EL-SUR

Martes 16 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Tijuana

Arturo Martínez Núñez

Junio 11, 2019

Hay momentos en la historia de un pueblo, hitos, que pasan a la historia independientemente de que nos gusten o no. La disputa con el gobierno de Estados Unidos ocurrida la semana pasada es sin duda uno de ellos.
Acudí a Tijuana al acto llamado “De unidad en defensa de la dignidad de México y en defensa de amistad con el pueblo de los Estados Unidos”. Al interior del Grupo Parlamentario de Morena en el Congreso de Guerrero, decidimos acudir a la convocatoria del Presidente de la República. El viernes por la tarde se conoció que ambos gobiernos habían alcanzado y suscrito un acuerdo y de la pesadumbre se pasó al júbilo en lo que se percibió como una victoria política, diplomática y comercial para México.
El sábado muy temprano, abordamos el vuelo de Volaris que nos condujo a Tijuana. Es esta una ruta muy concurrida que a decir de los empleados de la aerolínea casi siempre va lleno. En poco más de tres horas, arribamos a la esquina norte de la patria. Vale la pena recordar que solamente en Baja California hay cerca de 25 mil trabajadores guerrerenses en los campos agrícolas y en California se calculan alrededor de medio millón de guerrerenses de primera o segunda generación.
El muro de agua, el punto donde se juntan y al mismo tiempo se dividen las dos naciones, es un símbolo de la lucha de millones de migrantes que todos los días cruzan o intentan cruzar la frontera en busca de un futuro mejor.
La personas no pueden ni deben de ser separadas por muros ni barreras. Por eso el desafío que enfrentó el gobierno de México en días recientes requirió de toda la habilidad y prudencia diplomática. El equipo que encabezó Marcelo Ebrard tuvo un desempeño sobresaliente. La historia sabrá dimensionar el tamaño de la hazaña.
Después de visitar ese emblemático sitio, decidimos visitar Lomas Taurinas, el lugar donde cayó asesinado Luis Donaldo Colosio Murrieta en 1994.
Cerca de las 4 de la tarde nos acercamos al cruce de las calles Benito Jua?rez y Constitución lugar donde se instaló el templete para el acto, a solo unos metros de la línea fronteriza.
El lugar ya estaba completamente lleno de ciudadanos que desbordaron las calles. Diputados y senadores, secretarios de estado y gobernadores de las distintas dependencias se tomaban fotos con los ciudadanos.
El Presidente llegó al lugar puntual y desató la habitual “locura” que ocurre cada vez que llega a un acto público. Tumultos y empujones para tomarse la foto para entregarle un documento o simplemente para abrazarlo. Marcelo Ebrard, el héroe del momento, partió plaza atrás del Presidente.
El acto fue quizás demasiado largo, demasiados oradores y poco sentido escénico. Sin embargo la gente estaba muy contenta y esperó hasta el final a que hiciera uso de la palabra el presidente de la República.
Lo?pez Obrador fijó la posición del gobierno: México no se va a doblar ante el Imperio. México es una nación soberana, fuerte y unida ante la adversidad. Gobernadores de todos los partidos, legisladores, las cámaras empresariales, líderes religiosos y representantes de los pueblos originarios, se unieron al llamado de unidad y dignidad emitido por el Presidente.
Al término de los discursos, la mayoría nos sentimos un poco más orgullosos de ser mexicanos. Se respira un ambiente de festejo en lo que aún el jueves se anunciaba como un funeral.
El presidente demostró que la política siempre triunfa por encima de las amenazas y las bravuconadas.
Poco a poco se dispersa la aglomeración, algunos asistentes corremos al aeropuerto para tomar nuestro vuelo de regreso.
México y su dignidad ni se negocian ni se venden. A la patria se le defiende con inteligencia con valor, con firmeza y con sesos no solo con gónadas.

@ArruroMN