EL-SUR

Viernes 26 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Restauración presidencialista

Jorge Camacho Peñaloza

Diciembre 06, 2019

El acto autoritario se distingue de todos los demás por el hecho de que no encuentra oposición por parte de quien, o de quienes, es el destinatario. Alexandre Kojeve.

El pasado 1 de diciembre va a ser un día histórico en la vida del país, no porque Andrés Manuel López Obrador haya dado su Primer Informe de Gobierno, que en realidad más que informe fue un evento político de veneración y arropamiento que de rendición de cuentas porque todo lo que dijo ya lo había dicho y no dijo nada nuevo, más bien ese día fue el nacimiento de la urgente y necesaria oposición al poder centralizado, mesiánico y personalizado de López Obrador que más temprano que tarde va a tener que enfrentar al ser la oposición que le señalara desde la ciudadanía, a la que tanto miedo le tiene, todos los errores y fallas que está cometiendo que tanto daño le están haciendo al país.
Andrés Manuel cree, porque ganó abrumadoramente la elección presidencial, aunque seguramente no aceptará que con el voto mayoritariamente antipriísta más que morenista o lopezobradorista, y menos izquierdista aunque así lo sueñan los bohemios fidelistas y guevaristas, dejando no sólo en la lona a sus contendientes sino que literalmente borrando del mapa al PRI, al PAN y al PRD, que está gobernando a sus anchas con sus diputados y senadores en el Congreso de la Unión y el “pueblo”, descalificando a su adversarios como conservadores y neoliberales, por lo que puede hacer y deshacer, y simular la “democracia a mano alzada” tomando en cuenta al “pueblo” en las decisiones de gobierno, sin que nada ni nadie se le contraponga.
Ha sido el peor inicio de gobierno, sin crecimiento económico, con las cifras delictivas más altas, desapareciendo programas de apoyo social, liberando en lugar de encarcelar a delincuentes, engañando a la gente de que está combatiendo a la pobreza y a la corrupción, apropiándose de las instituciones que deberían de ser independientes como la Comisión Nacional de Derechos Humanos, y lo que es peor, todo ello sin que haya un contrapeso u oposición política real con estatura moral que exhiba su autoritarismo y fracaso.
En estas condiciones la peor amenaza para el país, para la democracia, la vigencia de las instituciones y de la ley, es la restauración del presidencialismo autoritario que se impone por encima de las instituciones, de la ley, aquel que disfraza de unidad nacional su intolerancia a la pluralidad, el derecho de pensar y ser diferente, porque en los hechos eso está haciendo López Obrador y no una cuarta transformación en el sentido de retomar el cauce de las luchas de la historia nacional en su trayecto hacia una patria, libre, institucional y regida por las leyes.
El régimen presidencialista es ese que se apropia de la historia y gobierna en nombre de ella y del pueblo para hacer parecer a quien se oponga a él, que se opone a la historia, a los héroes y al pueblo, ese régimen en el que quien se hace del poder manipula narrativas que lo señalen como el elegido por los dioses y la misma madre naturaleza, justamente los terrenos en los que pisa Andrés Manuel porque le hace falta una oposición que le haga ver que es un simple mortal.
Pero el pasado 1 de diciembre en más de la mitad de los estados de la república alzamos la voz para decirle a López Obrador que no permitiremos que gobierne como se le dé la gana, somos una oposición por ahora ciudadana, pero mañana podremos ser un partido nuevo, sin los vicios de los partidos que acabaron fracasando y fallándole a la ciudadanía como el PRI, PAN y PRD.
A la República le urge una oposición para que no sea gobernada por un presidencialismo, que haga valer el artículo 40 constitucional que le da sustento a nuestra forma de gobierno republicana, representativa, democrática, laica y federal, compuesta por estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, y por la Ciudad de México, unidos en una federación, es decir, la República no es el gobierno federal, sino el Poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, que no deben estar supeditados uno a otro como fue en el presidencialismo priísta y ahora lopezobradorista.
Vamos a ser una oposición organizada, fresca, ciudadanizada, con un proyecto democrático que se le oponga al presidencialismo autoritario, ese régimen que ha conculcado derechos y libertades al ciudadano y que se ha sustentado en el clientelismo, justamente lo que muy bien está haciendo López Obrador, regalando dinero a diestra y siniestra.
Vuela vuela palomita y ve y dile: A Andrés Manuel, que qué le paso el primero de diciembre, a poco ya se le cansó el ganso, porque como que se vio que ya se hartó, de tanto que ha escuchado el mismo rollo de siempre, que ha regalado dinero aquí y acullá, y pan con lo mismo.