EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Rastros de clembuterol

Efren Garcia Villalvazo

Febrero 22, 2020

El guiso estaba por demás bueno. Un estofado de riñones muy españolao preparado con dos de estos pequeños órganos comprados en alguna de las carnicerías del Mercado Central de Acapulco. Tomate, cebolla, ajo. Un poco de aceite de oliva y dejar que se cueza a fuego lento durante algunos minutos. Servido con un poco de arroz blanco, la verdad no pintaba nada mal. ¿Se vale repetir? ¡Claro, hay para eso y más…!
Un par de horas después el mundo se comenzó a cerrar con brusquedad a mi alrededor. Mi pulso se aceleró hasta el tope y comenzó al golpear salvajemente en los oídos. En el pecho un dolor quemante que quitaba el aliento y volvía difícil la respiración. Las piernas me temblaban negándose a sostenerme para buscar ayuda.
Extendí la mano hacia el frente y los dedos temblaban visiblemente, cada uno por su lado. ¿Ataque cardiaco? No, no es tanto así. ¿Y entonces?
Llegue como pude al hospital de un amigo y después de un rápido reconocimiento me sentenció con gran tino:
–Estás intoxicado con algún compuesto químico. ¿En dónde comiste?
Después de revisar mi día reciente llegamos a la conclusión que los riñones provenientes del Mercado Central, los cuales, créanlo o no, pueden llegar a estar contaminados con un compuesto llamado clembuterol. Se trata de una droga usada para provocar un crecimiento masivo en animales de ganado y mejorar la rentabilidad de las operaciones de un ganadero. El problema es que si este compuesto llega a ser consumido –indirectamente– por el ser humano puede producir efectos sumamente nocivos.
En el número 65 de la Revista de Sanidad Militar el general brigadier M.C. Eusebio Sabino Marban-Arcos y el teniente coronel M.C. Francisco Alejandro López-Jiménez del Centro Hospitalario del Estado Mayor Presidencial de la Ciudad de México exponen en el resumen de un artículo lo siguiente:
“El clembuterol es usado en humanos como broncodilatador. Sin embargo, es un potente agente de redistribución de grasa, que es usado para promover el crecimiento del ganado al incrementar el volumen proteico y removiendo la grasa. Por este efecto es una droga de uso ilegal en atletas, usado, sobre todo, en atletas femeninos debido a la carencia de efectos androgenizantes que se observan con los esteroides. La ingesta crónica de los agonistas ?, se ha demostrado que es tóxica para el corazón. Ha sido reportada muerte súbita relacionada con el ejercicio con el uso prolongado del clenbuterol. Por otro lado, la intoxicación aguda con este agente se ha observado por la ingesta de carne contaminada con clenbuterol. Reportamos cinco pacientes con antecedente de ingesta de hígado de res, con intoxicación aguda asociada a la ingesta de hígado de res contaminado con clenbuterol. Sus síntomas principales fueron: dolor de cabeza, temblor de extremidades, taquicardia y agitación”. Tales como los que yo sufrí.
La siguiente pregunta es: ¿No hay una vigilancia sanitaria o de salud que prevenga que carne contaminada de cualquier tipo se comercialice de manera descuidada en las decenas de mercados de colonia que existen en Acapulco? ¿Alguna dependencia de salud municipal, estatal o federal? ¿No tiene que ver aquí la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios, la afamada Cofepris que es la que siempre nos da nuestros cocotazos con el asunto de la calidad de agua en los muestreos pre-vacacionales de la bahía de Acapulco? ¿Este tema de protección de los miles de consumidores que pueden estar en riesgo por compuestos como el clembuterol o cosas peores no le interesa? Quizá no es lo suficientemente visible en medios y se trata sólo de la salud en riesgo de los miles de acapulqueños que consumimos productos de los mercados porteños. Poca cosa.
Todo esto pensaba mientras miraba la botella de suero que gota a gota penetraba a mi torrente sanguíneo para diluir la droga que 12 horas después todavía atenazaba mi pecho y abdomen. Fue un episodio que requería de reacción rápida. ¿Y los que no alcanzan a responder como yo lo hice?
Ya en recuperación me enteré que la solución a todo esto es que el sacrificio de los animales se haga en un rastro regulado en donde se lleven a cabo pruebas continuas de control de calidad del producto, de preferencia un rastro de Tipo Inspección Federal (TIF). Sin embargo, no recuerdo que en la infraestructura municipal se mencione que tengamos algo así.
Ya en el café los amigos me dicen que sí tenemos un rastro TIF, pero que no funciona. Un rastro que tuvo un costo de más de un centenar de millones de pesos, construido y equipado de acuerdo con los requerimientos de una ciudad que se promociona en Estados Unidos y Europa como “internacional”, ubicado allá por el rumbo de El Salto, pero que no tiene agua para operar. Y al parecer tampoco tiene planta de tratamiento de aguas residuales para evitar que se contamine en el lugar de descarga. Toda una costosa farsa, de esas que tanto se dan en nuestro estado y municipio. Y con la falta que hace en nuestro municipio.
Recomendación final de los doctores antes de que me retirara del hospital: no comer en la calle, mucho menos vísceras como hígado y riñones, compra de carnes solo en lugares en donde aparezca el sello TIF como en supermercados y tiendas especializadas de carne –ni modo, hay que decirlo– , denunciar ante la autoridad sanitaria los mercados en donde se detecten estas prácticas –ni modo, hay que decirlo también– , atenderse con personal médico profesional de inmediato y estar alerta para advertir a los que un evento así los agarre descuidados. Quizá seamos consumidores consuetudinarios de clembuterol en el mercado de nuestra colonia y aún no lo sabemos. Sirva todo lo anterior a manera de denuncia.

Twitter: @OceanEfren

* El autor es oceanólogo (UABC), ambientalista y asesor pesquero y acuícola. Promotor de la ANP Isla La Roqueta, del Corredor Marino de Conservación del Pacífico Sur Oriental además de impulsor de la playa ecológica Manzanillo.