EL-SUR

Martes 23 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Sociedad Civil: ¿dónde estás?

Florencio Salazar

Marzo 16, 2021

Toda la idea de la sociedad civil reiteraba la observación elemental de que la sociedad existe.
John Kaene.

Guerrero necesita una vigorosa sociedad civil. Se necesita estimular la participación organizada de los ciudadanos fuera del sector público y de los partidos políticos. Se necesita que emerja de las propias personas, sin crédito partidista ni nómina gubernamental, con el fin de que la agenda de sus derechos no sea menguada en los laberintos de la burocracia ni detenida por los muros de la intolerancia.
Hemos tratado, en otras oportunidades, de explicar las características de la sociedad civil. En nuestra entidad, por abulia o interés político, se siguen confundiendo el concepto y, por lo tanto, no se comprende qué es la sociedad civil. Un solo ejemplo: una organización, club, plataforma, que dice ser ciudadana pierde tal naturaleza –o carece de ella– al apoyar a algún candidato/ta o partido. En ese caso, se trata de un grupo protopartidista, pero no es Sociedad Civil, ya que proto significa “prioridad”. La prioridad, entonces, no es la sociedad, es el candidato/ta o partido.
Con el propósito de que haya mayor claridad sobre el tema, me permito trasladar a los atentos lectores, una síntesis del dosier de la revista Letras Libres No. 266, de febrero anterior, Por qué necesitamos a la sociedad civil, integrado por artículos de John Keane y Cynthia Ramírez, así como la entrevista de Karla Sánchez a Lisa Sánchez y Edna Jaime. Desde luego, recomiendo ampliamente la lectura de este número de Letras Libres.

Por qué necesitamos a la Sociedad Civil

Aunque en Me?xico autoridades de todos los sexenios han querido minar el trabajo de las organizaciones ciudadanas que las vigilan, la actual administracio?n se ha mostrado particularmente hostil, dedicada no so?lo a obstaculizar sus labores sino a desacreditarlas como participantes indispensables de nuestra democracia.
Significado. Durante la de?cada de 1980 y 1990, la ‘sociedad civil’ representaba un potencial organizativo. En Europa Central y del Este, en los ma?rgenes del imperio sovie?tico, el sintagma era una estrofa en la poesi?a de la resistencia pra?ctica y no violenta al poder total del Estado.
La conversacio?n en torno a la sociedad civil cambio? definitivamente el pensamiento convencional sobre co?mo alcanzar la democracia.
La nueva forma de pensar el poder. El poder poli?tico no brota en u?ltimo te?rmino de los can?ones de ametralladoras, tanques o las pistolas de la polici?a secreta. El poder es omnipresente y viene de todas partes. Circula profundamente en el interior de la gente.
Sociedad civil en el neoliberalismo. La degradacio?n del concepto de sociedad civil posiblemente conveni?a a la era anti-poli?tica del neoliberalismo. Ju?rgen Habermas consideraba a la sociedad civil como un espacio de accio?n comunicativa que no pertenece al Estado ni al mercado y donde los ciudadanos crean significado juntos y se forman a si? mismos en la deliberacio?n pu?blica, como socializar mercados y proteccio?n ambiental.
Revolucio?n digital. Las comunicaciones digitales tambie?n se alimenta de la cosecha y almacenamiento, con el objetivo de anunciar y vigilar los materiales visuales, auditivos y textuales ma?s i?ntimos que producen los ciudadanos. Crece el temor de que estamos entrando en una nueva era de capitalismo de vigilancia.
La vigilancia de estilo militar erosiona el apoyo pu?blico a la polici?a y agita miedos y percepciones de que las sociedades civiles locales esta?n bajo asedio. Las comunidades de la sociedad civil empiezan a parecer zonas de guerra.
Populismo. La resistencia de la sociedad civil es evidente en Brasil, Estados Unidos, Filipinas, la Repu?blica Checa y otros pai?ses que sufren el nuevo populismo. El populismo promueve hostilidad a los “enemigos”. Extiende un lenguaje inci?vico y entabla luchas poli?ticas con aquellos que define como desviados, disidentes y protagonistas del desacuerdo y la diferencia.
Pandemia. El distanciamiento social era la realidad, pero a causa del amplio uso de los medios digitales se produjeron saltos y vi?nculos sociales, a veces de maneras inesperadas. Habi?a una mayor conciencia de la importancia del “bienestar” y mucha especulacio?n de que nos esperaban sociedades civiles ma?s robustas, menos impulsadas por la aspiracio?n a conseguir bienes o dinero.
Hay movilizaciones contra la intolerancia racial y la violencia policial, llamados para un ingreso ciudadano ba?sico; y se hablaba mucho de la necesidad de ralentizar de forma permanente la vida cotidiana, de cortar las emisiones de dio?xido de carbono y dejar que los pa?jaros siguieran cantando.
Futuro. La solidaridad civil en tiempos de estado de emergencia, poli?ticas populistas y rechazos a la violencia estatal, asi? como los esfuerzos ciudadanos para socializar mercados y proteger biomas, son algunas de las poderosas fuerzas que trabajan para garantizar que la idea y pra?ctica de una sociedad civil no muera fa?cilmente en las nieblas del pasado.
Los actos de la sociedad civil seguira?n producie?ndose: la poli?tica contempora?nea estara? salpimentada de protestas ecolo?gicas, manifestaciones en los parlamentos, sorpresas electorales y rechazos a la violencia criminal.
Solo los ciudadanos y sus representantes electos, ayudados por tribunales, agencias anticorrupcio?n y otras instituciones de control pu?blico pueden garantizar la vida de las sociedades civiles.
La supervivencia y el florecimiento de la sociedad civil es en u?ltimo te?rmino una cuestio?n poli?tica.

* Con la colaboración de Julio Rodolfo Calva Morán