realizable. Lo políticamente más inoportuno fue haberle otorgado su respaldo político al presidente de la República, a raíz de la invitación y recepción oficial al patán racista y violentador misógino de Donald Trump.
La mayor injusticia observada, por ser de competencia estatal, es mantener encarcelados a varios comandantes indígenas de la policía comunitaria. A sabiendas de haberse violado el debido proceso legal en sus detenciones. Mantenerlos en la cárcel sólo es explicable por instrucciones políticamente superiores, emanadas más allá de la territorialidad que gobierna HAF.
Antidemocrático fue subordinar, en los hechos, a los poderes legislativo y judicial locales. Que, por lo demás, por la mediocridad de sus desempeños como contrapesos del poder ejecutivo no se ha perdido nada, exceptuando las actuaciones de las fracciones parlamentarias de MC y Morena. El mantener un Estado de Derecho, contrahecho, no es lo más benéfico para Guerrero.
Sigue existiendo poca transparencia en la información institucional solicitada y en la rendición de cuentas y resultados a la ciudadanía. Prueba de esta opacidad es la exclusión del ciudadano especialista en la materia, Marcos Méndez Lara, en el comité consultivo contra la corrupción, impunidad y ética, que pomposamente fue recién establecido.
Signo de madurez gubernativa fue no concitar conflictos gratuitos con los gobiernos municipales ni con el gobierno federal. Por el contrario, el respeto y coordinación exhibida contribuyeron a acrecentar los niveles de gobernabilidad urgentemente necesarios en estas indómitas y laceradas tierras.
Máxima tolerancia ha mostrado HAF al soportar, estoicamente, diversos dislates de algunos de los integrantes de su gabinete de trabajo y sus bajos rendimientos demostrados, cuestiones que le han provocado más de un dolor de cabeza y no poca vergüenza. Prescindible es, por ejemplo, el nepotismo demostrado por su jefe de gabinete al tener a su hijo como asesor personal cobrando en la nómina gubernamental. Y eso no es una cuestión de percepción, como diría mi amigo Ernesto Rodríguez Escalona.
En la búsqueda de acuerdos y alternativas de solución, HAF ha escuchado y dialogado con las variadas organizaciones sociales que expresan diversas demandas de la población. A veces presentadas utilizando métodos no deseables de presión o incluso, cayendo en francas conductas delictivas.
Los actos más solidarios con su gobierno, por constancia y empeño, han sido los demostrados por la maestra Mercedes Calvo que, con su activismo y empatía personal, ha ayudado en mucho a retejer el desgarrado entramado social.
Lo más plausible de HAF ha sido su cercanía como gobernante con el pueblo, sobre todo en escenarios de sangre, lágrimas y carencias. Sus recorridos por los 81 municipios del estado hablan bien de gobernar al ras de la calle y junto al surco, ante los pocos márgenes de acción provocados por las crisis acumuladas de gobernanza heredadas de los malos gobiernos que le antecedieron.

PD. Carecemos de autoridad moral para solicitar un rescate financiero federal por 15 mil millones de pesos, por impuestos no enterados a la propia SHCP en administraciones anteriores, sin que antes no se llame a cuentas a los responsables de esos descomunales desfalcos, sin que no haya impunidad de por medio.