EL-SUR

Viernes 26 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

ESTRICTAMENTE PERSONAL

¿Se protegió al Chapo Guzmán?

Raymundo Riva Palacio

Octubre 17, 2007


Con una corrupción imbatible, entre 2000 y 2006, asegura la Contraloría de Estados Unidos, que es el brazo investigador del
Capitolio, el narcotráfico en México navegó poderosamente entre el quiebre de coordinación para su combate entre los gobiernos
de ambos países, que provocó que del 70 por ciento de la cocaína sufamericana que llegaba a esa nación por México en 2000, se
elevara a 90 por ciento el año pasado. Pero en este año, afirmó la Oficina de las Drogas de la Casa Blanca, la campaña contra el
narcotráfico que emprendió el gobierno del presidente Felipe Calderón alteró el flujo de las drogas hacia aquél país con lo cual
37 ciudades de la Unión Americana tuvieron un déficit de cocaína, cuyos precios se dispararon de 95.89 dólares el gramo, a
118.70. ¿Qué sucedió?
Los dos informes, que fueron difundidos recientemente con un espacio de tiempo de dos semanas, parecen esquizofrénicos. O al
menos, ese sería el diagnóstico si la lógica fuera el eje rector de los gobiernos mexicanos. Entre el de Vicente Fox y el de
Calderón no hubo muchos cambios en los funcionarios que combaten al narcotráfico. El procurador general de Calderón, Eduardo
Medina Mora, fue director del Cisen y secretario de Seguridad Pública con Fox; el secretario de Seguridad Pública de este
gobierno, Genaro García Luna, fue el director de la Agencia Federal de Investigaciones en el pasado. Sólo cambió el secretario de
la Defensa, del general Clemente Vega en el sexenio anterior, al general Guillermo Galván en este. Entonces, vale la pena insistir
en la pregunta, ¿qué sucedió?
“Es muy simple”, dijo recientemente un alto funcionario del gobierno de Calderón que también lo fue en el de Fox. “En el sexenio
anterior no nos dejaban actuar; en este, se nos exige actuar”. La afirmación, por inculpatoria, hasta parece temeraria. Sin
embargo, cada vez aparecen más datos que sugieren que en el sexenio foxista se dieron cosas “raras” –por llamarlas de alguna
manera–, en relación con el Cártel de Sinaloa, que maneja el mayor volumen de cocaína en México y dispone de los mayores
inventarios.
Evidencias de que ese tipo de cosas “raras” sucedían hasta recientemente fueron publicadas la semana pasada en El Universal,
donde el reportero Juan Veledíaz relató “la guerra” del general brigadier Rolando Eugenio Hidalgo Eddy, comandante de la Novena
Zona Militar en Culiacán, en contra de Joaquín El Chapo Guzmán, uno de los líderes más famosos del Cártel de Sinaloa, y que en
los albores del gobierno de Fox se escapó de la prisión de máxima seguridad de Puente Grande, en Jalisco, burlándose de todos:
la fuga coincidió con una visita de inspección al penal del entonces subsecretario de Seguridad Pública federal, Jorge Tello Peón.
Veledíaz describió cómo el acoso que mantuvo Hidalgo Eddy sobre Guzmán le generó amenazas de muerte al militar y que en
septiembre de 2006 le tiraran a las puertas del cuartel en la capital de Sinaloa, el cadáver de un informante clave en la detención
de Arturo Cano Zepeda, sobrino de El Chapo. Días después, en forma intempestiva, el entonces secretario Vega, lo envió como
agregado militar a Rusia.
Sin el general brigadier Hidalgo Eddy en Sinaloa, los municipios de Badiraguato y Sinaloa de Leyva, donde se tiene reportado que
Guzmán pasa temporadas, dejaron de sufrir acoso. Nunca se dio explicación alguna del porqué el general Vega retiró al
comandante de la Novena Zona Militar cuando cerraba el círculo en torno a Guzmán. Tampoco ahora que el actual secretario de la
Defensa, general Galván, lo regresó a su anterior cargo. Las reacciones no se hicieron esperar. El 28 de julio, en un desplegado
en el influyente periódico El Debate de Culiacán, personas que se identificaron como agricultores de Badiraguato y Tamazula,
acusaron a Hidalgo Eddy de “desatar terror en las familias de Sinaloa”, y aseguraron que estaba en la nómina del Cártel del Golfo,
el enemigo de muerte del Cártel de Sinaloa.
Sinaloa es un estado muy caliente en el tema del narcotráfico, donde se encuentra el mayor número de municipios peligrosos.
Durante el inicio de la campaña calderonista contra el narcotráfico, los golpes a la logística y operación del Cártel de Sinaloa
fueron contundentes. Por mencionar sólo un ejemplo, cuando el Ejército entró en Sinaloa a principios de año, le quitaron al narco
el control de Guamúchil, uno de los principales municipios de Sinaloa. En Guamúchil abundaban los vehículos Hummer y para
conseguir uno había que esperar una lista de seis meses. El aeropuerto local fue tomado por los militares, quienes destrozaron la
pista. Más de 70 avionetas quedaron varadas, sin poder realizar sus vuelos diarios a la sierra, en particular a Badiraguato, por su
mercancía ilícita.
Hidalgo Eddy prometió detener a El Chapo antes del 20 de noviembre, recuperando el tiempo perdido. El año pasado, de acuerdo
con un alto funcionario en el gobierno de Fox, en dos ocasiones se estuvo a punto de atrapar a Guzmán, pero se les escapó en el
último momento. ¿Cómo fue? Cuando se dio la orden de arrestarlo y se lanzó la operación, respondió, de manera no planificada
en ambos casos, un avión militar pasó rasante sobre el lugar en donde se encontraba. Si esa acción militar fue coincidencia o no,
agregó, el resultado fue el mismo: el vuelo a baja altura lo alertó y le dio tiempo para escapar.
Dentro del gobierno federal ya no hay muchas cejas levantadas. Varias investigaciones sobre el Cártel de Sinaloa fueron
abortadas en el sexenio foxista. Una muy importante se dio en la investigación en contra de Nahúm Acosta, quien era el
responsable de giras en la Presidencia foxista, y a quien la PGR le había interceptado llamadas telefónicas que le había hecho uno
de los jefes de esa organización, Arturo Beltrán Leyva. La PGR estaba estableciendo los vínculos del ex funcionario, allegado por
cierto al presidente del PAN, Manuel Espino, cuando desde el interior de Los Pinos se filtró la información al reportero Francisco
Garfias. La publicación de esa investigación tomó por sorpresa a la PGR, que no pudo documentar una acusación sólida contra el
ex funcionario, quien fue exonerado.
Por omisión o comisión, mucho de lo relacionado con el Cártel de Sinaloa fue dejado pasar durante el sexenio pasado. Y no hay
responsables de alto nivel en la fuga de Guzmán de Puente Grande, o de cuando detectado en el Distrito Federal a mediados del
sexenio tampoco lo detuvieron, o de los vuelos militares rasantes sobre su guarida, o que se pudiera mover, de acuerdo con
reportes, en zonas supuestamente protegidas por militares. Si ese cártel no estaba protegido, parecía estarlo. Pero es probable, a
la luz de resultados, que esa situación tan peculiar esté llegando a su fin. Cuando menos, es lo que sugiere la estrategia actual en
el combate contra el narcotráfico. Falta ver si no, como se ha visto tantas veces en el pasado, todo quedó en flor de un día.

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