EL-SUR

Jueves 18 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Sismo mortal, cisma ciudadano

Arturo Martínez Núñez

Septiembre 26, 2017

Apenas unos días después del terremoto que sacudiera al istmo de Tehuantepec, un nuevo movimiento telúrico cimbró las entrañas de la patria. En este mismo espacio habíamos hablado acerca de la necesidad de ser mucho más pertinaces en temas de protección civil y prevención de desastres.
El sismo ha dejado un damnificado mortal que es el viejo sistema político bajo el cual se venía articulando el esfuerzo de los mexicanos. Al igual que en 1985, México no volverá a ser igual después de este 19 de septiembre.
Una vez más, los tres órdenes de gobierno fueron superados por la inmensa movilización y solidaridad ciudadana. No significa que los gobiernos no estén cumpliendo con su mandato, significa que cuando los problemas son colosales, la sociedad civil –ese gran gigante dormido–, despierta y toma el control de la situación. Un maestro del Colegio de México, citado por el investigador de la UAM-Xochimilco Mario Rufer, afirma que “el Estado administra un Habitus. Por eso nunca puede administrar una tragedia. Eso sólo lo puede hacer el pueblo”.
Los mexicanos han evidenciado que no necesitan ni deben de esperar a que el Estado resuelva todos los problemas. Lo hemos dicho reiteradamente, únicamente la sociedad organizada puede hacerles frente a los desafíos que rebasan cualquier capacidad gubernamental.
A lo largo de los días, ha crecido el clamor popular para que los partidos políticos empleen el dinero de la campaña electoral del 2018 en ayudar a los damnificados. Nada es más acertado.
Pero esta demanda no debe de quedar ahí solamente. Es necesario que se revise todo el Presupuesto de Egresos de la Federación para terminar de una buena vez con ese y con otro tipo de gastos innecesarios, suntuarios y onerosos. Hablo por ejemplo del gasto en medios de comunicación que de acuerdo con datos de la cuenta pública 2016 fue de 8 mil 500 millones de pesos. A este gasto federal habría que sumar el estatal, el municipal y el de diversos órganos del Estado mexicano y seguramente la cifra llegará a los 20 mil millones. Hablo del gasto en obra pública sin supervisar y de mala calidad como quedó acreditado con el socavón del Paso Exprés en Cuernavaca.
Los ejemplos son cientos. Pero aquí lo más relevante es que la gente se empodere y exija a los gobiernos que sean responsables y que rindan cuentas.
Hasta hoy parecía que las redes sociales sólo eran la forma de expresión de una generación que muchas veces fue vilipendiada y señalada como apática. Los llamados Millenials han resultado no sólo no ser apáticos, sino que están poniendo el ejemplo al coordinar y ponerse al frente de las acciones de rescate.
Las redes han demostrado que son liberadoras, que transparentan, que democratizan, que exhiben y que rebelan. Ay de aquel que se atreva a intentar esconder una despensa, a realizar un montaje mediático, a exhibir en público la ayuda que debería de ser privada porque las redes lo habrán de cazar y lo habrán de vapulear.
La onda sísmica ha golpeado severamente a la clase política dominante. Es una externalidad que cambia por completo el panorama del 2018. Aunque aún es pronto para saber el alcance real del impacto, a nueve meses de las elecciones, sin duda habrá consecuencias y cambios en el tablero político. Si ya los partidos tenían una aprobación muy baja entre la sociedad, la ira, la solidaridad, el saber que se puede tomar las calles pacíficamente y organizar a la masa, hará que veamos sorpresas el año venidero.
Los políticos no han sido capaces de escuchar a la gente. Están más preocupados en hablar que en oír. Están más preocupados lavando la ropa sucia que aclarando las obras, acciones y presupuestos. Están más preocupados en la repartición de curules que en la repartición de ayuda.
La agenda política del país ha cambiado por completo. Miguel Mancera ha anunciado ya que no dejará el gobierno de la Ciudad de México para buscar alguna aventura electoral. Lo mismo deberán de hacer Graco Ramírez, gobernador de Morelos; Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación y encargado del Sistema Nacional de Protección Civil; y Aurelio Nuño, secretario de Educación en medio de la crisis del Colegio Rebsámen que se convirtió en símbolo del dolor y del fiasco de “Frida Sofía”.
De entre los escombros comienzan a surgir las propuestas puntuales. Enrique Krauze ha planteado la creación de una Comisión de Reconstrucción con participación ciudadana mayoritaria de empresarios, académicos, intelectuales, periodistas, religiosos y jóvenes. Traes el rescate comenzará la reconstrucción no sólo de las casas y edificios colapsados, sino de un sistema político que no responde ya a las necesidades actuales. Aquellos políticos que pretendan seguir jugando con las reglas de un sistema caduco, se unirán pronto a la lista de damnificados.
México no será el mismo. De entre las ruinas y los escombros, puede surgir una nueva forma de organización social horizontal, democrática, participativa y transparente. Una nueva ciudadanía. Que así sea.

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