EL-SUR

Viernes 01 de Diciembre de 2023

Guerrero, México

Opinión

Tensión, mentiras, crispación y una posibilidad de desarrollo para Guerrero

Abelardo Martín M.

Febrero 22, 2022

Es ya “normal” no inmutarse frente a la violencia verbal y física, por supuesto también al ambiente de agresividad y crispación que se ha apoderado del mundo. No solamente por la amenaza latente de invasión de Rusia a Ucrania, conflicto del que los medios mexicanos informan poco o casi nada, o por las declaraciones del legislador Ted Cruz o el tono exacerbado de la confrontación política entre los partidos políticos en los congresos estatales y federales.
Vivimos tiempos en los que la sensibilidad ha construido capas y capas duras que distorsionan la vida, y en un ambiente envenenado por la polarización política y por un creciente encono en la vida pública. Diversos estudios y hasta ejercicios de análisis psico-sociológicos han revelado que la violencia imperante, en el mundo, pero en especial en México ha vuelto “normal” este ambiente a todas luces contrario al buen y bien vivir. Ha producido daños no sólo a la convivencia, sino a la economía, a la armonía y por supuesto a la gobernanza o gobernabilidad.
Quizá por ello, la breve visita del Presidente Andrés Manuel López Obrador a Chilpancingo, el pasado fin de semana, ha sido como un respiro y una vuelta al origen social de la Cuarta Transformación y al compromiso de dar bienestar a los más pobres. La gira presidencial sirvió para suscribir el convenio de instituciones del gobierno federal y el estado de Guerrero, mediante el cual se pavimentará una red de caminos rurales en la región de La Montaña.
Como ahí se hizo público, en un estado tradicionalmente marginado por la Federación, y en una región donde se concentran los niveles de pobreza, se llevará a cabo una estrategia integral de intervención para dotar de infraestructura carretera a más de cien comunidades en las que habita casi medio millón de guerrerenses, en 23 municipios de la zona.
Al convertir en carreteras pavimentadas más de 221 kilómetros de brechas y caminos de terracería, que comunican comunidades hasta ahora aisladas y alejadas, el impacto en la vida de la región será de gran trascendencia. Al acortar y facilitar los trayectos, pueden acercarse servicios de salud y educación, generarse oportunidades de empleo, promoverse el desarrollo, e incluso impulsar actividades turísticas, reactivar la economía local y desalentar la migración. Estos caminos acercan el bienestar a la población más vulnerable de Guerrero, que habita en comunidades de pueblos mixteco, tlapaneco, amuzgo, nahua y afromexicano.
A la par, el Presidente anunció que le ha pedido a la organización del Teletón que construyan un centro de rehabilitación en Tlapa, uno de los puntos del país donde más se necesita este tipo de intervención. Con esa estrategia integral es posible pensar que pueden detonarse las potencialidades de progreso en La Montaña, para superar la miseria que por décadas y siglos ha padecido la inmensa mayoría de quienes ahí habitan.
Ya el presidente garantizó que los mil millones de pesos que este año se invertirán en la red de caminos comprometida, provenientes de ahorros de los contratos de mantenimiento de las carreteras del país, se aplicarán este año y se repetirán en los dos siguientes.
Sin embargo, en medio de una andanada creciente en contra del presidente AMLO y del movimiento de la 4T, la recuperación de los objetivos y las metas de primero los pobres, el combate a la corrupción es un respiro ante la lucha por el poder en México y el descrédito del gobierno en turno. Se busca demostrar que éste, el gobierno de López Obrador, es igual a los anteriores del PRI, del PAN y del PRD, lo que tizna o mancha también a quienes, como la gobernadora Evelyn Salgado, provienen de la 4T.
Pero otras muchas urgencias subsisten en la problemática guerrerense. Una que se manifiesta de manera trágica es la inseguridad incontrolable. Sólo como un ejemplo simbólico, la víspera de la visita presidencial a Chilpancingo, ochenta puestos del Tianguis Campesino de Acapulco fueron arrasados por el fuego, causado según los indicios por manos criminales que controlan la extorsión y el cobro del “derecho de piso”.
Otros hechos delictivos tienen lugar en todas las regiones de la entidad, entre ellos, ejecuciones y desapariciones que ocurren de manera cotidiana. Y como parte de todo esto, una problemática social que se ha venido arrastrando sin solución por décadas, y más bien con indicios de agudización.
Se viven tiempos de cambio, más grave y profundo del que muchos quisieran, de ahí el pataleo o propósitos de detener, a como dé lugar, el combate a la criminalidad, la corrupción y tomar un camino que la mayoría de los ciudadanos sigue demandando y esperando ocurra.
Por momentos, ese ambiente crispado se olvida para dar lugar a eventos de talla internacional, como el Abierto de Tenis con la participación de varios de los principales jugadores profesionales del mundo y que atrae no sólo a los aficionados a este deporte sino (como se diría antes) a la crema y nata de la sociedad de la Ciudad de México proclive a convertir estas competencias en eventos “de sociedad” que se dan cita en Acapulco. Como en toda fiesta, luego de que ésta termina la cruda realidad emerge de nuevo.
Así estamos. Hay que concentrar las acciones de gobierno en las soluciones de fondo. La prudencia es aconsejable en todos los niveles de gobierno, más allá de edades o situaciones. La crispación está apoderada del ambiente que ya estaba envenenado por la violencia, la corrupción y el cansancio. Un respiro viene bien, aunque no sea para asistir al tenis, un privilegio de unos cuantos.