EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

¡Sí se pudo!

Abelardo Martín M.

Julio 02, 2019

Todavía subsisten algunos que no creen el triunfo contundente de Andrés Manuel López Obrador con el que obtuvo la presidencia de la República desde hace exactamente siete meses. Lejos de aceptarlo, dedican su frustración y enojo a negar cualquier indicio de cambio. Muchos de ellos, al contrario, dedican todo su esfuerzo en desacreditar al actual Presidente Constitucional y a la Cuarta Transformación del país encabezada por él.
En el Zócalo, su plaza preferida, celebró Andrés Manuel López Obrador su triunfo, el de todo el pueblo, con el que obtuvo la Presidencia de la República el 1 de julio de 2018, hace 365 días.
Si la de hace un año fue una fiesta cívica, la de esta vez fue de nuevo el encuentro de un líder con su comunidad, y la reiteración de que la Cuarta Transformación, el cambio irreversible de nuestra sociedad, se ha puesto en marcha para no detenerse.
El voto mayoritario de más de 30 millones de mexicanos puso de manifiesto la necesidad y el anhelo profundo de los más necesitados por enmendar el rumbo del país, así como la esperanza en que el movimiento encabezado por el hoy presidente nos condujera por una nueva vía sin corrupción, con el objetivo de abatir la injusticia y la desigualdad.
Esa vía se ha iniciado, la nación conducida por un gobierno fuerte, y apoyado éste por un Parlamento en que también son mayoría el partido de Andrés Manuel y sus aliados.
Su fortaleza le ha permitido enfrentar a sus adversarios, más preocupados por defender sus intereses y sus negocios que por ser solidarios en el esfuerzo de construir una patria justa y sin pobrezas lacerantes.
Y vaya que se ha necesitado fortaleza. Nunca en la historia de las generaciones actuales un gobierno había comenzado su gestión con un golpeteo organizado, sistemático y constante desde innumerables frentes, desde antes incluso de tomar posesión, prácticamente desde que ocurrió su triunfo y quedó claro que no habría forma de detenerlo.
A siete meses de iniciado el régimen, por supuesto son muchos más los retos y los planes por instrumentar. Cualquier presidente en algún otro país suscribirá que un periodo de gobierno es siempre insuficiente, sobre todo cuando se pretende impulsar cambios urgentes, y sustantivos, más aún cuando se opera contra malas prácticas enraizadas a lo largo de décadas y de un siglo a otro, en especial corrupción y desigualdad.
Estamos, no en balde se ha llamado así, ante la Cuarta Trasformación, que no busca mudanzas pequeñas o variaciones engañosas, sino un proyecto muy definido de rescate de la nación para quienes son su soporte y siempre han sido olvidados, en congruencia con nuestros grandes momentos históricos: la Independencia, la Reforma, la Revolución.
Se trata de un movimiento que busca cambiar la vida para quienes vienen detrás de nosotros, los jóvenes, y las niñas y niños que en su inmensa mayoría no han tenido hasta hoy un presente ni un futuro halagüeño.
Sobre esta veta, por cierto, en un evento en Chilpancingo, el Instituto Nacional Electoral dio a conocer los resultados de la Octava Consulta Infantil y Juvenil 2018 en el estado de Guerrero, un ejercicio realizado en todo el país el pasado octubre, para saber cómo piensan nuestros niños y jóvenes acerca de las políticas públicas que necesitamos diseñar para garantizar de manera plena sus derechos.
Un dato notable es que uno de cada seis de niños y adolescentes guerrerenses perciben que han sufrido maltrato o violencia, y uno de cada tres, en el rango de 10 a 17 años, advierten que han sufrido discriminación.
Guerrero está en el décimo lugar en maltrato y violencia. Lo más lamentable, de sobra sabido, es que los principales agentes de agresión para niñas y niños son la mamá o hermanas/os, principalmente en el hogar y en la escuela.
En el grupo de edad de 14 a 17 años, el estudio subraya que la mención de discriminación “por ser mujer”, es más del doble que la que resulta “por ser hombre”.
Otro elemento que muestra el largo camino por avanzar en nuestra sociedad es que, por ejemplo, al preguntar sobre la posibilidad de “salir de noche”, una de cada dos personas participantes la aceptaron para los hombres, pero únicamente el tres por ciento de los encuestados opinaron que esa acción sería permisiva para las mujeres.
Cuando los resultados de la Consulta del INE a nivel nacional fueron presentados el pasado mes de abril en el Senado de la República, el Consejero Presidente, Lorenzo Córdova Vianello, informó que en el ejercicio habían participado más de cinco millones de niños, niñas y adolescentes, y planteó algunas reflexiones sobre los resultados de todo el país, que no difieren mucho de los locales.
Particularmente delicado es el hecho de que la percepción de violencia va disminuyendo conforme va aumentando la edad, lo cual significa que entre más crecen nuestros jóvenes más se acostumbran y asumen como “normales” los fenómenos de violencia. Esto implica que estamos formando ciudadanos que paulatinamente van perdiendo la capacidad de indignación.
Como se aprecia con estos datos y reflexiones, la Consulta Infantil y Juvenil no es un ejercicio lúdico, como pudiera pensarse en una primera mirada, sino una herramienta de construcción de ciudadanía, que nos brinda elementos para la prospectiva, esto es, para no quedarnos en el aquí y en el ahora, sino para analizar y prever cómo será el mundo y nuestras comunidades en el futuro cercano, y qué debemos hacer para que lo mejorable se mejore y las alarmas suenen a tiempo, y las atendamos.
Este es el principal desafío de la Cuarta Transformación: romper la inercia de la mala vida, de la injusticia, de la normalidad de la violencia, la discriminación, la desigualdad. Educación y salud para todos; infraestructura no sólo para quienes pueden viajar en avión; combate frontal a la corrupción municipal, estatal y federal.
Sí hay motivo de celebración y hay una esperanza luminosa y abierta. La amenaza del cambio deja de serlo y poco a poco, se convierte en realidad, avanza lenta pero incontenible, sin violencia. Los hechos hablan, más que los embates de los adversarios de AMLO, quienes mantienen el deseo vivo de que fracase, de que su conducta personal y la de su equipo de trabajo sea igual a la de los gobernantes anteriores, lo que pareciera sólo el deseo perverso de sus malquerientes.
Primero los pobres y no puede haber gobierno rico y pueblo pobre. Ojalá y esto se entienda en el Zócalo donde están Palacio Nacional y la Catedral Metropolitana, pero sobre todo en los estados de la República, en especial en Guerrero, una de las entidades más lastimadas, más necesitadas del cambio que ya viene.
A esa parte de la población, a los necesitados, los más importantes en cualquier familia o comunidad, es a quienes no pierde de vista la Cuarta Trasformación, según el presidente López Obrador al celebrar un año de su victoria electoral.