EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Rendir cuentas

Florencio Salazar

Julio 07, 2020

A los guerrerenses
hoy les preocupa más su empleo
y su economía, que el contagio.

Héctor Astudillo Flores

Con amplia experiencia legislativa, el gobernador Héctor Astudillo Flores reconoce la importancia de rendir cuentas al Congreso del Estado. La pandemia vino a alterar las actividades en todos los sentidos: salud pública, economía, las finanzas, movilidad, vida familiar y social. Nada ha dejado a salvo y esta catástrofe ha exigido atención extraordinaria. Por eso el Ejecutivo rindió cuentas a los legisladores.
En un hecho inédito, a iniciativa del propio gobernador, compareció el pasado 3 de julio ante el Soberano, acudiendo a la tecnología para mantener la sana distancia. A través de Zoom se conectó con la Representación Popular, incluyendo en el evento a los secretarios de Finanzas y Administración, Tulio Pérez Calvo, y al de Salud, Carlos de la Peña Pintos. Se trataba de informar sobre las acciones realizadas para evitar el crecimiento del contagio.
Las crisis ofrecen a los dirigentes políticos la oportunidad para demostrar que también pueden ser líderes. Ruiz Massieu ha dicho que el dirigente lo es por nombramiento y el líder por sí mismo. Ambas aptitudes pueden ser coincidentes en algún tramo de la carrera política. El gobernante tiene el deber de ser ambas cosas, pero no siempre es posible. El carácter, la formación política, serán determinantes para ese fin.
Gobernar Guerrero es andar todo el tiempo trepado en el lomo de un potro cerril, con rienda pero sin silla. El jinete debe estar alerta de los brincos bruscos y emplear todas sus fuerzas para dominar al equino, que por manso que se pueda mostrar siempre será un riesgo. Si bien el gobernador conoce de estos trotes no esperaba que, de pronto, el terreno se volviera pantanoso.
El Covid-19 sorprendió al mundo. Aunque unos países tomaron medidas oportunas y otros tardías, llegó como un verdadero vendaval. Veloz en el contagio, voraz y mortal. Se ha dicho que estos virus se desarrollan de acuerdo con el terreno en el que caen, lo que significa desde la capacidad inmunológica de cada persona hasta el sistema de salud. Los guerrerenses no tenemos mucho que adivinar: entidad pobre, población con altos grados de desnutrición, servicio de salud deficiente y sustracción de medicamentos por la inmoralidad de algunos trabajadores.
Astudillo Flores entendió la naturaleza del problema y emprendió las acciones que tuvo a su alcance: alertar a la población, recorrer las regiones, establecer comunicación constante con autoridades municipales, reunirse con los representantes de gremios y organismos patronales, revisar las condiciones hospitalarias, coordinar acciones con el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional, manteniendo abierto el canal de colaboración con el gobierno federal.
Este nivel de coordinación propició que Guerrero escalara del segundo lugar nacional al 16, por concepto de camas Covid disponibles para la atención de personas contagiadas, al pasar de 352 a 752.
El Ejecutivo ha invertido 951 millones de pesos, incluidos 153 millones otorgados por la Federación y 266 millones más que están por pagar. Sin embargo, proyecciones financieras al cierre del presente ejercicio advierten de afectaciones superiores a los 4 mil millones de pesos.
Ante esta complejidad comunicar es fundamental. Diariamente a través de medios informó de las condiciones del contagio en nuestro estado. Y fue insistente en la importancia de tomar las medidas preventivas probadas; la más dura, por supuesto, ha sido Quédate en casa. La mayoría de las familias se refugiaron en sus hogares sin los recursos para la sustentación de meses y los arañazos del hambre exigieron que no pocos salieran a la calle, a pesar del cierre de las actividades no esenciales.
El gobierno federal adoptó un semáforo como indicativo de la intensidad de la contingencia, valorando casos, contagios, muertes y disponibilidad de hospitales con equipamiento y personal calificado para atender la demanda. Los colores fueron indicando el grado de riesgo. Guerrero se ubicó en Semáforo Rojo, del 14 de mayo al 1 de julio.
Se cerraron centros educativos, hoteles, restaurantes, antros, playas, templos, gimnasios, parques, plazas y cuanta actividad facilitara el contagio comunitario.
Cerrar las actividades no esenciales, como la reapertura de 12 de ellas a partir del 2 de julio, en el que Guerrero se sitúo en Semáforo Naranja, no ha sido una decisión fácil. Cerrar empresas y servicios con lo que implica de cierre temporal y hasta definitivo de empleos; y reabrir sabiendo que el virus pulula en el ambiente exige el lenguaje de los hechos. Pero es ahí donde el gobernante muestra su talante, su responsabilidad. Responsabilidad que llevó al Ejecutivo a contraer el contagio y al menos a una docena de sus colaboradores cercanos.
Ante 41 diputados de todas las fracciones dio cuenta del tratamiento de la pandemia. De lo que hay y de lo que falta, de la lumbre que nos atiza, de un tiempo de tormento y de tormentas.
Pero también del amplio sentido de la responsabilidad.