EL-SUR

Sábado 27 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

¿Quién reconstruirá Acapulco?

Jesús Mendoza Zaragoza

Diciembre 11, 2023

A propósito de la reconstrucción de esta ciudad castigada por el huracán Otis, hay actores que se han estado pronunciando por un diálogo acerca de ese “nuevo Acapulco” que necesitamos. Se han pronunciado académicos, colegios de profesionales, organizaciones sociales y empresarios, tanto de la ciudad como del país. Se ve necesario escuchar todas las voces que aporten elementos para el diseño de un proyecto de reconstrucción integral.
En primer lugar, hay que plantear qué entendemos cuando hablamos de reconstrucción. Una cosa es hablar de la reconstrucción física de la ciudad con sus mismas vialidades, sus mismas edificaciones renovadas y su misma estructura física. Otra cosa muy diferente es hablar de las necesidades que tiene nuestra ciudad para que la reconstrucción responda a esas necesidades, las que pueden ser ambientales, económicas, sociales y culturales. Otra cosa es hablar de los valores que queremos establecer en su diseño, tales como la armonía, el equilibrio, el humanismo, la justicia, etc., en orden a fortalecerla. Tiene que darse una amplia discusión al respecto, sobre el mismo concepto de reconstrucción.
Por otra parte, en el diálogo debiéramos participar todos. Y cuando digo todos, me refiero a todos: ciudadanos, empresarios, políticos, académicos, profesionales, filósofos y científicos. Todos, significa que participemos los acapulqueños, incluyendo a nacionales y extranjeros que tengan interés en aportar algo para rediseñar esta ciudad.
El huracán Otis fue un aviso de lo que será el clima en los próximos años y nos señaló las vulnerabilidades de esta ciudad, por lo cual su diseño tiene que prever el futuro de la misma. Si físicamente esta ciudad tiene altas vulnerabilidades, socialmente también las tiene. Y no digamos que, también, tenemos vulnerabilidades económicas y culturales. Pensemos en las rapiñas como dato cultural, que expresa el individualismo que prevalece en esta ciudad, cuando las personas no piensan en las demás.
Somos una ciudad que se ha formado y ha crecido vertiginosamente en los últimos cincuenta años sin una identidad colectiva propia, carente de símbolos que la identifiquen como tal. La violencia y la inseguridad de los últimos veinte años nos han fragmentado y no tenemos opciones a corto plazo. Hay que pensar en la reconstrucción como una oportunidad para que, desde ahora, nos escuchemos todos y forjemos una identidad que nos vincule a todos, cada quien según el lugar que tiene o desea tener en la ciudad.
Sería una pena y una oportunidad perdida el que la reconstrucción se redujera a una reparación de los daños sin más. Démonos la oportunidad para pensar lo que queremos que suceda en el futuro de esta ciudad. Esto nos haría mucho bien. Pensémonos como una comunidad y no como un conglomerado. Pensemos también en las futuras generaciones, a las que hay que dejarles una rica herencia plasmada en la configuración de la ciudad.
Para que esto suceda, es necesario que las autoridades no se vayan por la libre: sin escuchar ni consultar a nadie. Eso representaría un daño imperdonable para todos. Las autoridades, las universidades, los empresarios, las organizaciones sociales y los colegios profesionales podrían organizar encuentros de diálogo para compartir ideas, diseños y alternativas de manera que esta ciudad sea fortalecida con la colaboración de todos. Esta tendría que ser una política necesaria para que Acapulco sea de todos.