EL-SUR

Martes 10 de Diciembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

Sara Mesa: un ríspido amor

Adán Ramírez Serret

Febrero 05, 2021

Cada libro escrito hasta ahora por Sara Mesa (Madrid, 1976), ya sea poesía –Este jilguero ganó el Premio Nacional de Poesía Miguel Hernández 2007–, relatos, ensayos o novelas como Un incendio invisible –Premio Málaga de Novela–, Cuatro por cuatro –finalista del Premio Herralde–, ha causado un gran impacto, pues o ha logrado ser finalista a premios, ha sido premiado, por supuesto, o laureado por la crítica más exigente. Mesa siempre es considerada como una de las escritoras más importantes cada año que publica un libro.
Es el caso, precisamente, de su más reciente novela Un amor. Pero, ¿por qué es tan buena escritora? ¿Cómo logra esto?
Las obras de arte, las novelas, se van moviendo con el tiempo y consolidando o difuminando según los lectores, es decir, en nuestro presente capitalista por las modas y las tendencias editoriales.
Recientemente, temas como la autoficción, el feminismo, la migración, el narcotráfico y la violencia en general, han sido las vertientes por las que se han inclinado los y las autoras y, por supuesto, las editoriales.
No hay tema bueno o malo en sí mismo, sino obras buenas y malas. U otras decentes o detestables, soberbias o repugnantes y cualquier otra clasificación que nos venga a la mente. Así, en los últimos años hemos tenido un panorama de narradoras que se han inclinado por los tópicos anteriores, logrando toda la gama de calificativos, desde decentes hasta magistrales.
Pero hay otra clase de autoras –a la familia que pertenece Sara Mesa– que dan la impresión de estar fuera de las modas, pues crean libros que dan una sensación más universal, pues parecen construidos a partir de los sentimientos humanos a secas, por decirlo de cierta forma; extraídos de ese maremágnum que causa guerras, obras de arte o la soledad más terrible. El flujo del interior humano que añora el poder y el sexo.
Escriben sobre aquello que nunca descubriremos que nos habita. Quizá sobre la esencia que causa la megalomanía, la misoginia y la violencia; aquella sustancia hecha de sentimientos, pensamientos y necesidades animales que han definido a la humanidad.
Un amor es una novela-experimento en el sentido más puro. El título es deliberadamente anodino. Un poco a la manera de Flaubert, en el sentido de escribir una novela sobre lo que sea, y lo que la sostenga sea el estilo mismo, la fuerza de su escritura, y también, un poco a la manera de Balzac, de descubrir –y sobre todo contar de manera apasionante– una historia hasta en la vida, o las vidas más aburridas o menos interesantes.
Un amor cuenta la historia de una mujer adulta de treinta años, Nat, que llega a vivir a una pequeña ranchería, viene de la ciudad y desde el principio le dicen que debe tener cuidado, pues en el campo, la vida es completamente diferente.
Nat llega a ese pueblo porque es barato y porque quiere encerrarse, en su nuevo estilo de vida, a traducir. En poco tiempo se va involucrando con la gente del lugar, primero con el más cercano generacional y culturalmente, un hippie que anda por allí, que para su sorpresa no está interesado sexualmente en ella.
Y, cada vez más, la joven se compenetra con la gente más hermética del pueblo, hasta que le hacen una propuesta que hasta ese momento nunca le han hecho; una insinuación fuera de toda norma que mueve su mundo hasta que la hace tambalearse por completo.
Un amor es una novela en donde la inteligencia para ver sentimientos, expresiones y movimientos aparece todo el tiempo, por lo que el lector descubre en cada página intuiciones que se transforman en narración. Escribe Sara Mesa: “una vez que cae una certeza, ¿por qué no han de caer todas?”.
Un amor es una gran novela, porque sin ella jamás descubriríamos aquella verdad, aquella pasión inútil en cada romance.
Sara Mesa, Un amor, Barcelona, Anagrama, 2020. 185 páginas.