EL-SUR

Jueves 18 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Sábados de gloria musical

Ana Cecilia Terrazas

Abril 03, 2021

En términos compositivos quizá no haya otro tema al que las y los músicos le hayan dedicado más talento, durante tanto siglos, como a los asuntos religiosos.
El texto en la coyuntura de Sábado de Gloria y el pretexto de Semana Santa es perfecto para hacer algunas recomendaciones musicales que, lo advierto a tiempo, no pretenden abonar en erudición melómana alguna. Se trata de piezas memorables que disfruto y por tanto sugiero ampliamente se escuchen o visiten de nuevo solamente a partir del gozo que pueden provocar. Las personas especialistas, si acaso leen estas líneas, deban entrar con no otra expectativa más que hallarse ante una ofrenda subjetiva.
Para empezar apunto el Stabat Mater, RV 621. Conocedores notarán –porque RV significa una catalogación específica para Vivaldi– que la referencia no es a la muy conocida obra con ese título de Pergolesi, sino a la creación temprana de Antonio Vivaldi. La versión cantada por el contratenor alemán Jochen Kowalski, parte del álbum Música Sacra de Vivaldi dirigido por Vittorio Negri, es favorita. Insondable, la tesitura de Kowalski pudiera confundirse con la voz de una contralto. Los violines lo cortan todo hondo y triste, en sintonía con la intención original para afiliarnos solidariamente con la preocupación de una madre que mira sufrir a un hijo.
En segundo lugar está –si se puede escuchar de preferencia la obra completa, aunque su duración rebase las dos horas y media– la interpretación de la mezzosoprano inglesa Janet Baker, en el aria Erbarme Dich (Ten piedad de mí, Dios mío), segmento inolvidable y fundamental de La pasión de Cristo según San Mateo de Juan Sebastián Bach.
Se ha considerado que no hay obra sacra, de música, tan monumental como ésta. Se compuso en el siglo XVIII, pero fue hasta cien años después que cobró inmensa fama.
Una vez que esta aria se escucha, jamás puede la memoria auditiva borrar esos lugares explorados por el cerebro. La dicción perfecta de la dama Baker, junto con su virtuosismo, también colaboran para hacer la travesía de una nitidez y profundidad inenarrables.
Si habiendo escuchado esto no hemos llegado aún a la raíz de algo, sin duda ocurrirá a continuación. Se trata del Parce mihi Domine, que conocí en el álbum Officium de 1994. El magistral saxofonista noruego Jan Garbarek, con el Hilliard Ensamble, lograron entreverar la polifonía de las obras litúrgicas de la alta Edad Media del compositor portugués Cristóbal de Morales, interviniéndolas modernamente con el sax soprano de Garbarek. Si esto de por sí es algo único, justamente el homenaje a esta yuxtaposición realizado en 2015 en una iglesia en la isla de Cerdeña, Italia, el ensamble Cantar Lontano y el sax de Gavino Murgia, dirigidos por Marco Mencoboni, logra elogiar de manera inigualable al noruego, a la voz humana, a la interpretación actualizada y al recinto mismo que se vuelve protagonista*.
Tres propuestas más.
Una muy conocida, fantástica, del estadunidense del siglo XX Samuel Barber: el Agnus Dei que ha sido inmortalizado en muchas grabaciones por el coro británico New College, de Oxford, y con cuyos trebles –infantes que suben el tono a niveles sumamente agudos– las audiencias elevan espíritu y sensibilidad de inmediato.
Del sacerdote, compositor e intérprete del siglo XVI Gregorio Allegri, el Miserere mei. Es mejor escucharla, si se consigue, cantada por el coro Tenebrae que dirige Nigel Short. Los altos alcanzados por sus sopranos no le piden nada a los niños trebles de la antigüedad.
Finalmente, hay un paradójico clásico de la canción de protesta latinoamericana: la Misa Criolla compuesta por el argentino Ariel Ramírez. De aquí la sugerencia es el Gloria, en particular el cantado con toda su grandeza, fortaleza y alma por la muy admirada Mercedes Sosa. Si es posible, hay que buscar la versión tomada del concierto en vivo de 1999 en la que la cantora argentina se acompaña con el charango vital de Jaime Torres**. Este Gloria es alegre, folklórico, ascendente.
Ateológicamente hablando, los arreglos citados brindan, mediante un viaje a través del sonido, las voces, los ecos y los silencios, un efecto resonante con la atención plena, con la meditación, con la perplejidad del presente.

*https://www.youtube.com/watch?v=Z_EZBfClFsg
*https://www.youtube.com/watch?v=SJPIZzym1zc

@anterrazas