EL-SUR

Viernes 26 de Julio de 2024

Guerrero, México

Opinión

Se fue Esteban Volkov

Humberto Musacchio

Junio 19, 2023

Se fue Esteban Volkov

Nacido en 1926 en la Unión Soviética, Esteban Volkov, nieto de León Trotsky, tuvo una vida trágica desde su infancia, pues su madre, Zinaida Volkova, hija del líder bolchevique, se suicidó en Berlín en 1933, en tanto que su padre, Platon Ivanovich Volkov, preso ya entonces en Rusia, acabó ejecutado por el estalinismo en 1938. Esteban fue traído a México por Alfred Rosmer y a partir de entonces vivió con su abuelo materno y la segunda esposa de éste, Natalia Sedova, muerta en 1962. En mayo de 1940, en la casona de Coyoacán, al mando de David Alfaro Siqueiros se produjo el primer atentado contra Trotsky, en el cual Volkov resultó levemente herido. Meses después, su abuelo fue asesinado por Ramón Mercader del Río, otro agente de Stalin. Esteban se tituló como químico y contribuyó al desarrollo y producción de las píldoras anticonceptivas. Por el resto de su vida dedicó sus esfuerzos a la creación y mantenimiento de la Casa Museo de León Trotsky. En 1988 pudo volver a la URSS, donde se encontró con Alexandra Moglina, su media hermana, quien estuvo en las prisiones estalinianas la mayor parte de su vida, para morir en 1989. El nieto del legendario Lev Davidovich Bronstein se casó en México con la diseñadora de modas Palmira Fernández, fallecida en 1997, madre de la poeta Verónica Volkov, de Natalia, subdirectora del Inegi, de Patricia, experta en tratamientos contra el Sida y de Nora, acreditada psicoterapeuta y directora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos.

Murió Jaime Sánchez Susarrey

Jaime solía llegar a la colonia Condesa a bordo de una gran motocicleta y sentarse en el café del mercado. Coincidir con él era estimulante, porque solía hacer más preguntas que afirmaciones, aunque sus palabras solían ser filosas. Alérgico a las causas de izquierda (o lo que se hace pasar como tal) fue un crítico implacable de Andrés Manuel López Obrador, desde que éste era un aspirante a la Presidencia de la República y después, cuando el personaje ya había conquistado el anhelado cargo. Doctor en ciencia política por la Sorbona, en 1988 resultó ganador de un concurso de ensayo político al que convocó la revista Vuelta, hecho que le hizo ganar sitio como analista de la vida pública. Paralelamente a sus tareas académicas, Jaime desplegaba una intensa actividad periodística que lo llevó a colaborar en Reforma, Letras Libres, Nexos y El Financiero, lo mismo que en TV Azteca. Escribió obras de ensayo literario, pero su mayor dedicación fue para el espacio donde se busca o se ejerce el poder.

Los usos del Zócalo

Desde hace varios sexenios, las autoridades emplean el Zócalo para ofrecer presentaciones de las estrellas de la televisión comercial y de la industria disquera. Como la entrada es libre, la Plaza Mayor se atiborra de quienes no pueden costear su ingreso a los escenarios de paga. Por supuesto, se trata de una estrategia política para ganar la aprobación de una masa depauperada. Pero ahora, en vez de empobrecer el gusto musical, la gran plaza se empleó para promover el boxeo, un “deporte” cuyo fin es que un ser humano haga a otro tanto daño físico como sea posible. El acto aquel empezó con una advertencia del púgil Julio César Chávez, quien dijo a los presentes: “Les voy a poner una chinga”, lo que celebró la multitud de hombres y mujeres presentes, entre los cuales había niños, muchos niños, quienes recibieron una significativa muestra de la educación que las autoridades de Morena consideran apropiada. Algunos ilusos creímos que sentaría un sano precedente la ópera Cuitlahuatzin, coordinada por el gran Samuel Máynez y ofrecida gratuitamente por Clara Brugada, la alcaldesa en Iztapalapa, a una multitud que disfrutó la música, lloró con el drama y celebró a los cantantes. Pero fue sólo una golondrina que no hizo verano.

Proceso será ahora mensual

La revista Proceso, fundada en 1976 por quienes salieron del viejo Excélsior tras el golpe orquestado por Luis Echeverría, ha sido un alto ejemplo de periodismo crítico ejercido por directivos y personal de redacción. En sus páginas se reseñaron las tropelías de los gobiernos priistas y panistas, su ineptitud y latrocinios. Fueron décadas de una lucha heroica por llevar al público lo que ocurría en el país, con una nómina de articulistas de implacable inteligencia y atinada agudeza. Por supuesto, con una existencia que se acerca al medio siglo, hubo en la revista cambios, diferencias, bajas sensibles, crisis y hasta uno que otro encontronazo. Con el retiro de Julio Scherer de la dirección, muchos creyeron que dejaría de aparecer la publicación, entraron nuevos actores en escena y son perceptibles los cambios de línea editorial y, a veces, de aptitud para mantener firme el timón, pero Proceso se mantuvo siempre en su ruta de periodismo crítico, altamente útil para un país que se quiere democrático. Las embestidas que ha sufrido la revista desde el poder, el de antes y el de ahora, han deteriorado las finanzas de la empresa, lo que ha causado innumerables problemas económicos y de otro orden, lo que ahora obligó a modificar la periodicidad, de semanal a mensual. Es una noticia triste: si los tiempos no son buenos para el buen periodismo, tampoco lo serán para la República.