¡Alto a la represión de los maestros de la CNTE!

Hemos dado cuenta de que la economía mexicana hace malabarismos para frenar el deterioro del peso frente al dólar y aunque ha podido mantener a raya el nivel promedio de la inflación nacional no sucede lo mismo con el costo de la vida para el sector popular y, tarde o temprano, se habrá de desbordar sobre el resto de los bienes y servicios pues un país como el nuestro cuyo aparato productivo y gran parte del abasto interno depende de bienes intermedios y de capital que provienen de la importación no puede esquivar el factor de costos que influye en la formación de precios.
Y si para ello se disminuyen las importaciones con las que se podría reducir la demanda de divisas y se abaten los costos, vendrá una progresiva disminución del crecimiento económico y, lo más grave, sin poder evitar el creciente endeudamiento que viene en automático por la depreciación del tipo de cambio y el déficit público. El desequilibrio externo y la debilidad del papel del Estado en el fomento económico no tienen respuesta en el corto plazo.
El deterioro de la economía estará incrementándose en el curso del año y de haber corrección en el mercado energético, particularmente en el precio del petróleo como bien podría advertirse al cumplirse un ciclo de reacomodo en la industria mundial y el mercado, la velocidad de reacción del país ha quedado disminuida porque antes habrá que tapar los grandes hoyos que se vienen generando por todos lados (inversión a la baja, caída del sector manufacturero y de la construcción, pauperización del empleo, déficit público, crecimiento de la deuda, depreciación del peso frente al dólar, presión sobre la tasa de interés), mas el problema no queda en esto que no es cosa menor sino en el deterioro de la seguridad y de la gobernación.
Las elecciones han dado un revés a los poderes instituidos en los diferentes planos y ello vuelve a dar un golpe al deteriorado régimen de gobierno que en verdad nadie hubiera deseado en tal magnitud, pues no sólo se trata de sacar al PRI de Los Pinos sino de transformar al país y para ello al gobierno pero no sobre la base de un voto de castigo alimentado por el hartazgo, la Iglesia católica y el PAN que ya ha demostrado su incapacidad de ser diferente y mejor. El partido Morena se expande a la par de estos retrocesos pero no es suficiente, en gran medida lo hace sobre la base del mismo hartazgo y lo que se precisa es claridad de rumbo en lo inmediato y en el mediano y largo plazos, de la sociedad y de las fuerzas políticas que pueden modificar la correlación de fuerzas con una base sólida y una perspectiva definida.
La inseguridad sigue campeando en el territorio nacional y los nervios del poder gubernamental se desquician y arremete contra el magisterio que se opone a la reforma educativa que se ha intentado para depurar el sindicato magisterial mediante el aniquilamiento de la CNTE. Detiene a los dirigentes de la sección 22 Rubén Núñez y Francisco Villalobos en un intento de recurrir a la vieja práctica de descabezar los movimientos sociales a la vez que golpea arteramente a los contingentes de la manifestación callejera de los educadores. Una apuesta demasiado riesgosa pues podría terminar por exacerbar el hartazgo mostrado en las elecciones del pasado 5 de junio y articularse una protesta de mayores dimensiones en donde podría aparecer un cuestionamiento de muchos sectores y segmentos de la sociedad con cuentas pendientes.
Si el deterioro de la economía en contraste con la corrupción de gran envergadura que se ha mostrado con artífices y artificios como los del grupo Higa de Armando Hinojosa Cantú y el Presidente, alrededor de la Casa Blanca, y la casa de Malinalco de Luis Videgaray le han dejado fuera al secretario de Hacienda y puesto en cuestión las posibilidades electorales de continuidad del 2018 al mismo PRI de Peña Nieto-Beltrones. Además, todo apunta a que la mano “firme” del secretario de Gobernación podría terminar manchándose al obligarse en el trabajo duro por salvar a Aurelio Nuño en su calidad de preferido del Presidente. Los personeros de Peña Nieto se enredan sin resultados para nadie y en cambio hacen gala de hacer de lado la política a cambio de la represión para lo que no se requiere mucha inteligencia. El poder se desespera.
En el contexto de este despiole, los riesgos del cambio en la correlación de fuerzas que podría modificar el mosaico político en el 2018 y eventualmente el régimen de gobierno no pueden quedar al juego de un concurso de habilidades electorales que al final del día 5 no se ven en ninguno de los partidos. Se trata de entender la política y ahí están los colectivos de lucha no sólo en el magisterio sino en los estudiantes, en los sindicatos, en las bases de la sociedad rural y ahora también en las clases medias altamente degradadas y los mismos empresarios. En los colectivos y segmentos de las sociedades de base existe una gama de reclamaciones que perfilan una agenda social claramente definida que tiene que ver con la economía, la política, la cultura y el buen gobierno.
Suficiente para entender lo que no se debe de hacer y la ruta del quehacer político en los tiempos venideros, y más aun, es preciso tejer desde la base el entramado político y alcanzar los esquemas de una ingeniería del desarrollo susceptible de reconocer los cambios de fondo que se requieren ante los rezagos acumulados y los hoyos del último periodo como son sin duda los rezagos en la educación, en la infraestructura, en la tecnología, en la diversificación de mercados, en el redimensionamiento del sistema financiero, en la paz y la seguridad pública y en el cambio institucional que albergue acuerdos de nueva generación entre los mexicanos.
El entrampamiento financiero de la globalización y su congestión productiva no dan margen a subordinaciones ramplonas y sí demandan el crecimiento político de los pueblos que despliegan sus denuncias, reclamos y exigencias en dirección de reordenar las fuerzas en el orbe y relanzar las posibilidades de la era digital dominada por la justicia como baluarte del esfuerzo por un mundo mejor.

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