Marcial Rodríguez Saldaña
Enero 11, 2007
La falta de legitimidad ciudadana de Felipe Calderón se ha pretendido sustituir infructuosamente mediante golpes publicitarios, en particular con uno de los problemas más sentidos por la población de México que es la inseguridad.
1. La inseguridad generalizada en el país se ha buscado combatirla a través de pomposos anuncios publicitarios, consistentes en el envió de miles de soldados, marinos y policías federales preventivos, en especial a los estados de Michoacán y Baja California (Tijuana), con muy pocos resultados hasta ahora. En estos días se despliega un operativo similar en Guerrero, veremos cuales son los resultados que arroja.
2. Felipe Calderón no encuentra la forma de cómo en poco tiempo, ofrecer resultados a la población, en materia de seguridad para ganarse su confianza. Mediante decisiones jurídicamente muy cuestionables, de un plumazo pasó a soldados del Ejército y de la Marina a formar parte de la Policía Federal Preventiva, tergiversando las funciones que le son propias a cada corporación y a la formación de sus efectivos, pues el soldado, el marino y el policía federal aún cuando la naturaleza de su función está relacionada con la seguridad, la ley y su función operativa les asignan labores muy diferentes.
3. Calderón incurre en una abierta violación a la Carta Magna al sacar de los cuarteles al Ejército, pues el artículo 129 de la Constitución Federal mandata que en tiempos de paz ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar. No es que no se esté de acuerdo en el despliegue de operativos para combatir la delincuencia, sino que estos deben hacerse respetando las leyes, pues no se puede proclamar el respeto a le ley ni al Estado de derecho violando las leyes, abusando y excediéndose del poder con los ciudadanos, o avasallando, desarmando a las policías municipales como ocurrió en Tijuana.
4. Calderón en sus primeras semanas de gobierno, ha mostrado una inclinación para abusar de las instituciones de seguridad del país, en especial del Ejército y la Marina, pues siendo un civil se asume como militar vistiéndose como tal para demostrar su dureza. Es cierto que la Constitución de la republica le confiere a un presidente el mando de las Fuerzas Armadas, pero eso no quiere decir que a un presidente civil lo transforme en un militar de carrera.
5. La ola de violencia en el país y en específicamente en algunos estados y municipios, tiene desconcertados a los responsables de la seguridad de la población, desde los altos mandos políticos hasta los jerarcas policiacos, parece que no saben qué hacer y lo que les ha quedado es dar golpes publicitarios, anunciando despliegues de miles de efectivos para calmar el justo reclamo de los ciudadanos de seguridad.
6. Los operativos de Calderón anunciados con semanas de anticipación han resultado un fracaso, pues cualquier ciudadano con sentido común entiende y resulta lógico que los grupos de la delincuencia organizada no esperarán tranquilamente al Ejército, pues tal parece que la intención de anunciar los operativos es para que escapen los delincuentes, por lo tanto no son el mecanismo adecuado para combatir la delincuencia. La conclusión que resulta de todo esto, es que no existe un plan ni los servidores públicos capaces de dar seguridad a la ciudadanía y ésta no se cree el cuento de la seguridad mediática, seguridad mediante anuncios publicitarios, lo que quiere es seguridad real, efectiva, resultados tangibles, eficacia en materia de seguridad pública en todos los niveles de gobierno.