Gaspard Estrada
Junio 24, 2020
Bolivia alcanzó este lunes un nuevo récord al registrar mil 105 nuevos contagios y 47 decesos debido al coronavirus. Así, la cifra total de infectados sube a 25 mil 493, y la de decesos, a 820. Si bien se trata de números modestos en comparación a México u otros países de la región, el aumento sostenido de casos (y de muertes) está poniendo cada vez más al gobierno de la presidenta de facto, Jeanine Añez, en una situación política delicada. Bolivia atraviesa la peor crisis sanitaria de la historia en un escenario político, económico y social extremadamente complicado.
El proceso electoral del año pasado continúa ocupando buena parte de la discusión política de ese país. En efecto, conforme pasa el tiempo, nuevas revelaciones hechas por la prensa internacional han quebrado buena parte de la narrativa del gobierno de facto, dirigido por Jeanine Añez, que fue decisiva para que el entonces presidente Evo Morales renuncie a su cargo y abandone el país. Para Añez y sus aliados políticos, la primera vuelta de la elección presidencial estuvo marcada por un supuesto fraude electoral. Desde la noche de la elección, los candidatos de la oposición de aquel entonces –en particular el ex presidente Carlos Mesa, y el líder evangélico Luis Camacho– acusaron a Evo Morales de orquestar un fraude electoral en su contra. Y, para la fortuna de la oposición, el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), el uruguayo Luis Almagro, decidió respaldar su posición. Para ello, se valió de un informe presentado por la misión de observación electoral, que en poco más de 48 horas salió a los medios de comunicación para decir que la elección no se había desarrollado de manera satisfactoria, suscitando una ola de protestas en la mayor parte del país. Después de varias semanas de protestas pacíficas –y también violentas– organizadas tanto por el Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales como por los miembros de la oposición, el general Kalimán, comandante del ejército boliviano, “exortó” a que Evo Morales renunciara a su cargo. Pocas horas más tarde, este último abandonó su país, gracias al apoyo del presidente argentino, Alberto Fernández, y a varios dirigentes latinoamericanos del Grupo de Puebla, que estaba sesionando aquel fin de semana en Buenos Aires. De tal manera que gracias a la OEA, la narrativa de la oposición a Morales ganó la batalla política y mediática, lo que le permitió llegar al poder sin tener que ganar una elección.
Sin embargo, un grupo de especialistas en estadística, ligados a un Think Tank progresista basado en Washington, el Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR), realizó una investigación independiente sobre el proceso electoral, y llegó a conclusiones diferentes de las de la OEA. Si bien el informe no se pronuncia sobre las eventuales irregularidades llevadas a cabo durante el proceso, pero externas al recuento de votos per se, deja en evidencia que los autores del informe de la OEA mintieron y actuaron con dolo para poder darle credibilidad a las acusaciones del jefe del organismo interamericano, y así, actuar políticamente en contra de Evo Morales. El problema es que durante meses, el informe del CEPR no tuvo acceso a los medios de comunicación, lo cual contribuyó a que la versión de la OEA fuese la única en ser difundida por los medios. Pero cuando el Washington Post, y después el New York Times revelaron que otros científicos independientes corroboraron la versión del informe del CEPR, quedó claro que existió una manipulación informativa para desacreditar al MAS y lograr su salida del poder.
El problema para Añez y su gobierno es que su falta de legitimidad democrática está dificultando su capacidad de gobernar a Bolivia en este momento inédito. En este contexto, la voluntad de Añez de aplazar la fecha de la elección presidencial –programada para el próximo domingo 7 de septiembre– está provocando el aumento del descontento de la sociedad, e inclusive de sus antiguos aliados, como el ex presidente Carlos Mesa (que también es candidato a la presidencia). Si las cosas siguen empeorando, no se puede descartar que el gobierno de facto de Añez llegue al mes de septiembre teniendo que resolver una tormenta perfecta.
Twitter: @Gaspard_Estrada
* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París