EL-SUR

Jueves 18 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Recta final

Arturo Martínez Núñez

Junio 19, 2018

Mientras Andrés Manuel Lo?pez Obrador, el candidato de la gente, continúa su marcha triunfal a lo largo y ancho del país, José Antonio Meade Kuribreña y Ricardo Anaya Cortés, los candidatos del spot, del meme y del twitter, siguen buscando la bala de plata con la cual detener al tabasqueño. Piensan que con un golpe de genialidad pueden cambiar el curso de la historia. Creen que lo que no pueden obtener a través del convencimiento, lo pueden comprar o incluso robar. Desean que los memorandos que cada mañana reciben de sus costosos consultores, asesores y war rooms, llenos de “recomendaciones”, “líneas discursivas” y “ejes estratégicos” se conviertan en los deseos del genio de la lámpara. Quisieran construir en quince días de buenas campañas lo que han destruido en noventa años de malos gobiernos.
Pero el electorado mexicano parece haber ya decidido en favor de un candidato. Nunca en la historia reciente de México el llamado efecto Teflón –aquel que impide que cualquier ataque se le pegue a determinado personaje– había aparecido tan acentuado. Lo?pez Obrador parece revestido en una capa impenetrable de este material sintético. Más aún, Lo?pez Obrador pareciera cubierto con un manto protector que hace que los ataques en su contra no sólo no le afecten sino que le benefician. El veneno que intentan aplicarle parece intoxicar a sus enemigos. Cada que un embate pretende detener su escalada en las preferencias electorales, la resultante son uno o dos puntos adicionales en todas las mediciones.
Es verdad que éste arroz no se ha cocido. Que además de llenar las plazas hay que llenar las urnas. Que es necesario que se vote y que los votos cuenten y se cuenten bien. Es una realidad que las estructuras son importantes para movilizar y defender el voto. Sin embargo lo que veremos el 1 de julio no lo podemos analizar a la luz de procesos electorales anteriores. Nunca en la historia de las mediciones electorales había ocurrido que un candidato llegara a la cita electoral con una diferencia tan grande. No existe estructura que resista el empuje de un tsunami electoral de más de 45 puntos. No hay fraude, coacción, amenaza ni maña que pueda detener a un ejército de votantes si estos superan el 70% de participación (en el 2012 fue de 63%).
Estamos a dos semanas de ser testigos de un acontecimiento histórico. La victoria de Andrés Manuel Lo?pez Obrador será recordada como el día en que se consolidó la democracia en México. La llegada al poder de la izquierda por primera vez en la República, marcará la consumación de la larga transición a la democracia en México. Será como dice Lo?pez Obrador, el inicio de la Cuarta Transformación Nacional después de la Independencia, la Reforma y la Revolución mexicana y será ésta sin violencia, sin anarquía y sin sobresaltos.
Los cuarteles generales de las coaliciones alrededor del PRI y del PAN comienzan a mostrar alarmantes signos de desesperación. Ojalá que conduzcan su frustración a través de los canales democráticos y no pretendan realizar otro tipo de acciones fuera de la legalidad. México no aguanta otro intento de violar y violentar la voluntad popular.
La coalición Juntos Haremos Historia por su parte, debe de comenzar a actuar con generosidad y altura de miras para incluir a todas las fuerzas democráticas que busquen aportar al progreso y desarrollo nacional. Basta de confrontación, hay que comenzar a actuar como gobierno y no como oposición.
A las autoridades y órganos encargados de llevar el proceso electoral en sus distintas etapas, les corresponderá estar a la altura de su mandato, actuar como partes del Estado mexicano y no como integrantes del gobierno en turno.
El 2 de julio terminará la larga noche que ha sumido a México en la desesperación, en la violencia y en la pobreza; volverá a salir el sol y comenzará una nueva era de construcción de un México por todos, de todos y para todos.
Así sea.