EL-SUR

Lunes 22 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Sí es su obligación

Héctor Manuel Popoca Boone

Abril 23, 2016

Años atrás, el que era entonces gobernador del Estado de Guerrero, Zeferino Torreblanca Galindo (ZTG), emitió su frase pública, tristemente famosa: “Ni quiero, ni puedo” combatir a la delincuencia organizada. Y de ahí “pa’l real”. La “Cosa Nostra” en Guerrero dominó y reinó y la situación devino de mal en peor. Hasta estar como estamos: en la vil zozobra ciudadana, con algunos gobernantes exhibiendo sus impotencias e incapacidades para frenar la delincuencia y las violencias que le son concomitantes.
Como gobernador, ZTG abdicó públicamente de uno de sus principales deberes para con la ciudadanía: salvaguardar su integridad física y patrimonial. Brindarle seguridad pública. Para eso, y no para otra cosa, tenía mando legal sobre varios cuerpos policíacos.
Ahora, un émulo, en el municipio de Acapulco, vuelve a emitir, de nueva cuenta, una declaración insensata por disparatada. El adulto joven, Evodio Velázquez Aguirre, en su función de presidente municipal de Acapulco –una de las cabeceras municipales con mayor violencia del país–, asevera que “no es su papel” combatir a la delincuencia organizada, porque eso les corresponde a otras instancias de gobierno. ¡Tamaña irresponsabilidad de zafarse con suma impudicia del principal problema por el que atraviesa Acapulco es sencillamente inaudita! ¡Qué papelón hizo con esa declaración!
Si es su voluntad no enfrentarla en la modalidad preventiva, entonces para qué carajos quiso ser gobernante. ¡Por qué no lo dijo antes! ¡Por qué no lo expuso así en su campaña política, cuando afanosamente buscaba conquistar el voto de los electores! Por lo menos hubiéramos sabido a qué atenernos. Cierto es que el narcotráfico es un delito federal, y en primera instancia le corresponde al gobierno federal afrontarlo. Pero el gobierno estatal y los gobiernos municipales tienen el deber constitucional de auxiliarlo, de cooperar, de coadyuvar, de coordinarse y de aportar acciones concurrentes, con sus respectivos cuerpos policiacos.
No puede eludir su deber el munícipe de Acapulco. Su obligación, legal y moral, es participar activamente en la prevención de toda clase de delitos. Si no, para qué entonces sirve la policía municipal. ¿Para que estén al servicio de los malosos? ¿Para qué se hagan de la vista gorda con el narcomenudeo” ¿Para servir de halcones? ¿Para facilitar la extorsión? ¿Para que sean un peligro andando los policías municipales no certificados?
Su temeraria afirmación, da pie a que se le preste atención a Rubén Figueroa Smutny cuando dice que Evodio vendió la plaza. Y al político de la otrora poderosa dinastía de Huitzuco, se le podrá acusar de todo, menos de no tener información privilegiada. Al parecer, Evodio está atrapado y sin salida. Si siente que le queda grande el saco gubernamental, entonces, le pido por favor, a nombre de muchos acapulqueños, que solicite permiso y se retire para el bien de la ciudad y del municipio que tiene alrededor de ¡un millón de habitantes! que, en estos momentos, pasan por un verdadero pánico escénico colectivo, más peligroso que transitar por la saturada vía Escénica.
Pero hay que ser justos. No todo lo está haciendo mal. Me parece que la convocatoria que realiza a la ciudadanía para que participe en barrer la basura de sus calles domiciliarias es loable, para que esta ciudad turística por antonomasia no siga convertida en un muladar. También es de reconocerse, su llamado a los ciudadanos para darle una fachada colorida y artística a los muros de los condominios que habitan. Eso concita empatía. Al menos así, los acapulqueños podrán morir en un entorno limpio y decorado.
En fin, si los gobernantes abdican de combatir a los delincuentes de la salud pública, como lo han hecho los del PRI y el PRD, entonces hagamos maletas, tomemos la carretera o el avión y ¡sálvese quien pueda!
PD. La corrupción y la impunidad imperante, son los principales cimientos de los males estructurales de Guerrero. La iniciativa legislativa que presentó la fracción parlamentaria local del Movimiento Ciudadano para que se apruebe la ley anticorrupción, “3 de 3”, es a todas luces, pertinente, oportuna y de obvia resolución.