EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Sálvese quien pueda

Héctor Manuel Popoca Boone

Marzo 12, 2016

A la memoria de Berta Cáceres, líder indígena
hondureña, asesinada por defender el patrimonio de los recursos naturales de su pueblo

Pues todo un chivo en cristalería resultó ser el fiscal general del Estado, Javier Olea Peláez. Desde que el Congreso local analizaba su posible nombramiento, suscitaba fuertes dudas para que fuera la persona más idónea de asumir tamaña responsabilidad. Además, que yo sepa, nadie lo certificó.
En su pasado tenebroso, como abogado penal litigante, defendió a personajes de triste fama pública nacional, como lo fueron, entre otros: El Negro Durazo, que se enriqueció exponencialmente como jefe de la policía metropolitana y a Juan Rafael Moro Ávila, quien participó en el asesinato del relevante periodista Manuel Buendía. No para ahí la cosa. Nuestro principal fiscal estatal tiene una averiguación previa, abierta por la Procuraduría General de Tabasco, como presunto cómplice de tracalerías con los actualmente presos, ex gobernador Andrés M. Granier Melo y su ex tesorero, José M. Saiz Pineda.
Ante el Congreso local para expresar sus aspiraciones al puesto, no tuvo empacho en decir que los agentes ministeriales de Guerrero eran unos cobardes y el resto servían de escoltas o de personal de servicios a funcionarios. Respecto a los agentes del ministerio público, los tildó de zánganos e incapaces. Ya en plenas funciones oficiales, dijo en una entrevista radiofónica a nivel nacional: “Sé muy bien que me saqué la rifa del tigre, pero yo la busqué arduamente”. ¿La buscó, buscando a Manuel Añorve y a Manlio Fabio Beltrones para que lo apadrinaran ante el gobernador del estado?
En el caso de Nestora Salgado, encarcelada injustamente porque no fue observado el debido proceso, nuestro flamante fiscal estatal afirmó, con sadismo cruel, que si salía de la cárcel podía ser de nuevo reencarcelada por que hay otras órdenes de aprehensión en contra de ella. Además, aseveró que si se le diera la libertad sería por cuestiones políticas.
Metido a procónsul ególatra de la procuración y administración de la justicia manifestó: “Yo, Xavier Olea Peláez, estoy en contra de los juicios orales. Les quiero decir que, a partir del 18 de junio, en Guerrero habrá más impunidad, porque no tenemos la capacitación de los ministerios públicos, aunque por ahí digan los jueces que sí, pero esto es completamente falso”. Por otra parte, al ser cuestionado que en el ministerio público cobraban las copias de las denuncias que se interponen, el fiscal general estatal lo justificó diciendo: “es parte de un acuerdo para tener ingresos para darle gasolina a esos servidores públicos, porque no hay dinero”.
Aún hay más. Otro más de sus escándalos de locuacidad irrefrenable, fue cuando se lanzó con todo, contra las fuerzas armadas del país, al criticar irónicamente los rondines que llevan a cabo en la franja turística de Acapulco; sugiriéndoles hacerlos también en otros lugares del puerto en donde las cosas se ponen “feas y siguen los muertos”. En otras palabras, los calificó de simuladores y cobardes.
Su última monería consistió, en pasados días, a manera de vil provocación, meter a la cárcel a un compañero de la Organización de Pueblos Indígenas Me Phaa de Ayutla (OPIM), justo cuando también la Secretaría General de Gobierno y la Secretaría de la Mujer, de manera confabulada y soterrada, quieren impedir que las mujeres indígenas de esa organización participen en la coadministración del Centro Comunitario de la Mujer Indígena de Ayutla, prescripción obligada de cumplir por mandato de sentencia de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, como reparación colectiva a las mujeres me phaa.
PD. Los diputados locales del PRI y del PRD fueron quienes con su voto mayoritario aprobaron el nombramiento de Xavier Olea Peláez. Cuánta razón asistió al diputado Ricardo Mejía y demás bancada de Movimiento Ciudadano y de Morena al emitir su voto en contra. Con la catadura del fiscal de marras y la sumisión de los partidos políticos señalados al principio, nunca jamás saldremos del inmenso y profundo hoyo negro de la ignominia en que estamos inmersos.