EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Sarah Perry: entre serpientes y temblores

Adán Ramírez Serret

Diciembre 21, 2018

 

Quizá es con el paso del tiempo cuando uno se va percatando de cuáles son los libros importantes. Así, obras o autores que en algún momento fueron deslumbrantes, con el paso de los años el recuerdo de sus historias y personajes se va deslavando y haciendo cada vez más difuso. Por el contrario, hay otros libros y autores que son cada vez más vívidos y sus ideas y palabras siguen a tal grado dentro de nuestro imaginario, que ya son parte de la conformación de nuestra sique, de nuestra forma de pensar.
Pienso en lo anterior a partir de mi relación como lector con Marcel Proust. Lo leí de joven de un jalón, los siete tomos de En busca del tiempo perdido; lo hice con disciplina, curiosidad y sorpresa. ¿Cómo era posible qué cupieran tantas cosas en un libro? Han pasado poco menos de veinte años desde mi primera lectura y a veces me pregunto qué tanto le entendí cuando lo leí la primera vez, ahora que lo releo descubro que mucho. Veo en sus páginas ideas y formas de pensar que pensaba mías. Lo traigo ahora a estas páginas pues mientras leía La serpiente de Essex, de Sarah Perry (Essex, 1979) me fascinó descubrir que hay una corriente que consiste en recrear las novelas del siglo XIX, escribir de nuevo, con el mismo lenguaje y personajes, novelas decimonónicas. Ya hace unas cuantas semanas reseñé en estas mismas páginas La señora Osmond de John Banville el cual recreaba, reescribía El retrato de una dama, de Henry James. Ahora, Sarah Perry se inserta en la novela gótica para escribir como se hacía hace unos ciento cincuenta años.
Y vuelvo a Proust porque una de las tendencias literarias, de las modas de los últimos tiempos ha sido exactamente la opuesta a la de Banville y Perry; los libros que han proliferado, o que han causado más impacto, han sido aquellos que buscan ser leídos como novelas, en palabras de Javier Cercas; pero en los que todo es real, cada cosa que cuentan puede ser cotejada con la realidad. Es el famoso non fiction norteamericano o novelas sin ficción.
Y esta nueva corriente es exactamente lo opuesto, libros que no sólo son absolutamente ficción sino que están escritos como si pertenecieran a otra época, es donde entra, finalmente, Proust, quien decía que una moda siempre es lo opuesto a lo inmediatamente anterior, y es natural, pues la moda se observa a sí misma como un ir hacia adelante. Así, no hay antípodas más naturales que un paso izquierdo a un paso derecho.
Sarah Perry se sitúa en esta novela en el pueblo de Essex que ahora es parte de los suburbios de Londres. Pero hace más de cien años era apenas un pequeño poblado cercano a la capital de Inglaterra. La serpiente de Essex cuenta la historia de varias familias, una que habita en Londres y va de visita a la provincia, y la otra, que es natural de este sitio. Para cuando la obra comienza acaba de suceder un terremoto y la gente local dice que esto ha liberado un monstruo; que a través de las fisuras que se abrieron en la tierra salió una serpiente gigante, un dinosaurio sobreviviente de millones de años y que había sido visto por última vez por esos lares, cuatrocientos antes.
Es una historia increíble en donde aparece una discusión muy propia de la época. Por un lado el positivismo, en el que todo es racional y puede ser explicado de manera científica, personificado en autores, por citar algunos, de la talla de Julio Verne o Emile Zolá; y por el otro, lo fantástico: un mundo habitado por monstruos del pasado y fantasmas, con algunos nombres que ahora me vienen a la mente como Wilkie Collins o Bram Stoker, el creador de Drácula.
La serpiente de Essex es una divertida novela en donde se discute con diferentes personajes las posibilidades de explicar la magia con ciencia, y en donde se vuelve a aquellas novelas que eran un mundo en sí mismas; experiencias poderosas que nos sumergían en horas y horas de abstraídas lecturas. Entre serpientes, temblores, caballeros y damas, se viaja en el tiempo. Para decirlo de una vez, La serpiente de Essex es una puerta a uno de los más grandes momentos de la novela.

(Sarah Perry, La serpiente de Essex, Madrid, Siruela, 2018. 408 páginas).