Gaspard Estrada
Octubre 12, 2022
La semana pasada en Praga se llevó a cabo la primera cumbre de la Comunidad Política Europea (CPE). Se trata de la traducción concreta de una idea presentada en mayo por el presidente francés Emmanuel Macron, tres meses después del inicio de la invasión rusa de Ucrania. Para Emmanuel Macron la guerra ha vuelto a poner de manifiesto la necesidad de fortalecer la coordinación a escala continental en materia de política exterior y seguridad pero también de desarrollar vínculos en materia de energía, transporte, comercio, investigación y educación. Esta “CPE” es por tanto una reunión mucho más numerosa que la Unión Europea (UE), ya que están invitados 17 países además de los 27 miembros del bloque: Reino Unido, Turquía, los seis países de los Balcanes Occidentales, Suiza, Noruega, Islandia, Liechtenstein, Ucrania, Georgia, Moldavia, Armenia y Azerbaiyán. El objetivo es demostrar la unidad del continente frente a Vladimir Putin, en un momento en el que el presidente ruso vuelve a amenazar con el uso de armas nucleares y en el que el continente teme una crisis energética sin precedentes.
Detrás de esta nueva sigla y esta ambición de unidad, encontramos a países con trayectorias radicalmente diferentes frente a la UE, comenzando por el Reino Unido, que salió del bloque hace seis años tras el Brexit. La primera ministra británica, Liz Truss, vive un momento extremadamente difícil en su país, de manera que su presencia en Praga tenía como objetivo recuperar una postura internacional, y más generalmente, una forma de influencia en el continente. De hecho, varios países como Holanda, Finlandia, Suecia, Noruega y Polonia ven en la presencia británica en la cumbre y en la CPE una forma de acercarse a Londres, con quien las relaciones son difíciles desde el Brexit, en un contexto de disputas por Irlanda del Norte. Para la presidencia francesa, esto no es per se un problema. Macron sabe que los británicos tienen su lugar en una conversación estratégica más amplia que la UE sobre el futuro del continente europeo.
Sin embargo, la constitución de este nuevo grupo no está exenta de tensiones. Algunos temen que la CPE se convierta en una antesala de candidatos a miembros de la UE. Es difícil encontrar un denominador común entre quienes acaban de verse concedido este estatus, como Ucrania y Moldavia, y quienes saben que la puerta les está cerrada desde hace tiempo, como Turquía. También se ha debatido sobre la presencia del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. No solo no está alineado con las sanciones europeas contra Moscú, sino que está impidiendo que Suecia y Finlandia se unan a la OTAN y está en conflicto con Grecia y Chipre. También es parte en el conflicto entre Azerbaiyán y Armenia –ambos invitados a la cumbre. El caso de Serbia también es delicado. Si bien el país era percibido como uno de los más avanzados en el camino hacia la integración en la UE, la guerra en Ucrania ha cambiado esta percepción. Aunque condenó la invasión, el presidente serbio, Aleksandar Vucic, sigue negándose a sumarse a las sanciones europeas contra su aliado ruso.
Para calmar los ánimos, el presidente francés, durante su discurso de presentación de la CPE, en mayo, aseguró que esta comunidad europea sería un “complemento” y no una “alternativa” al proceso de adhesión. Según Macron, la Comunidad Política Europea se basará en dos pilares. El primero es político: los miembros podrán hablar entre ellos en igualdad de condiciones dos veces al año, un poco como lo que existe en el G20, pero en un formato paneuropeo, para pensar en un futuro común. Hay una ganancia real en que los líderes del continente encuentren un espacio para abordar libremente sus preocupaciones. Y como la política debe estar anclada en la realidad de los proyectos, el segundo pilar será el de la cooperación. ¿Será realmente la CPE un foro de largo plazo o se unirá a la larga lista de proyectos efímeros en el continente, como la Confederación Europea propuesta en 1989 por François Mitterrand? Solo el tiempo lo dirá.
* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París
Twitter: @Gaspard_Estrada