EL-SUR

Lunes 13 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión

Tener el TLCAN no resuelve, perderlo afecta

Eduardo Pérez Haro

Octubre 31, 2017

Ofrenda para nuestros muertos.

Regreso la atención a la problemática del TLCAN aprovechando la reciente visita de Paul Krugman (Premio Nobel de Economía 2008 por sus contribuciones a la Nueva Teoría del Comercio y la Nueva Geografía Económica) a la UNAM.
Krugman dice que el TLCAN se sobrevendió al colocarle como motor del crecimiento económico, y el crecimiento no despuntó como sugería su estrategia de venta (discurso de gobierno), lo cual, del otro lado, significa que eliminar el Tratado opera con la misma lógica, pues no puede venderse como sinónimo de crecimiento. Lo que en esencia expresa Krugman es que el TLCAN no tiene la capacidad de asegurar el crecimiento general de ninguna de las economías inscritas en el acuerdo de libre comercio.
Cuando Krugman aborda el desempleo en Estados Unidos como un hecho que inclina a los trabajadores norteamericanos en contra de los inmigrantes mexicanos (en tanto que competidores de los puestos de trabajo) y a favor de Donald Trump como portador del compromiso de regresar el empleo al vecino del norte, sólo ve parcialmente al TLCAN como causa y, en su lugar, destaca a la tecnología y los nuevos patrones de producción y empleo, propios de la globalización donde las políticas comerciales poco tienen que ver. Y rebosa al platicar el caso de los trabajadores de las minas de carbón del oeste del estado de Virginia, donde se añora la ocupación de los mineros y sus pobladores rechazan a los inmigrantes y votan por Trump, cuando ni hay inmigrantes en esta zona ni tampoco el otrora auge carbonífero, menos aún con las usanza de mineros que han sido relevados (tanto el carbón como los mineros) por otras tecnologías de extracción energética (cita el caso del fracking y el gas esquisto) que colocan en un lugar más acotado a la minería tradicional y prescinden de este perfil de trabajadores.
El proceso de globalización y por ende el TLCAN, que, respectivamente, descansan sobre la dinámica del comercio exterior de las diversas naciones del planeta basado en nuevas capacidades tecnoproductivas, por una parte, han significado, en primer lugar, una polarización socioeconómica de las naciones y al interior de éstas, particularmente en Occidente, y en segundo lugar, una reestructuración de las hegemonías en el plano internacional. La primera, con, y por, la supremacía del sistema financiero por encima del capital productivo y del trabajo y, la segunda, con, y por, el declive occidental (EU, Unión Europea principalmente sin olvidar a Japón) frente a la emergencia de Oriente (China y la India principalmente sin olvidar a Rusia), por simplificar su expresión que sin duda es más compleja por la presencia del Medio Oriente y la diferenciación Norte-Sur, pero bueno… México hace parte con lo que le significa su cercanía y dependencia con Estados Unidos.
Jorge Castañeda, con diplomático oficio, compagina con Krugman que el TLCAN fue sobrevendido y destaca que el crecimiento del PIB per cápita de México fue de lo más bajo entre los países de América Latina (122% en Panamá; 105% en República Dominicana; 86% en Perú; 63% en Costa Rica, 53% en Colombia; 40% en Ecuador; 40% en el Salvador y 25% en México) con lo cual acopla su opinión con el Premio Nobel no ya con respecto a un bajo crecimiento general sino a un particular fenómeno de ensanchamiento de las desigualdades, pues el indicador alude un bajo proceso distributivo o lo que es lo mismo que hemos expresado en el artículo anterior en el sentido de que los beneficiarios directos del tratado sólo son para aquellos empresarios y trabajadores vinculados al circuito exterior de comercio potenciado por el TLCAN
Entonces, tenemos que con el TLCAN se incrementa el comercio en dólares, de manera que se apalanca el PIB aunque de bajo nivel y temple debido a que el resto de la economía no participa de la producción y el comercio exterior queda al margen, y por ende, concretamente, no se beneficia de su operación y dinamismo, con lo que el PIB per cápita no responde pues se promedia el PIB nacional sobre la población, trabaje o no trabaje, y eso tira el indicador, quiere decir que pocos generan el PIB y esos son los que se favorecen, los demás no (a pesar de que son la mayoría), por lo tanto, se ensancha la desigualdad.
Krugman señala que el TLCAN no tiene el peso y la significación para explicar por sí solo el cambio de los patrones de producción de la nueva era tecnológica propia de la globalización, ni siquiera en el orden de magnitud que pudiese explicar el desempleo y la caída de los salarios en Estados Unidos que al decir de Krugman es del orden de 3% a 5% por la competencia China y en menor grado por el TLCAN (no puede obviarse la industria automotriz de exportación instalada en México), pero el desempleo en México es debido a que no hay ninguna acción, política o propuesta fundada para el desarrollo de las capacidades internas de producción y comercio (nosotros lo haremos), e igualmente por la competencia no sólo de EU sino de países como China, tómese en cuenta que México se resuelve con ventaja relativa (superávit) frente a Estados Unidos (otra vez sin obviar la industria automotriz) y con un déficit frente al comercio con otros países con, o sin, tratados de libre comercio
Entonces, ¿eliminar el TLCAN corrige? ¿Acaso significa que dejar el tratado supone que se corrige la desigualdad? ¿O es condición salir del TLCAN para el desarrollo de las capacidades internas de producción? ¿Estamos convencidos ahora de sobrevender que salir del TLCAN se traduce en crecimiento económico? ¿De dónde se obtendrán las divisas recurrentes que se requieren para adquirir insumos, equipos, maquinarias y refacciones, tecnología, capacitación, encadenamientos de valor, etc. para emprender y desplegar la larga marcha del desarrollo interior? Hablemos de tres décadas.
El comercio exterior es una parte del entramado socioeconómico, no es ni por mucho la economía general. En los tiempos del mercantilismo, siglo XVI y XVII, el comercio exterior se entendió como realización de excedentes para favorecer la riqueza interna empero, en la era glob@l se asumió como el mercado por excelencia no por afición sino porque la estratificación social de los estados nacionales se subió como la espuma a la cúspide de la esfera global depositando en los estratos medios superiores y del propio capital (dueño de medios de producción y negocios) creándose un desequilibrio en los ámbitos internos de las diversas naciones con evidentes diferencias dependiendo de los términos de inserción en el nuevo orden internacional cifrado por la glob@lización. En otras palabras, porque la nueva capacidad productiva del trabajo y la digitalización de los servicios, particularmente de los servicios de comunicaciones y transportes y, muy especialmente, los servicios financieros, dieron posibilidades inéditas de circulación de una nueva generación de productos )piense en su celular para no ir muy lejos).
De alguna manera y en diferente grado todos los países fueron arrastrados por la fuerza de la globalización incluyendo al Lejano Oriente y aún el Medio Oriente a través del sector de hidrocarburos, la globalización no es sólo un plan ni una doctrina es, sobre todo, una nueva fase del desarrollo capitalista que escapa a los juicios morales con los que capellanes y adyacentes interpretan la historia, y así, se da prueba de que la conciencia sobre este desequilibrio no se enfrenta con una oposición simple al TLCAN sino con la combinación compensatoria sobre el desarrollo de las capacidades internas (de producción y comercio) que han sido disminuidas por omisión de la corruptocracia gobernante, opositores políticos de quincalla y oropel, sin desconocer la ausencia de la sociedad depauperada por consecuencia. Tener el TLCAN no resuelve, y perderlo afecta.

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