EL-SUR

Martes 10 de Diciembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Salman Rushdie y la alegría de vivir

Adán Ramírez Serret

Abril 14, 2023

 

Es famoso el inicio del Evangelio según Juan, en el cual escribe en griego, “En el principio fue el logos”, que normalmente se ha traducido este “Logos” por verbo, mucho más cercano al Verbum latino.
El logos es difícil de traducir pues el concepto griego encarna muchísimos sentidos; serían entre varios más, “discurso, oración, cita, historia, estudio, palabra, cálculo, razón”. Y sí, es hermoso imaginar ese inicio, un comienzo que recuerda siempre al del relato que exige todo aquello que significaba el logos en griego.
En latín Verbum quiere decir palabra en general y en español, en gramática en específico el verbo se refiere a aquellas en particular que son acción. Así, el evangelista Juan, dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”.
Si salimos de la religión y pensamos en este texto como literatura, es simplemente genial. Me gusta pensar que la narración es divina. Que para decir quiénes somos debemos contar una historia y se dice que antes de morir se ve la vida entera en un segundo. Todo es relato. La vida sería imposible sin las anécdotas.
Y las palabras, los relatos también son consuelo. Pienso en Salman Rushdie (Bombay, 1947) y su más reciente novela, Victory City. Obra que estaba escribiendo cuando recibió el ataque que casi le cuesta la vida el año pasado. El dato, más allá de tener esta característica cercana al morbo, se vuelve más bien bellísimo cuando se abren las páginas de esta novela.
La obra comienza con la entraña de la narrativa, en ese terreno de la fábula de cuento fantástico, de mundo mágico un tanto pueril y onírico. Dice: “El último día de su vida, cuando tenía doscientos cuarenta y siete años, la milagrera, profetisa y poetiza ciega Pampa Kampana puso fin a su inmenso poema narrativo sobre Bisnaga”.
La poeta ciega de más de 200 años recuerda, desde luego, a Homero. También los relatos de Scheherazade y a mí un poco a García Márquez sobre quien ha dicho Salman Rushdie que tiene influencia al haberlo leído tanto.
La novela es sobre una serie de mujeres que fundan una ciudad en donde los hombres y las mujeres son iguales en cuanto a derechos y profesiones, y esta ciudad que un lejano viajero portugués bautiza Bisnaga está custodiada por mujeres guerreras.
Victory City (la novela está traducida, pero dejaron el título en inglés) está inspirada, según cuenta Rushdie, en el sur de la India hace mucho tiempo. Tiene ese color de Las mil y una noches, pero los problemas que se cuentan son los actuales: la desigualdad de género, el odio a la diferencia y la intolerancia.
Rushdie lo hace desde la fábula, desde tiempos remotos en donde todo es hipotético y por lo tanto más plástico, más fácil de dimensionar lejos de nuestras vidas.
Con esta novela, Rushdie hace una carta de creencia, un homenaje a sí mismo, a un hombre que ha escrito 21 novelas con esta. Y que, a pesar de haber sido perseguido por más de 20 años y de haber sufrido un ataque a cuchilladas que por poco le cuesta la vida, sigue creyendo en los relatos, en la fuerza de las palabras que son la alegría de la humanidad.
Salman Rushdie, Victory City, Ciudad de México, Random House, 2023. 362 páginas.