EL-SUR

Viernes 03 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión

REDD+ y sus mitos

Octavio Klimek Alcaraz

Septiembre 02, 2023

REDD+ significa Reducción de Emisiones derivadas de la Deforestación y la Degradación de los bosques; el símbolo + implica que en su aplicación hay componentes de conservación, gestión sostenible de los bosques con participación de población local y aumento de las reservas forestales de carbono.
La idea es de “mitigar” las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de combustibles fósiles de las empresas privadas, los individuos y los gobiernos a través de su “compensación”, invirtiendo en proyectos REDD+ para detener las emisiones que de otra manera habrían ocurrido, como la reducción de la deforestación, o invirtiendo en proyectos de absorción de carbono, como la restauración forestal. Así, los proyectos de REDD+, tienen como objetivo disminuir las emisiones de carbono de los bosques para compensar otras emisiones de carbono y, a menudo, se reclaman como créditos que se utilizan para calcular los presupuestos reducidos de emisiones de carbono de inevitables emisiones de gases de efecto invernadero de industrias, como por ejemplo la aviación. La idea es que se logran recursos para proteger los bosques tropicales de la amenaza de la deforestación. En ese sentido grandes empresas apuestan por la etiqueta de “neutralidad climática” y publicitan a sus clientes que al participar en proyectos de compensar sus emisiones con la compra de créditos de carbono de proyectos REDD+ están haciendo algo bueno por el medio ambiente.
Las sumas de recursos son crecientes, en 2021, dos tercios de los 227. 7 millones de compensaciones del sector de uso de la tierra (excluida la agricultura) comercializadas en los mercados de carbono, con un valor total de 1 mil 300 millones de dólares, se originaron en proyectos REDD+.
Recientemente, la revista Science en su número de agosto publicó un trabajo de investigación encabezado por Thales West de la Universidad de Amsterdam en Holanda y otros siete investigadores de diversas universidades de Europa, Estados Unidos y Australia. Los autores del artículo compararon los efectos reales de proyectos REDD+ con valores de referencia mensurables y encontraron que la mayoría de ellos no han reducido la deforestación significativamente, y aquellos que sí lo hicieron tuvieron beneficios sustancialmente inferiores a los afirmados. Por lo tanto, la mayoría de los proyectos REDD son menos beneficiosos de lo que suele afirmarse (https://www.science.org/doi/10.1126/science.ade3535).
Las compensaciones de carbono de proyectos voluntarios de deforestación evitada se generan sobre la base del desempeño en relación con las líneas de base de deforestación ex ante (antes del suceso). West y colaboradores examinaron los efectos de 26 proyectos de este tipo en seis países de tres continentes, certificados por la empresa estadunidense Verra. Estos proyectos emitieron créditos REDD+ (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación) al mercado voluntario de carbono. Cada crédito equivale a una tonelada métrica de dióxido de carbono que no se ha emitido, debido a la existencia del proyecto, que realiza actividades para reducir la deforestación en el área del proyecto
West y sus colaoradores encontraron que la mayoría de los proyectos no han reducido significativamente la deforestación. En el caso de los proyectos que sí lo hicieron, las reducciones fueron sustancialmente inferiores a lo que se había comprometido. Esto refleja diferencias entre las líneas de base ex ante del proyecto y los contrafactuales ex post (después de) según la deforestación observada en las áreas de control.
Según las estimaciones ex ante de los proyectos, en un grupo de 18 proyectos REDD+ podrían haber generado hasta 89 millones de compensaciones de carbono hasta 2020. Sin embargo, 60.2 millones de estas compensaciones (68 por ciento) se habrían originado en proyectos que no han reducido significativamente la deforestación (y emisiones de carbono). Los 28.8 millones de compensaciones restantes (32 por ciento) se habrían originado en proyectos probablemente asociados con cierta deforestación evitada, pero no en la medida esperada por los desarrolladores del proyecto.
A noviembre de 2021, esos 18 proyectos REDD+ habían emitido 62 millones de créditos de compensación de carbono. De ellos, al menos 14.6 millones (24 por ciento) ya han sido utilizados por personas u organizaciones de todo el mundo para compensar sus emisiones de gases de efecto invernadero. Por lo tanto, según las estimaciones de West y colaboradores, estos proyectos ya se han utilizado para compensar casi tres veces más emisiones de carbono que las que evitaron los proyectos, y hay otros 47.4 millones de compensaciones de carbono engañosas disponibles en el mercado.
Se debe hacer énfasis, que las compensaciones engañosas conllevan consecuencias negativas para la lucha contra el cambio global porque: 1) no compensan las emisiones liberadas por quienes las adquieren; 2) para la conservación de los bosques, no están reduciendo la deforestación tanto como se afirma, y 3) para la financiación futura de la conservación de los bosques, porque los riesgos para la reputación de verse contaminados por acusaciones de lavado verde (es decir, afirmaciones ambientales engañosas) pueden disuadir futuras inversiones.
También diversos autores argumentan que las compensaciones que utilizan las emisiones evitadas son un enfoque defectuoso para abordar la crisis climática, porque equilibrar las emisiones de combustibles fósiles con las del cambio de uso de la tierra no logra las reducciones necesarias para estabilizar el sistema climático. Además, la compensación refuerza las desigualdades globales porque las personas y empresas de altos ingresos continúan contaminando, mientras que las personas y los países de bajos ingresos soportan los costos asociados con la reducción de emisiones.
Sobre la cuestión más limitada de la credibilidad del mercado voluntario de carbono, el estudio de West y colaboradores muestra que se necesitan cambios importantes en la forma en que se calculan los créditos. Los autores consideran, que las metodologías utilizadas para construir líneas de base de deforestación para las intervenciones de compensación de carbono necesitan revisiones urgentes para atribuir correctamente la reducción de la deforestación a los proyectos, manteniendo así, tanto los incentivos para la conservación de los bosques, como la integridad de la contabilidad global del carbono. Asimismo, se necesitan evidencias más confiables e independientes, y cada vez más certeras de los métodos de contabilidad del carbono para evaluar la eficacia de los enfoques para la conservación de los bosques
Sin embargo, todo esto por sí solo no protegerá los bosques tropicales. La deforestación es impulsada principalmente por el cambio de uso de tierras forestales a tierras agropecuarias para producir productos agrícolas. Esta demanda puede reducirse a través del fomento de la agroecología; reducciones en el consumo global, por ejemplo, en el desperdicio de alimentos y en la demanda de carne y productos lácteos por parte de los grandes consumidores, en síntesis un manejo eficiente de las tierras agropecuarias. Las empresas también tendrían que ser reguladas para garantizar cadenas de suministro de productos básicos libres de deforestación. Además, si se va a renunciar a los ingresos de la expansión agropecuaria, los países y las comunidades requerirán ingresos por mantener las tierras que siguen siendo bosques, que deberán provenir de los países desarrollados causantes principales del cambio climático. Con un esfuerzo concertado debería ser posible detener la deforestación tropical y sus emisiones de carbono relacionados.